Capítulo 4.1 POV Rin

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Toma mi mano.

No sé qué me pasó. Quizás, mi fuerza había terminado, mi valentía ya se había marchado, o quizás, mi desesperación ya me había superado, ya que, después de reprocharle al Sesshomaru de mi mente, por fin, después de años fui sincera conmigo misma. Nunca había dejado de amar a Sesshomaru, y Bankotsu... no era más que un completo error. No obstante, ya no podía hacer nada. Él, era mi esposo y el padre de mi hijo, ¿Cómo solucionaba eso?

Bajé la cabeza, me arrinconé en la esquina de la banca donde me había sentado y cubriéndome el rostro, desaté mi dolor. Me sentía destrozada, mi pecho me dolía y mi cuerpo temblaba. Era una mujer infeliz, acababa de descubrirlo, ¿De qué otra manera podía recibirlo? Me dolía el alma haber perdido a Sesshomaru, ¿De qué otra manera me liberaba más que con llanto?

No podía más, sabía que debía detenerme, pero no podía hacerlo. Al igual que mi vida, por más que quisiera, ya no podía cambiarla.

Entonces, dentro de mi desesperación, pronuncié su nombre, pero, quizás, fue mi deseo por verlo o mi mente que ya me estaba jugando bromas que, casi enseguida, escuché su voz. Mi llanto se detuvo, mi cuerpo se paralizó y con miedo, levanté el rostro.

¡Imposible! Me dije incrédula. Y aunque podía verlo, no podía creer que fuera él, porque, ¿Qué posibilidades había de que realmente fuera Sesshomaru, y no mí perturbada imaginación? Pero, cuando aún me encontraba analizando si era real o no, en un acto que no esperé, ese Sesshomaru que me observaba fijo, bajó su imponente presencia e hincándose ante mí, posó su mano en una de mis mejillas.

- ¿Qué fue lo que te pasó? – cuestionó viéndome con preocupación. Por mi parte, está de más decir que me sorprendió, lo suficiente que no pude responder. Lo había comprobado. Con ese acto, había comprobado que realmente se trataba de él, sin embargo, no supe que hacer, me sentía en shock. Entonces. - ¿Rin? – insistió, al mismo tiempo en que, con su otra mano, capturó todo mi rostro. Fue ahí, cuando puse todo de mi parte para poder hablar.

- Sesshomaru... - susurré al fin. - ¿Estas... aquí? – dije, aun con un aire de incredulidad pero al mismo tiempo, de alegría. Por su parte, respondió.

- Si, aquí estoy... - y tras escucharlo, un calor inundó mi cuerpo.

Cerré los ojos, solté un suspiro e intentando no ponerme a llorar, disfruté de la dulce sensación que me trasmitían sus cálidas manos. Me recargué en ellas y como si tan solo bastaran sus manos para protegerme del mundo, me aferré a su contacto.

¡Estaba ahí! Sesshomaru estaba ahí, conmigo. No sabía cómo, ni sabía por qué, pero estaba ahí, y fue suficiente, para hacerme sentir que ya no estaba perdida, que ya no estaba sola, que ahora que él estaba ahí, por fin estaba a salvo.

Lo sé, me había dejado llevar por mis sentimientos y gracias a eso, no me había percatado de lo que había hecho, hasta que, de un momento a otro, sentí cómo Sesshomaru, comenzó a acariciarme. Inmediatamente abrí los ojos, sentí sus dedos limpiar las lágrimas de mis mejillas y al levantar la vista, volví a ver en él, esa mirada. La mirada que me derretía, la mirada que siempre me llenó de amor y de paz, esa mirada que era solo mía. La mirada que solía darme, cuando éramos novios.

Si pudiera decir una de las principales razones que me hicieron enamorarme de Sesshomaru, diría que; fueron sus ojos. Amaba sus ojos, con ese color ámbar brillante y esa encantadora manera de cambiar tan rápido su expresión, solo cuando se trataba de mí. Era simplemente, mi debilidad. Y quizás, si no fuera porque volvió a tomar la palabra, estoy segura que habría perdido la cordura y no sé, tal vez, lo habría besado.

- ¿Estás mejor? - cuestionó con terneza. - ¿Ya puedes decirme que te sucedió? – Por mi parte, no pude hacer otra cosa más que, tartamudear.

Si, entendía que Sesshomaru estaba ahí y estaba intentando ayudarme pero... ¿Cómo podía responderle? ¿Cómo podía explicarle lo que estaba sucediendo? Bajé la mirada, quise hablar pero... no pude, me sentía avergonzada.

Toma Mi ManoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora