Introducción

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Desde la muerte de su ex esposa Tianlang-Jun ha llevado una vida solitaria y dolorosa, levantarse cada mañana con el vacío al otro lado de la cama donde antes tenía una de las mejores vistas cuando comenzaba su día.

Hoy se cumplirían ya 20 años desde su partida. Su rutina era muy sencilla, cada año compraría un ramo de lirios—Ella era amante de esas flores—, iría al cementerio, reemplazaría el anterior ramo de flores muertas y marchitas por el que llevaba, finalizando con una botella de vino a medio terminar mientras admiraba el caer del día hasta llegar la noche.

Todos los años eran igual y hoy no sería la excepción.

Estando frente al espejo, Tianlang-Jun batallaba con su corbata que parecía no querer colaborar con él, maldiciendo internamente a la misma, decepcionado consigo mismo por ser un inútil incluso para eso. Así que después de alrededor de quince minutos lanzó la corbata a un lado de la habitación optando por soltarse dos de los primeros botones de su camisa, dejando parte de sus clavículas a la vista. Tianlang-Jun a pesar de los años aún seguía siendo un hombre muy atractivo, agradecía a los cielos que no tuviera canas todavía, porque de ser así sería un problema bastante grande para alguien que le gusta vestir y verse tan bien como él.

Dejó salir un largo y profundo suspiro, estando ya perfectamente vestido y.. presentable—porque vaya ojeras que me lleva, parece que no ha dormido hace siglos—, tomó su cartera y antes de tomar también las llaves dudó por unos segundos. El día parecía agradable, por lo que abandonó la idea de irse en coche, saliendo de su casa rumbo a la florería que quedaba justo a tres cuadras del cementerio.

Y vaya que tomó la decisión correcta en caminar, la primavera le traía muchos recuerdos hermosos con su ex esposa. Él siendo un hombre que odiaba por sobre todo esta estación en específico, quien diría que al enamorarse se terminaría enamorando de lo que antes más detestaba.

Lastima que ahora en lugar de amar la primavera, la envidiaba.

La envidiaba y la aborrecía.

Porque cada año que ella regresaba, nuevas flores renacían, el viento soplaba más y más fuerte, brotaban nuevas hojas en los árboles, creando un aire romántico a su alrededor.

Y cuando eso pasaba, el recuerdo de que su amada ya no estaba con él es como sentir una lanza atravesando su pecho.

La primavera le sonreía como diciéndole "Heme aquí. Hice que me amaras a causa de la persona que amabas, y ahora te lo he arrebatado todo. ¿Qué se siente? ¿Que yo si pueda regresar, más ella no?"

¡Pam!

"B-buenos días, Señor. ¿En qué lo puedo ayudar?" La voz llena de terror del chico que atendía le obligó salir de su tren de pensamientos, percatandose de que estaba ya en la florería y que sin querer había golpeando la encimera con los billetes arrugados en su puño.

Observó al chico tragar saliva de los nervios y rápidamente le dedicó una sonrisa disculpándose por su anterior comportamiento. El chico se fue calmando poco a poco dejando asomar una sonrisa tímida. Compró el mismo ramo de lirios dejando la tienda tan rápido como llegó.

Tal vez esto de salir a caminar no fue la mejor idea después de todo.

Otro error añadiéndose a su lista de fracasos.

[...]

Estaban a punto de dar las cinco p.m, observó su reloj en su muñeca para confirmarlo, regresando su vista de nuevo a la tumba donde su ex esposa descansaba. Llevó la botella de vino a sus labios sintiendo como el líquido bajaba por su garganta dejando que el ardor golpeara su paladar, seguido de un gruñido junto con un suspiro cuando terminó de beber.

Una Suave Flor En El Frío Invierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora