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Mary, la mamá de Peter, era una mujer extraña para la gente de su alrededor. Incluso, podían compararla con Belle de la Bella y la Bestia hasta antes de que llegará el síndrome de Estocolmo llegará a su vida. Desde muy niña amaba los libros, la ciencia ficción, las computadoras, la tecnología y las cosas consideradas "nerd" en esa época, aunque también tenía un placer culposo por las comedias románticas. Pero también era la niña buena y perfecta del salón, tenía buenas calificaciones y participaba en todo lo que pudiera dar méritos académicos.

Razón por la cual fue admitida en el MIT ganando incluso una beca.

Pero poco después de graduarse y haber trabajado para una compañía exitosa, la mujer de veintidós años quedó embarazada de Peter.

Ben, su hermano mayor, al enterarse de tal situación quiso hablar con el padre del bebé para que se hiciera cargo, pero la mujer simplemente no quiso y dijo que trabajaría el doble para sacar su niño adelante.

Así fue que terminó viviendo junto con su hermano y cuñada siendo atendida y querida por ambos, al igual que Peter desde el primer día de su nacimiento.

El trío de adultos era tan consentidor con el pequeño que nunca necesito el amor del padre biológico, y desde la vista de Mary su pequeño Peter no necesitaba a un padre. Tenía tíos y a ella para suplir toda necesidad, así que Peter no estaría solo.

La chica, durante una época, trabajo en todo lo que encontró de medio tiempo y cuando su pequeño cumplió dos años, decidió postular a otra empresa tecnológica quedando casi de inmediato por sus logros académicos y referencias como interna.

Así que la muchacha, por las mañanas se levantaba muy temprano para alistarse ella y luego alistar a su bebé. Luego le daba el biberón y veían algún dibujo animado, mientras ella desayunaba, para luego ir a dejarlo a una guardería.

Por las tardes, May o Ben iban a buscarlo y para cuándo ella llegaba, se dedicaba a mimarlo, darle amor, besos y a jugar con el hasta que se quedará dormido.

Así fue por varios años, pero con el tiempo Peter fue creciendo y cada vez adoptaba parte de la personalidad de su madre, aunque ciertas características de su padre biológico, pero la mujer no lo tomaba en cuenta.

Cuando el niño entró a primaria, la dinámica no era muy distinta, Mary se levantaba primero, y se metía a la ducha inmediatamente, para cuando salía llamaba a Peter y lo despertaba, dependiendo del día, con un cariño y dulzura extrema o con una guerra de almohadas que provocaba que ambos se atrasaran y no pudieran ver televisión por las mañanas.

— ¡Peter vamos tarde! —gritaba la mujer.

— ¡Voy mamá!

El chico rápidamente se levantó de la mesa, dejando a medio comer su desayuno, tomó su mochila, una figura de acción de los Thundercats y se fue junto a su madre a la puerta.

Vivían en un departamento de dos habitaciones, hacia no mucho tiempo habían logrado mudarse y el par vivía en un edificio en Queens.

Peter iba hablando sobre el libro que había comenzado a leer: Percy Jackson y el ladrón del rayo, mientras que ella escuchaba atentamente al niño. La mujer lo dejó fuera de su escuela y lo besó en la frente:

— Te amo, eres mi tesoro más grande.

— Yo también te amo. —contestó el niño— ¡Que te vaya bien en la presentación!

— Dame un beso de buena suerte —exclamó la mujer mostrando su mejilla derecha.

El niño acepto sin más y beso la mejilla derecha de su madre. Para luego irse y encontrase a mitad de camino con Ned, el mejor amigo de Peter y por quién el niño había entrado a una pelea al defenderlo. Mary recordaba perfectamente como su niño había llegado con un moretón en el ojo y con el labio hinchado, pero aún así esbozaba una sonrisa.

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⏰ Última actualización: Mar 04, 2023 ⏰

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Peter [Spiderson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora