Capítulo 5

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Toma mi mano

Esa noche, o lo que quedaba de ella, no dormí. En la mañana, se suponía que debía verme con Kagura para firmar los últimos documentos de mi proyecto con ella pero, no me sentía dispuesto. Más que estar cansado físicamente, me sentía débil desde adentro. Lo que había pasado con Rin esa noche, me había superado. Era mucho para procesar, mucho para entender, mucho para aceptar. Y lo peor era que, no podía hacer nada. No podía ser su amigo, (me había percatado de eso) su falta de respuesta lo había comprobado. Ella no lo aceptaba. Por lo tanto, ¿Qué me quedaba? Simplemente, hacer lo mismo; olvidar ese encuentro con Rin (otra vez) y seguir adelante con mi vida.

Aunque, cada vez, se volvía más difícil.

Aun así, lo intenté, y después de dar un suspiro, me levanté del sofá. Me metí a la ducha, me vestí y me alisté para ir con Kagura. Tomé las llaves de mi auto y, convencido que lo de anoche sería solo un suceso más en mi vida que me esforzaría en superar, entré en él. Di vuelta a la llave dispuesto a marcharme, cuando de pronto, un extraño resplandor me distrajo.

Giré el rostro, aquel brillo provenía de lado del copiloto, así que comencé a buscar que era hasta que en el suelo, lo encontré. Abrí los ojos, no pude creerlo, se revolvió mi estómago, y como si mi corazón no estuviera lo suficientemente lastimado, me sentí sofocar. Ese agudo dolor en mi pecho ya se estaba adueñando de mis días. Contuve el aire e intentando pasar saliva, me incliné para tomarlo. Cuando regresé a mi postura, lo levanté a la altura de mis ojos y lo observé con atención. No era de buena calidad pero estaba grabado.

"Por siempre" decía el anillo de matrimonio que Rin, había olvidado en mi auto.

Al instante de leerlo, cerré los ojos, y apretando los puños, intenté controlarme. Finalmente, cuando lo logré, tomé mi celular y le llamé a Kagura. Sin darle detalles, le avisé que no podría llegar, y así, encendiendo mi auto, me dirigí a casa de la madre de Rin.

Sí, me había dolido ver su anillo en mi auto, pues era el peor recordatorio de que Rin le pertenecía a otro hombre, no obstante, pude descubrir el significado oculto de por qué lo olvidó. Si bien, esa noche, mientras Rin me platicaba su situación, no me dio señal de querer separarse de su esposo, ¿Cómo justificaba el apartarse el anillo del dedo?

Lo admito, tal vez, estaba divagando, y quizás, mi dolor y mi desesperación, me estaban haciendo crear conjeturas, pero, así como sabía que tal vez me estaba dejando llevar por mis sentimientos, también sabía que no podía equivocarme. La conocía, y aunque hubieran pasado veinte años, su esencia no podía cambiar. Por lo que, si se había quitado su anillo, era porque tenía dudas.

Quizás me estaba arriesgando demasiado, lo sé. Pero si había una mínima probabilidad de que esas dudas existieran en Rin, no las desaprovecharía. Nadie más que yo lo había provocado, y ante eso, no me rendiría. Si era necesario llamarme "amigo" de Rin, lo haría. Si existía una mínima posibilidad de luchar por ella, lo haría.

Es así que, con mi corazón lleno de esperanza, por fin, llegué a casa de su madre.

Me bajé de mi auto, me dirigí a su puerta, y sin siquiera detenerme a pensar en lo que le diría, toqué el timbre.

La puerta no tardó en abrirse y aunque debí haberlo imaginado, aun así, me sorprendí al ver que quien estaba frente a mí, era la madre de Rin.

- ¡¿Sesshomaru?! – suspiró ella, al instante y sin ocultar su sorpresa.

¡Que imbécil! - Me dije, al mismo tiempo en qué no supe que responder.

- Buenos días, señora Noto. – hablé, siendo lo primero que se vino a mi mente. Por su parte, hubo dos reacciones; la primera fue de asombro pero enseguida, cambió a la segunda, que fue una, de total desprecio.

Toma Mi ManoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora