Capítulo II

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Después de varias sesiones ya tenía más confianza, no necesitaba que el señor Kwan me mandara a recostarme, una vez que entraba soltaba mi mochila y la dejaba caer donde fuera e iba directo a recostarme en mi lugar después de saludar.

Esa tarde, era la quinta semana y hablé más que mi tía Dina cuando se emborrachaba:

Cuando conocí a su tío en aquel almuerzo en casa de sus abuelos, Jeon Jungkook aún era el hombre más perfecto delante de mis ojos y creí que nadie lograría aterrarme tanto como aquel miembro extraño de su familia, hasta que conocí lo de lo que es capaz la magnitud de una decepción.

Estábamos en la mesa del jardín, en la casa de los abuelos de Jungkook, él había ido por una botella de champán y al parecer se había quedado charlando con sus abuelitos. Me sentía como un pajarito en medio de una pandilla de gatos caros y bien cuidados por sus dueños, parecían nobles y cordiales, pero igual daban desconfianza y generaban intimidación.

Pensaba en qué clase de almuerzo en familia era aquel si no estaban los dueños de la casa en la mesa, ni tampoco los padres del anfitrión, bueno, al menos sí estaba su hermano mayor, junto a su esposa y a un montón de primos. Estaba a punto de decir que necesitaba ir al baño cuando un hombre llegó y todos se tensaron, el ambiente de calidez fraternal de pronto se mutiló en trocitos hasta desaparecerse por completo y todo se volvió sombrío bajo el brillante sol y las blancas nubes primaverales.

Me sentí más que intimidada e inquieta desde que apareció aquella figura con traje negro y porte elegante, su cabello, de un largo que sobrepasaba el lóbulo de sus orejas, no estaba bien arreglado, aun así, se veía bien puesto y elegante, al igual que todos los de su familia, también era hermoso, mas, el semblante de su rostro, su expresión intimidante, suscitaba miedo.

En cuanto le vieron llegando todos se pararon de la mesa y empezaron a movilizarse con mal disimulo, la prima más joven de mi "novio temporal", la de en medio de tres hermanos, me sugirió que tomara mi cartera y que saliera por el estrecho lateral al patio de atrás.

Me quedé estupefacta por unos segundos, ¿se suponía que debía irme sin mi novio?

—Pero, Jungkook aún no ha vuelto —protesté en medio de mi confusión.

El hombre estaba a la mitad del camino hacia la mesa en el jardín, se acercaba más y más hacia nosotros, pero ya no quedaban muchos miembros juntos, todos se fueron regando como gallinas sueltas en una granja.

—Y esperamos por lo más sagrado de esta familia que lo haga pronto, antes de que sea demasiado tarde —me respondió Hana, una de las primas de Jungkook.

—¿Llegué tarde? —vociferó el hombre con repentino entusiasmo—. ¿Ya terminó el evento? Esto no pudo haber funcionado sin mí.

El recién llegado parecía divertido con lo que su sola presencia había causado.  La prima Hana me estampó mi cartera sobre el pecho y luego me empujó con un poco de brusquedad.

—Más vale que salgas de aquí, ahora —dijo antes de moverse hacia una dirección distinta a la de los demás.

Empecé a caminar y me percaté de que algunos tomaron el atajo que sugirió Hana así que los seguí. Cuando casi los alcancé los escuché discutir entre casi susurros.

—¿No ha llegado Jungkook? —La mujer, que no recuerdaba cómo se llamaba, se veía algo preocupada.

—Ya debe haber llegado, viste que Nora lo llamó en cuanto el payaso de Chanho apareció —le tranquilizó el hombre.

Hasta la tumba | JJK |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora