2X01 Superescape

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Alexis y Cristiano salieron en silencio del hotel donde se hospedaba la selección mexicana. Afuera el ambiente también se encontraba muy callado. Algunas personas habían salido al terminar la inesperada tormenta, la mayoría ni siquiera sabían el origen de tan extraño fenómeno. 

- Debe ser difícil ser tú... -murmuró tímidamente el mexicano, tratando de romper la tensión- Aún así eres justo a lo que todos aspiramos ser.

- Bueno, unos quieren ser yo, otros Messi.

- Eres como esos villanos que la gente ama odiar- el portugués no pudo evitar reír estruendosamente ante tal comentario.

- Justo por eso nos ponen en contra: Lio es el chico normal, tímido pero con gran talento; a mí me ven como engreído pero igualmente talentoso. Pero en realidad tenemos más en común de lo que la gente piensa, por eso congeniamos tan bien al principio... No sé en qué momento perdí la perspectiva. 

A Cristiano le gustaba poder hablar con aquel joven jugador. Era doce años mayor y justamente le recordaba aquella etapa de la vida de un futbolista donde todo está revuelto en un coctel explosivo: los sueños, las metas, la ambición y hasta cierta inocencia. Tenía un mundo por delante y muchas ganas de comérselo de una mordida. 

Finalmente llegaron a la avenida donde se encontraba el hotel de los argentinos, los coches hacían largas filas para salir de la ciudad ante el llamado del gobierno. Decidieron apretar el paso, esperando que la selección albiceleste no se hubiera ido sin su director técnico cuando de uno de los autos bajó un vidrio, pues habían reconocido a Ronaldo.

- ¡Cris!- gritó Antonela agitando el brazo. A pesar de lo sucedido con Lionel, se le había quedado la costumbre de llamarle así.

Los jugadores se acercaron al auto donde se encontraba la amiga de Lio, con Kun de copiloto.

- ¿Qué está pasando, por qué nos están evacuando? Traté de llamar a Messi, pero la señal de los teléfonos desapareció- preguntó extrañado Sergio.

- No tenemos idea, lo único que puedo decir es que la versión oficial no es la real- respondió Alexis.

- ¿Y qué sugieren que hagamos... tú?- le cuestionó Antonela mirando de arriba a abajo a aquel chico que no conocía, provocando una risa en todos que rompió la tensión. 

- Estamos reunidos en el hotel de los mexicanos, vamos por los de Argentina porque hay que reunir fuerzas- intervino el portugués. 

- Suban, llegaremos más rápido en coche- dijo Anto mientras comenzó a maniobrar para salir de la fila de autos. 

Julián estaba arrojando todo lo que podía en la pequeña maleta deportiva que preparaba para salir a las instalaciones de la SuperFIFA, como se les había indicado en los altavoces. Algo en su sentido arácnido le decía que la situación no estaba del todo bien, pero no sabía exactamente qué. 

No sabía qué debía llevar, pero cuando sintió que terminó tomó la maletita y cruzó el pasillo para tocar la puerta de la habitación de Dibu. 

- ¿Qué pasa Juli?- preguntó extrañado el arquero cuando le dejó pasar.

- Estoy preocupado, hay algo que no me cuadra ¿Para qué concentrarnos a todas las selecciones en lugar de evacuarnos como a todos los demás?

- Tranquilo, sus motivos tendrán, no nos harían nada malo ¿O sí?- trató del calmarlo mientras miraba a la ventana que daba a la avenida. Eso le hizo percatarse del auto que, al contrario de los demás que iban hacia la salida de la ciudad, avanzaba a toda velocidad hacia el hotel. 

La pluma del estacionamiento estaba levantada y cuando entraron corriendo tampoco encontraron a nadie en el lobby, todo estaba revuelto evidenciando la prisa con la que habían salido los empleados. 

The name of the game (MessiXOchoa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora