I

5 1 3
                                    

Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne; supongo que el proceso está en el recuerdo de todos y que no necesitan mayores explicaciones sobre mi persona.

Aunque ni al diablo Sabe qué es lo que ha de recordar la gente, ni por qué. En realidad, siempre he pensado que no hay memoria colectiva, lo que quizá sea una forma de defensa de la especie humana. La frase "todo tiempo pasado fue mejor" no indica que antes sucedieran cosas menos malas, sino que -felizmente- la gente las echa en el olvido. Desde luego, semejante frase no tiene validez universa; yo, por ejemplo me caracterizo por recordar preferentemente los hechos malos y, asi, casi podría decir que "todo tiempo pasado fue peor", si no fuera porque el presente me parece tan horrible como el pasado; recuerdo tantas calamidades, tantos rostros cínicos y crueles, tantas malas acciones, que la memoria es para mí como la temerosa luz que alumbra un sórdido museo de la vergüenza. ¡Cuántas veces he quedado aplastado durante horas En un rincón oscuro del taller, después de leer una noticia en la sección policial! Pero la verdad es que no siempre lo más vergonzoso de la raza humana aparecía allí; hasta cierto punto,los criminales son gente más limpia, más inofensiva; está afirmación no la hago porque yo mismo allá matado a un ser humano, es una honesta y profunda convicción.¿Un individuo es un pernicioso? Pues se lo líquida y se acabo. Eso es lo que yo llamo una buena acción. Piensen cuanto peor es para la sociedad que ese individuo siga destilando su veneno y que en vez de eliminarlo se quiera contrarrestar su acción recurriendo a anónimos, maledicencia y otras bajezas semejantes. En lo que ami se me refiere, debo confesar que ahora lamento no haber aprovechado mejor el tiempo de mi libertad, liquidando a 6 o 7 tipos que conozco.

Que el mundo es horrible, es una verdad que no necesita demostración. Bastaría un hecho para probarlo, en todo caso: en un campo de concentración un ex pianista se quejó de hambre y entonces lo obligaron a comerse a una rata, pero viva.

No es de eso, sin embargo, de lo que quiero hablar ahora; ya diré más adelante si hay ocasión, algo más sobre este asunto de la rata

El TunelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora