El Lado Oscuro De La Luna - Km au

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Podía sentir su pulso acelerado, había corrido aproximadamente 3 horas desde que sucedió el atentado hacia el sol. Jimin no sabe el porqué sigue corriendo pero lo que sí sabe es que si lo atrapan estará en peligro.

Dando pasos cada vez más lentos no se fija en el hecho de que hay una rama levantada y cae por aquella pequeña colina, la sorpresa más grande fue que al fijar su mirada hacia al frente pudo observar a aquel lago inmenso que en ese momento estaba manchado de sangre.

Quiso gritar pero no salía ningún sonido de su boca, incluso al ponerse de pie solo pudo realizar quejidos.

Empezó a caminar nuevamente cuando de la nada aparecieron personas que creía serían sus aliados pero grande fue la decepción y el miedo al observar como las estaciones del Sol lo empezaban a acorralar.

– Luna, es mejor que no ponga resistencia. Sabemos que su poder ha desaparecido casi en su totalidad así que no haga ningún truco sucio.

Jimin quiso gritar nuevamente pero de su boca empezó a salir sangre.
Donde estaban sus guardianes, los escoltas, su gente.

– Luna, por favor entréguese. Ya ha hecho daño, incluso nuestro señor estuvo a punto de morir por su culpa. Es momento de que ya se rinda.

Le he hecho daño al Sol, pero ni siquiera nos hemos visto.

Y cuando creía que las palabras iban a salir de su boca una estación cayó al suelo gritando

El Sol ha muerto...

🌙

Jimin despertó de aquel sueño con sus pulsaciones alteradas, su pecho subía y bajaba al igual que el sudor corría por su frente y su ropa estaba húmeda.

La sensación que le generó fue tan grande que hasta pudo ver que había llorado y la angustia aún estaba presente en él.

Era un viernes aún de madrugada, el día de la entrega de ese trabajo que sin duda le ha generado muchas emociones. Quiso volver a dormir pero la sensación de miedo y tristeza lo impidieron por lo que fue a darse una ducha y seguido de esto a elegir su vestimenta del día.
Al parecer ese día el tiempo iba muy rápido ya que se fijó en la hora y estaba a tan solo 30 minutos de que su amiga venga para irse a la universidad.

No había desayunado ya que normalmente suele hacerlo con jia, pero ese día creía que no podría ingerir ningún alimento.

Tan solo dio unos pestañeos y escucho el golpe de la puerta seguido de la voz de su amiga.

– La felicidad ya llegó a tu día, espero estés con mucha hambre porque me levanté temprano para hacer unos ricos sándwiches de pollo y salsa barbacoa que están para chuparse los dedos.

Si, ese era el motivo del porqué no desayunaba. Jia, su amiga últimamente se obsesionó con la cocina y les preparaba el desayuno a ambos, a veces era delicioso pero otras le generaba una infección.

– Salgo en un minuto.

– No hay problema, acá estaré.

Tal cual niña pequeña se la veía como balanceaba sus piernas en el pequeño columpio que había en la entrada de su casa.

La puerta se abrió y Jia fue al encuentro con su amigo pero se sorprendió bastante al ver el aspecto que tenía.

– Sé que eres hermoso aún con ojeras y todo. Pero qué te pasó, hoy hasta pálido te veo.

Soltó con preocupación y es que era evidente. Su tez estaba pálida, sus labios resecos incluso su vestimenta que había tomado tiempo elegir estaba desordenada.

– No fue una buena noche, tuve un sueño que la verdad no quiero recordarlo.

– Entiendo… pero verás que con este jugo de naranja vas a subir tus energías!! Tómalo.

Hizo caso y así emprendieron rumbo hacia la universidad. En el camino Jia le comentaba sobre algunas recetas de postres, de los chismes que había oído, incluso sobre su odio hacia una compañera de curso.

– Enserio yo no sé qué le pasa conmigo, pero si me sigue mandando indirectas va a ser testigo de mi poder. No por nada me decían castigadora de idiotas.

Eso saco una risa en Jimin y Jia sabía que había logrado su cometido.

– Jimin parece que ya te sientes mejor. Porque no me cuentas si hiciste el final feliz que te dije.

Aquellos ojos de cachorro que le dio fue un estimulante a su ánimo, él solo sonrió y en baja voz le respondió Si, lo hice.

Jia gritó de emoción y le dijo que debía enviarle la copia porque debía verificar que no había tanta tragedia.

Siguieron caminando durante unos quince minutos más cuando al dar la vuelta chocaron con un hombre de traje el cual arrojó un libro. Jimin lo ayudó recogiendo sus cosas pero al entregarlo el hombre solo lo quedó viendo y empezó a decir bienvenido Luna.

Jimin no comprendía nada pero ese encuentro fue muy extraño no solo para él sino que para Jia también. Por lo que al estar distraída observando a aquel hombre no se fijó en aquel auto que venía a gran velocidad. Jimin lo noto a tiempo y es por eso que evitando que Jia sufra algún daño la empuja y él queda en medio de todo ese desastre.

Lo último que logra distinguir es a ese hombre viéndolo y de igual forma una pequeña marca en forma de luna en el dorso de su brazo.