Capítulo 1.1 POV Rin

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Toma mi mano

POV Rin

Era un día normal. Me había levantado en la mañana, había alistado a mi hijo para llevarlo al colegio, me había despedido de mi esposo y como siempre, había corrido para alcanzar el transporte. Aún estaba intentando acostumbrarme a la ausencia de Kichiro, no me había separado de él, desde su nacimiento y sinceramente, sin mi dulce hijo a mi lado, me sentía... sola.

Mi suegra, la señora Banryu, solía visitarnos muy seguido. Más de lo que podía soportar, sin embargo, nunca se lo demostraba, aun cuando detestaba que tuviera llaves de mi casa para entrar en el momento que se le diera la gana. Y ese día, no fue diferente, pues después de llegar a casa y proponerme a realizar el aseo, mi suegra, llegó de visita. Otra vez.

Realmente, no teníamos una mala relación. Amaba a su nieto, amaba a su hijo y a mí, (según sus palabras) me hacía compañía. Era buena conversadora, alegre y muy, muy optimista, así que, si, podría decir que, no teníamos una mala relación.

Algo que disfrutaba mucho, era ir por su nieto al colegio, y como mi pequeño también quería a su abuela, no me molestaba darle la potestad de recogerlo. Sabía que al salir, lo llevaría a comprar una paleta helada, así que, me dirigí a la gran fuente que se encontraba en medio de los jardines.

No puedo mentir, me sentía cansada, frustrada y molesta. A veces, los días eran tan iguales y tan repetitivos, que había momentos en los que, ya no sabía el día ni el mes en el que estaba. Pero en fin, no tenía otra opción más que aguantar y tener paciencia.

Cerré los ojos y solté un suspiro. Justo después, pasó frente a mí una amiga, la saludé cordial y después de dirigirle la misma sonrisa de todos los días, me convencí de que ese día, sería igual que todos.

Hasta que... escuché una voz. Una voz, que nunca podría olvidar.

- Rin...

Abrí los ojos de inmediato en que mi cuerpo tembló y mi pulso se aceleró. Al instante, me quedé quieta, y sin aun voltear, intenté negarme a mí misma que se trataba de él, pero... no me di el tiempo de continuar considerándolo. Pues lo admito, mi curiosidad fue más grande por lo que simplemente, me giré para comprobarlo de una vez.

Fue entonces cuando lo vi.

¡No podía creerlo! Acaso, ¿Mis ojos me engañaban? ¿Era él a quien tenía en frente? Habían pasado muchos años. Ocho para ser más específica. Ocho años desde la última vez que lo había visto, ocho años, desde haberme roto el corazón. ¿Cómo era posible? Tenía en cuenta que se había marchado para nunca volver, ¿Cómo es que estaba ahí frente a mí? ¿Era real? O será que, ¿Estaba viendo un fantasma?

Es así que, sin poder evitarlo, me dejé guiar por mis instintos y en voz alta, expresé mi sorpresa.

- ¿Sesshomaru? - pregunté, sin saber en qué momento fue que me llevé mis manos al pecho.

- ¡Hola! - respondió, y fue ahí en que, pasando saliva, agregué aún más dudas a mi desconcierto.

- ¿Eres... eres tú? ¿Realmente eres tú? - insistí con ese aire de esperanza que creía haber sepultado hace mucho tiempo.

- Si... soy yo. - afirmó y soltando aire, mi cabeza se volvió una torbellino.

De acuerdo, no era mi imaginación, era real. El Sesshomaru frente a mí, era real. - Me dije - Sin embargo, al instante de confirmarlo, no supe cómo sentirme. Mil preguntas comenzaron a atormentar mis pensamientos, mi cuerpo temblaba, mi respiración no se calmaba y mi corazón... continuaba sin saber bajo qué sentimiento esconderse.

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