"¿Con quien fue tu primer beso?" Aegon le pregunto a un perplejo Aemond que no sabia que responder
Habían pasado solo 3 meses desde que había reclamado a Vhagar, 3 meses desde que había perdido su ojo.
"¿Por qué quieres saber?"
Aegon que lo miraba d...
Lucerys había llegado a la cena de esa noche contra su voluntad. Estuvo encerrado casi todo el día con la excusa de que "se sentía un poco mareado" lo cual no era del todo falso. Desde el sueño que tuvo en el cual su tío era el protagonista, se sentía un poco extraño y cuando fue junto a Jace al patio y lo vio entrenando con esos movimientos tan limpios y agiles se sintió mareado de verdad.
Luego lo vio sonreír cuando hizo ese feroz comentario con respecto a Criston Cole, su sonrisa era la más peculiar que Lucerys alguna vez había visto, la forma en la que su boca se curvaba y sus mejillas se inflaban tan sutilmente que era casi imperceptible. Era una sonrisa distinta a las que había visto antes, esta era sincera. Le recordó al Aemond que conoció en su niñez.
Sonrió de vuelta y sintió que el mundo se paralizo.
Dio unas palmadas en el hombro de su hermano y le hizo señas para que ambos se retiran, ahora no sabia porque su pecho se sintió tan acelerado.
Cuando vio a su madre le comento su plan de ausentarse por esta vez para la cena, pero le recordó que se irían mañana y que todos debían estar presentes por ultima vez, así que tuvo que suspirar y asentir.
Al llegar a la cena, inspecciono rápidamente el lugar y vio como quedaba un puesto junto a su tía Helaena, seria perfecto porque si se sentaba allí solo vería el ojo tuerto de Aemond y este no podría mirarlo de vuelta. Camino hasta ese lado de la mesa cuando de reojo observo el asiento disponible al lado izquierdo de su tío.
Recordó la mirada que Aemond le había dado antes, recordó la sonrisa que habían compartido, recordó cuando ambos eran niños.
Y sin darse cuenta, como si su cuerpo tuviera vida propia se sentó al lado izquierdo de Aemond, justo a su lado. Reacciono cuando vio las miradas de sorpresa a su alrededor, se dio cuenta entonces de lo que había hecho, pero ya no había tiempo para arrepentirse. No le quedaba de otra, solo esperaba que su lengua no lo traicionara e hiciera algún comentario que desagradara a Aemond, lo tenía tan cerca que podría apuñarlo con algún cuchillo disponible en la mesa.
Tampoco quería encontrarse con su mirada, si volvía a verlo como lo hizo antes, si volvía a sonreírle. Lucerys volvería a sentir su pecho acelerado, lo cual le asustaba.
Luego de que su madre dio el anuncio sobre su retiro el día de mañana, Lucerys volvió a sentir ligeramente una punzada de decepción, por alguna razón quería quedarse más tiempo. Irónico porque cuando recién habían llegado quería salir corriendo.
Después de eso la cena transcurrió inusualmente tranquila, tal vez la presencia del Rey influía.
"¿Por qué no me miras?" pensó Lucerys, cuando desde hace rato noto la mirada perdida de Aemond.
Si, antes pensó que no quería encontrarse con su mirada, pero no significa que no quería que lo viera. Eran dos cosas distintas. De vez en cuando echaba un vistazo de reojo a su tío para ver si de casualidad lo estaba mirando, pero nada.
Paso el resto de la cena decepcionado.
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