Sin embargo, no relato esta historia por vanidad. Quizá estaría dispuesto a aceptar la que hay algo de orgullo o de soberbia. Pero ¿Porque esa manía de querer encontrar explicación a todos los actos de la vida? Cuando comencé este relato estaba firmemente decidido a no dar explicaciones de ninguna especie.
Tenía ganas de contar la historia de mi crímen, y se acabó: al que no le gustara, que no la leyese. Aunque no lo creo, Porque precisamente esa gente que anda detrás de las explicaciones es la más curiosa y pienso que ninguno de ellos se perderá la oportunidad de leer la historia de un crimen hasta el final.
Podría reservarme los motivos que me movieron a escribir estas páginas de confesión; pero como no tengo interés en pasar por excéntrico, diré la verdad, que de todos modos es bastante simple: pensé que podrían ser leídas por mucha gente, ya que ahora soy célebre; y aunque no me hago muchas ilusiones acerca de la humanidad en general y de los lectores de estas páginas en particular, me anima la débil esperanza de que alguna persona llegue a entenderme.
AUNQUE SEA UNA SOLA PERSONA. "¿Por que -se podrá preguntar alguien- apenas una débil esperanza si el manuscrito a de ser leídos por tantas personas?" Este es el género de preguntas que considero inútiles. Y no obstante hay que preverlas, porque la gente hace constantemente preguntas inútiles, preguntas que el análisis más superficial revela innecesarias.
Puedo hablar hasta el cansancio y a gritos delante de una asamblea de cien mil rusos: nadie me entendería. ¿Se dan cuenta de lo que quiero decir?.
Existió una persona que podría entenderme.
Pero fue, precisamente, la persona que maté.
