I Jp

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Soy John Peterson, pero me dicen Jp, vivo en un apartamento cerca de la Universidad Wesleyan sur, Carolina del Sur,un lugar lleno de bosques y ligeramente frío, es una ciudad muy alegre, mis amigos también viven cerca de ahí, sí, un poco irónico. Tengo quince años, estoy en el Colegio St. Daniel, unas instalaciones en Carolina del Sur, más como una cárcel que como un colegio católico. Vivo sólo con mi padre, Steven Peterson, un hombre corpulento una cabeza más alto que yo, su pelo es corto y siempre lleva una barba que forma un candado en su cara. Tenemos el mismo hoyuelo en la barbilla. Todos los domingos vamos a pescar al río Keowee. Mi madre... bueno, es un tema difícil, ella nos dejó cuando yo era bebé y a mi padre no le gusta hablar de ella, lo único que ha dicho de ella es que era diferente a todas las demás mujeres. Pero, bueno, he sobrevivido quince años sin ella.

En fin, hoy parecía ser el día más aburrido, estábamos en clases de Francés con la señorita Marie, una anciana amargada que se queja de todo en su vida y que ama molestar a sus estudiantes. Es un tanto extraña, siempre mis amigos y yo hemos pensado que es una alienígena. Estábamos estudiando en grupos cuando la voz del director Patrick se oyó por los parlantes diciendo "Por favor todos los estudiantes de noveno año presentarse al gimnasio para revisión de uniformes y presentación del nuevo profesor." "Un nuevo y molesto profesor"-dijo la señorita Marie con repugnancia.

Meghan, Lina y yo fuimos a buscar a nuestros otros amigos: Christine, Brithany y Jake. Cuando llegamos al gimnasio nos ordenaron en hileras para las revisión de uniformes, después nos fuimos a sentar. "Buenos días muchachos, porfavor respeto para el profesor Ian"- dijo el director mientras un hombre de unos treinta años subía a la tarima para hablar "Buenas, soy Ian Evergreen, su nuevo profesor de Artes Industriales." No sé porqué pero al ver al nuevo profesor sentía algo extraño, como si él fuera algo más que solo un profesor. Cuando terminó de presentarse todos empezamos a salir, cuando de repente la alarma de temblores se activó. Se desató el pánico en el gimnasio, todos corrían en diferentes direcciones gritando como locos. Lina y yo perdimos a los demás así que fuimos a buscarlos, mientras los buscábamos alguien me empujó y caí al piso, me volteé para ver quien me empujó y era la señorita Marie, fue extraño verla correr, nunca pensé que lo lograría sin quebrarse una pierna. Cuando los encontramos nos dirigimos hacia las puertas pero se cerraron de un solo, no me había percatado pero ya todos los estudiantes habían

salido. "Oh mierda!"-exclamó Lina. "Ahora que hacemos..."-dijo Christine. "Podríais venir con nosotros y hacer las cosas más fáciles"- dijo una voz familiar detrás de nosotros. Nos volvimos y estaban Marie y el director de pie con una expresión sombría en sus caras, y un tanto ridícula. "¿Qué?" - dijo Meg. La señorita Marie, ahora con unos ojos de reptil, fijó su mirada en Meg, su piel se volvió escamoza y verda oscuro, los manos se volvieron como garras, sus pies se fusionaron en una cola enorme y verde esmeralda de serpiente, y su cabello empezó a crecer en forma de pequeñas serpientes. El director ,por otra parte, se empezó a trasformar en un león de su cuello para abajo, con excepción de su cola, que ahora era la de un escorpión, solo que cien veces más grande.

Ahí estabamos, seis estudiantes frente a dos criaturas extremadamente horribles que se acercaban hacia nosotros con una expresión hambrienta y deseosa, cuando se oyó un "zoooom", una flecha plateada estaba incrustada en la cabeza de la señorita Marie-bicho-raro, en un parpadeo había una pila de un polvo dorado opaco justo donde estaba ella. El dierctor-león-escorpión se volteó y a unos metros de distancia estaba Ian con un arco con una flecha lista para disparar. "TÚ!"-exclamó el director. Ian disparó la flecha, esta vez no tuvo tanta suerte, el director la desvió con su cola, pero algo más extraño sucedió, una vid cargada de uvas rompió una de las puertas y cargó contra el director, tomó su cola y se la clavó contra el lomo. La criatura se empezó a retorcer de dolor, Ian aprovechó ese instante para dispararle una flecha justo en su pecho. Otra pila de polvo. "Vuelve al Tártaro, perra."- dijo Ian en signo de burla. "Qué rayos

está pasando aquí!"- exclamó Brith. Michael, otro estudiante, lo cual hizo las cosas aún más extrañas, entró por la puerta que rompió la vid y dijo-"Les explicaré en el camino, ahora rápido, las carrozas llegarán en cualquier mom..." - pero se vio cortado, tres carrozas jalados por caballos alados, un momento... eran pegasos! irrumpieron en la escena, en cada carruaje venía un joven con algo que parecía una armadura de bronce. Michael hizo un gesto de alivio y nos dijo-" Rápido, suban antes que nos encuetren más monstruos:" "Pero..."- dije. "!Sólo vengan y les explicaré en el camino".

Las Cadenas de La Muerte: una profecía del OlimpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora