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Era de mañana, la luz tenue del sol cruzaba las ventanas de aquella casa, y tu yacías arreglada preparando el desayuno para el de ojos color miel cómo era de costumbre, un sabroso aroma a chocolate caliente se percibía al ingresar a la cocina, al igual que tu melodiosa voz que podría decirse digna de ángeles, cualquiera que la escuchará se enamoraría completamente de ella. Pero Chisaki no era cualquiera, entró a la cocina con el mismo semblante serio y amenazante de siempre, no le daba importancia el olor o la melodía, más solo se sentó en la mesa esperando ser servido y leyó el periódico, las noticias de sus nuevas drogas ya eran primicia. En cuanto fuiste para servir el desayuno te dio un pequeño susto él verlo allí.—Buenos días. —dijiste poniendo chocolate caliente y hotcakes con frutas exóticas y miel frente a él—, buen provecho cariño. —Serviste más hotcakes en otro plato lo cual llamó su atención, tú siempre desayunabas antes de él para respetar su privacidad, además él no deseaba comer con otra gente...

— ¿Qué harás con eso, ____? —Su voz te causó un escalofrío, y su mirada fija en ti no ayudaba para nada.

— Se los llevaré a Eri... —respondiste, sin mirarlo a la cara, sinceramente él daba miedo, y aunque lo amabas... Era complicado saber su reacción ante cualquier mínimo detalle, siempre había sido frío y distante, también habías presenciado su lado totalmente retorcido y cruel...

— Sabes que Eri tiene prohibido comer cosas dulces. —Él solo te miraba de manera neutral, sin expresión alguna.

— Pero... es una niña no podemos prohibirle...

— Dije que no.

— ... Cariño déjala, es una niña pequeña, debería comer un dulce al menos una vez por semana, además le prometí darle alguna cosa dulce...

— Deja de llamarme cariño. —Se levantó de la mesa con una mueca de desagrado, dejando el periódico en esta y se dirigió hacia ti, estaba totalmente asqueado de tu manera de actuar tan gentil, tu amabilidad era demasiada, no acababa contigo solo por tu don.- No prometas cosas que no puedas cumplir.

— Pero... —antes de que terminarás la frase, volvió a interrumpirte.

— No seas estúpida y obedece.

— ¡¿Estúpida?!, tú eres el estúpido aquí, sabes!?, intentó hacer que nos llevemos bien, cómo siempre quiso tu padre y lo único que haces es despreciarme, al menos deberías tener consideración por la pobre niña, le haces cosas horrorosas y yo por idiota no se lo dije a nadie! —Soltaste totalmente cabreada.

— ... ¿Pobre niña?, ella es un peligro para la sociedad, su don acabará con el mundo entero si así lo quiere, está mejor en este lugar, además tiene todo lo que quiera no le hace falta nada. —Respondió, realmente le parecías tan patética.

— ¡¿No le hace falta nada, no tienes ni una pizca de arrepentimiento?! Maldito monstruo. Es una niña, tú también fuiste un niño pequeño alguna vez, ¡¿imaginas pasar por algo tan traumante a tan temprana edad?! —Estabas tan enfadada que no mediste tus palabras, olvidaste que te encontrabas hablando con alguien peligroso y capaz de cualquier cosa...

— ... —¿Él un niño? Ridículo. Este se notaba totalmente molestó, ¿lo llamaste monstruo?, oh, pues verías a ese monstruo. Te tomó del cabello y te arrastro consigo a aquella habitación en la que ya no te llevaba hace tiempo, los demás miembros de la Yakuza solo te miraban con pena por lo que ocurriría ¿Por qué un ángel tendría que sufrir tal cosa?.
Ya tuvo suficiente contigo, tendría que darte una lección para que no le llevaras JAMÁS la contraria, no prestó atención a tus gritos y peticiones de que te soltará, al llegar a aquel cuarto Hari llegó con una jeringa y mirándote con tristeza abrió la boca moviendo esta para pronunciar silenciosamente la palabra "Lo siento". Kai tomó la jeringa y empezó a sacarte sangre, al terminar, te lanzó al suelo, el lugar era frío y oscuro, él era consiente de tu miedo hacia la oscuridad y espacios cerrados, lo estaba haciendo a propósito.— Veremos si con esto aprendes a obedecerme. —Dijo antes de salir y cerrar la puerta de golpe.

— ¡No, Kai!, ¡Lo lamento juró que no lo volveré a hacer! ¡Kai! —Te levantaste rápidamente del suelo adolorida, aunque podrías curarte con tu particularidad no evitaba él dolor, más no pudiste impedir que cerrará la puerta y empezaste a golpearla, lagrimas se escapaban de tus ojos, todo estaba en total oscuridad apenas podías visualizar algo, tu respiración se volvía cada vez más agitada y tu voz se debilitaba al saber que él mencionado no se resignaría, dejaste de golpear la puerta y te dejaste caer al suelo poniendo tu cabeza entre tus piernas siguiendo con los sollozos.

Los demás tenían prohibido abrir aquella puerta, tampoco podrían llevarte comida o agua si Overhaul no lo permitía. El solía ir pero sólo para sacarte sangre...para algún experimento suyo como era de costumbre...

My Favorite Flower  {Tomura Shigaraki x Tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora