Capítulo III

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El siguiente jueves llegó tan rápido como el wifi de mi casa.

Cuando llegó mi turno pasé a la sala de consulta y el psicólogo me recibió con una sonrisa que intentaba ser convincente. Seguramente se sentía harto de escuchar los problemas que aquejaban a tantas personas y mi tema debía ser uno de los que más le aburrían. Pero llegué allí porque mamá prácticamente me obligó a recibir la ayuda de un profesional, bueno, eso fue al principio, luego descubrí que podía desahogarme con él por su ética, ya saben, modalidad confidencial doctor-paciente.

De ese modo podía sacar lo que me estaba ahogando por dentro sin el temor de quebrar el significado de esa maldita frase: "Hasta la tumba".  No podía hablar de ello con mi mamá, ella solo tenía un vistazo del borde de la torta, no tenía idea de qué iban el relleno y la masa, temía ponernos en peligro de una demanda, aunque me quedara sin nadie con quien hablar. Por ello la visita al psicólogo se estaba convirtiendo en mi religión, ya que asistía a cada sesión con la mayor de las devociones.

—Relajémonos y aprovechemos el tiempo... ¿Continuamos donde quedamos? ¿O prefieres una corrida de preguntas y respuestas?

El psicólogo extendía un caramelo hacia mí, me sonreía como si estuviera tratando con una niña. Eso a veces era incómodo.

—Bueno, usted siempre hace preguntas igual, así que solo seguiré hablando, si no le molesta.

Claro que le molestaba, no necesitaba que me lo dijera, pero yo 'preferiría dejarlo así, necesitaba seguir yendo a sus consultas, necesitaba desahogarme.

Empecé a contarle al psicólogo sobre el comportamiento de Jungkook a partir del día del almuerzo en el jardín de la casa de sus abuelos.

Desde que Jungkook tomó mi mano en el jardín de la casa de sus abuelos me llevó con él en silencio hasta subir a su auto.

—Abróchate el cinturón —fue lo único que dijo. Recorrimos la ciudad escuchando música en silencio mientras las cámaras integradas en la nave me seguían poniendo igual de nerviosas que el primer día, nunca pude acostumbrarme a ellas.

Una vez que estuvimos a solas en su apartamento, se dirigió al área donde se encontraba el control del generador de energía apagándolo en cuanto su mano lo alcanzó. Aún el sol no se ponía, estaba en uno de sus puntos más altos y sus destellos entraban por las ventanas iluminando la estancia. Yo me quedé cerca de la entrada mientras lo observaba caminando afanado de aquí para allá con el objetivo de desconectar cada una de las cámaras que el equipo había instalado.

Tras inhabilitar todas las cámaras de la sala, el comedor y la cocina, se perdió por el pasillo que conducía hacia las habitaciones. Deduje que estuvo haciendo mismo con las demás cámaras y eso me puso tan nerviosa como aliviada. Llevaba solo tres días entre filmaciones y equipos con mucha gente y era tan agobiante que me parecía que llevaba años sometida a esa tortura.

En ese tiempo había reflexionado un poco llegándome a preguntar ¿cómo es que la gente sueña con ser famosos? Veía que, por más de un momento, su vida no le pertenecía a Jungkook y lo compadecía. Se sentía desesperante que te siguieran hasta en el baño. Era realmente sofocante. Así aprendí de primera mano que ser famoso no es nada como lo idealizan, y que incluso podría compararse con un infierno de puro estrés y ansiedad. Esa debía ser la razón por la que tantas estrellas de Holliwood terminaban perdiéndose y buscando refugios equivocados en drogas y alcohol, por no mencionar que unos cuantos famosos de mi país prefirieron recurrir al suicidio.

Cuando no escuché más ruidos di por hecho que Jungkook había terminado con todas las cámaras. Lo vi salir sin camisa e inmediatamente bajé la vista. Nunca pensé que se atrevería a hacer algo así, pero con los pequeños cambios de humor que percibí en ocasiones anteriores de los últimos días, pensé que no debía sorprenderme así. Después de todo, era Jungkook, siempre se decía que era el más tímido de los siete miembros de la banda, pero que luego de que tomaba confianza no había quien lo detuviera.

Hasta la tumba | JJK |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora