My prince (AmonxLart)

prólogo

"morí..."

No sabía que estaba pasando, solo recuerdo a mi hermana, esa persona que ame más que a nada en el mundo y di todo por ella.

Esa persona con la que pase toda mi vida confiando.

Me apuñaló por la espalda cuando más la necesitaba.

Justo cuando me estaba derrumbando lentamente, ella me traicionó por un hombre.

"Ese bastardo..."

Un hombre que solo la utilizaba y no la amaba.

Por más que le intente hacer entender, nunca me quiso escuchar, y cuando se arto. Me traicionó.

Ahora me encontraba en la nada, flotando, sin poder moverme o hacer nada. Solo estaba allí, existiendo.

Estaba tan tranquilo...

Hasta que empeze a escuchar gritos, eran voces de mujeres si no me equivoco.

Una decía "puje mi lady", mientras la otra decía "resista mi señora, no se tiene que rendir", no entendía nada hasta que me empece a sentir apretado y logré ver la luz.

Nunca creí que la frase "la luz al final del túnel", fuera literal.

•Narra "Lart"

Me sentía tan pegajoso he incómodo, pero también me sentía cansado, decidí abrir los ojos de apoco, hasta que escuche.

•omnisciente

—Son dos bebés, un niño y una niña mi lady—dijo una mujer desconocida.

—¿me los puedes entregar., Lady marid?—dijo una mujer rubia con ojos azules muy hermosos.

—por supuesto Lady emperatriz—cuando estaba apunto de darle al segundo bebé, se escucho una fuerte voz.

—¡Abran paso para el gobernante de nuestro imperio! ¡El emperador Trije Ryun Haverty Ates!

Después de decir tales palabras, entro un hombre de aspecto hermoso, con facciones definidas y mirada sería, pero con una sonrisa.

Efectivamente, todos en esta familia eran endemoniadamente hermosos.

Cuando el emperador hizo acto de presencia, inmediatamente, ambas parteras, se inclinaron. El emperador vio a una de ellas y dijo.

—¿me podría entregar a mi hijo, señorita marid?—cuando la mujer de cabello castaño escucho las órdenes del soberano, inmediatamente le entrego al pequeño niño que antes tenía en brazos.

Cuando el emperador vio a su pequeño y único hijo varón, no pudo evitar sonreír más de lo que ya lo hacía, con cuidado se había acercado a su esposa para entregarle al bebé, y así ella pudiese amamantar a ambos bebés.

—son hermosos, ¿No lo crees amado mío?—dijo la hermosa mujer de labios carmín mientras amamantaba a sus creaciones.

—lo son, querida.—respondió el soberano.

—¿Que nombres les pondremos, amado?—preguntó por segunda vez la hermosa mujer, con ambos niños dormidos en brazos.

—¿que te parece, Adellai y Lart Ryun Haverty Ates?—respondió, pero a la vez pregunto el hermoso hombre. 

—me encantan, cariño—hablo la hermosa mujer mirando a su amado esposo.—espero que mis niños en el futuro sean justos y valientes—dijo otra vez la mujer.

—lo serán, amada—dijo el hombre sonriendo con cariño hacia su nueva familia.