τρία

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SeokJin llegó a la habitación donde los niños se hallaban, preocupado por lo que pudiese suceder esa noche, no confiaba en las moiras, no desde que Aisa cortó su cordón sin piedad, podía estar exagerando, pero, si algo había aprendido de los Dioses primeros era que estos no estaban sujetos ante ninguna ley, que hacían lo que querían y que siempre procuraban estar del lado ganador, ahora mismo, estaban por enfrentarse a el Dios primordial principal, Caos, y esa vez no podrían salir ilesos, era un poder que los sobrepasaba por completo.

Abrió la puerta de la habitación, se quedó ahí, mirando una escena que erizó su piel, Ava, su hija estaba sentada en el medio del sillón de terciopelo negro, con la cabeza de Demian y de Alexander a cada lado en su regazo, estaban durmiendo, ella acariciaba sus cabellos, era normal, los tres niños siempre fueron muy unidos, habían crecido juntos, pero, lo que le llamó la atención al punto de aterrarle era ver los ojos de su hija, completamente azules y brillantes, miraba a la nada, fijos, y sus labios se mantenían ligeramente abiertos, su cuerpo no se movía, como si hubiese parado de respirar.

Entró, siendo sumamente silencioso con sus pasos, como la brisa del invierno, sus ojos estaban fijos en su hija, se hincó frente a ella y tomó sus mejillas delicadamente, estaba fría.

—¿Ava? —su voz sonaba inestable.

Ava cerró los ojos y dejó caer la cabeza en las manos de su padre, Jin estaba temblando ligeramente, su hija tenía que comenzar a presentar sus poderes muy pronto, estos estaban emergiendo poco a poco, pero, jamás pensó sentir esa clase de poder emanando de su cuerpo.

—¿Ava? —susurró cerca de su frente—. Ava...

La niña pelinegra, con aquellos ojos verdes, iguales a los suyos, y con labios abultados levantó la cabeza, mirándolo con una sonrisa.

—Hola papi.

—¿Qué estabas haciendo?

—No lo sé—se encogió de hombros—. Tuve un sueño. Soñé con un ángel de enormes alas, ya sabes, como los de los libros de cuentos que me lees. Su cabello era muy largo y sonreía muy bonito, me dijo que se llamaba Eclipse.

—¿Qué es lo que te dijo?

—Nada—suspiró—. ¿Por qué?

SeokJin apretó la mandíbula. —No es nada, tienen que ir al otro salón, ven, vamos.

Jin despertó a los dos pequeños, quienes parecían ajenos a todo, les sonrió antes de bajarlos del sillón y acompañarlos a la otra habitación, los veía con una seriedad curiosa, ¿Qué es lo que Eclipse estaba haciendo? ¿Ocultaba algo importante? Y si era así ¿Por qué? ¿Estaban en peligro? ¿Había otro traidor entre ellos? Estaba pensando de forma paranoica, sin embargo, no quería bajar la guardia, no después de todo lo que lucharon por establecerse.

Al llegar a la otra sala, Jimin se acercó a Demian quien corrió a sus brazos, de los tres, Jimin era quien parecía más dependiente y sobreprotector con su hijo, Namjoon tomó la mano de Ava no sin antes sonreírle.

—Ven Lex—Taehyung alargó la mano para que su pequeño ojivioleta se acercara. Alexander iba con un puchero, asustado, por eso cuando Taehyung tomó su mano, se refugió detrás de su pierna.

—Bien, ellos son los que faltaban—dijo Ananké con una media sonrisa—. lo que haremos ahora será un bloqueo de protección, es lo mejor, como dijo Eclipse, su mente es demasiado débil, cualquiera puede entrar en ella.

—¿Será doloroso o peligroso? —preguntó Yoongi con la angustia marcada en su rostro.

—No, ellos estarán bien—respondió Chronos con seguridad—. Que vengan al centro.

La Profecía del Olimpo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora