Peón

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De pronto se escucho el blandir de una espada.

Un alfil negro iba a atacar al rey mármol, pero un caballo blanco lo detuvo y...

–¡¡Guardias!! ¡¡Encarcelen a las piezas blancas!!–

Catherine vio como Simón y sus caballeros huyeron, sabían que iba a suceder algo como eso así que la reina le contó de las puertas secretas del castillo, sabía que estaría bien.

Ahora sólo debía tranquilizar al demonio que tenía de marido...

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16 años despues
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Arthur, el príncipe azabache, una copia casi exacta en apariencia de su padre, pero de corazón bondadoso como su madre; huía del castillo al que muy pocas veces llamó hogar, su padre iba a utilizarlo para dar fin al reino blanco, gracias a su mamá se mantuvo consciente de sus acciones.

Iría con su mejor amiga, su hermana de otros padres: Beatriz, una jovencita de piel blanca pecosa, cabello oscuro recogido y ojos gris dando a negro; ella lo esperaba cerca de una parroquia abandonada, los habitantes del lugar habian intentado matar al sacerdote de aquella iglesia por "hereje" pero el adulto fue más rápido y huyó antes de siquiera lo vieran.

Arthur ya tenía todas sus cosas esenciales para huir y su madre le estaba echando una mano para que los guardias lo perdieran.

Arthur apenas vio a Beatriz le dio una seña con su mano, era hora. Bea lanzó unas bombas de humo de colores y huyeron, lograron escapar y no dejaron rastro.

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7 años después
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Una señorita de 22 años, piel blanca como la nieve, cabello rizado mármol y ojos gris claro caminaba por el bosque; quería ver su lugar favorito antes de irse del reino, al ser de la clase más baja, es decir un peón, era más propensa a maltratos de las demás clases, al menos no era del otro reino porque en ese caso la mandarían al otro mundo.

Quería irse y hacer una nueva vida en otro lugar, tal vez tener una cabaña y cosechar algo, ni ella sabia que hacer.

Escucho unas voces a lo lejos, ¿la habrán seguido hasta aquí?
Camino rumbo a las voces, por entre los arbustos alcanzó a ver dos personas con capas cafés, un color que nadie de los dos reinos llevaba.

–Bea, creo que escuché algo– dijo una voz masculina.

–No digas tonterías Art, nadie viene a esta parte del bosque– una voz femenina apareció.

"Si supie-" antes de siquiera terminar su pensamiento, una roca pequeña le dio en la cabeza.

Un 'ay' se pudo escuchar y los dos extraños se alertaron.

–¡Sal de ahí! ¡No te haremos daño!– dijo 'Art'

–A menos de que la situación amerite hacerlo– 'Bea' mencionó, ganándose un golpe en el hombro por parte de su compañero.

La joven salió de su escondite con las manos arriba –Por favor no le digan a nadie que estuve aquí, les daré mi collar si quieren, aún tiene algo de valor entre peones y torres– asustada, se acercó un poco y vio cómo las dos personas se sorprendían.

–N-no, no queremos tu collar ni nada, tampoco conocemos a nadie del reino como para contarles de ti–

–¿Cómo? ¿No le contarán a los alfiles?–

–Nop, si lo hiciéramos nos llevarían a la cárcel también– de nuevo la chica fue golpeada, pero ahora fue un codazo.

–¿Entonces también van a escapar?–

–¿Estas huyendo? Ay que coincidencia, ¿podrías ayudarnos a salir del bosque? Nos perdimos–

–Claro, pero antes debo ir por mis cosas, se supone que solo sería una visita rápida a este lado del reino y después me iría– un "ok" femenino fue escuchado y la joven peón corrió de vuelta a su casa.

Tal vez el viaje sería más entretenido con compañía.

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En otro lado
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–¿Ahora que excusa nos vas a dar jovencita? ¿Fuiste a ver los pájaros?–

–No padre, sólo quería ver el bosque–

Paulette, esto es serio, necesitamos que te cases–

–Madre, ¿no sería mejor esforzarnos y llegar a ser una torre, un alfil o hasta un caballo?–

–No hay tiempo, el dinero escasea y los pocos ahorros que teníamos tu padre los apostó y los perdió– la señora vio con molestia a su esposo.

–Ahora mismo estamos en otro tema, mi niña, mínimo acepta una cita, cuando quieras donde quieras, solo acepta una, por favor mi pequeña–

La muchacha solo los observaba, luego tomó los papeles con candidatos que su madre le había dado, de todos conocía a Oliver, se podría decir que es su amigo desde niños, sabía que su padre también lo estaba obligando a buscar pareja; pobre alma en desgracia.

–Una cita el viernes, y es todo–

–Gracias mi cielo, cuando elijas con quien, nos dices–

–Si papá, ¿me pueden dejar sola? Quiero pensarlo bien–

–Si pequeña– y sus padres salieron.

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~~En la noche~~

–Art, creo que no va a venir–

–No crees que nos haya delatado, ¿o s- –

–¡¡Corran!!– la joven albina huía lo más rápido que sus piernas podían, la estaban persiguiendo sus padres y algunos guardias de armadura blanca con gris.

Los dos hicieron caso, gracias al color de sus capas se perdían fácilmente mientras que la blanca solo por momentos, al llegar a una zona muy boscosa se escondieron entre unos arbustos altos, uno de los extraños tomó de la mano a la peón y la oculto debajo de su capa.

Ahí fue cuando lo vio.

Un joven de más de 20 años, piel morena con manchas aperladas, cabello onix y ojos tan oscuros como la noche.

Una pieza negra

Jaque MateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora