Granola no recordaba que ese planeta fuera tan frío. Cuando llegó por primera vez, y por órdenes de Elec, el viento helado era apenas soportable. Más ahora, se vio obligado a ponerse un abrigo enorme. Aún no estaba acostumbrado a este pues era tan grande e incómoda que le complicaba un poco caminar incluso. Visiblemente disgustado, avanzó sobre el suelo cubierto de nieve.
-Granola, se acerca alguien.- le avisó su amigo Oatmeal, haciendo que se detuviera.
Echó un vistazo a su alrededor, hasta divisar de quien se trataba. Entonces sintió una extraña mezcla de alegría con vergüenza. Siempre era bueno ver a Merus, pero no lo era tanto si en ese momento el ceresiano se veía como un payaso. Su incomodidad solo aumentó en respuesta.
-No esperaba verlo por aquí, señor Granola.- saludó en voz alta, mientras continuaba aproximándose, aún a unos metros de distancia.
-Y-yo... estaba buscando una planta medicinal para mi abuelo... De todos modos, me sorprende que siempre logres encontrarme. ¿A-acaso me sigues?- respondió, titiritando algunas palabras por el frío. Merus se rió enternecido.
-No, son solo coincidencias. Para que lo siga usted necesita ser un cazarrecompensas buscado en toda la galaxia... pero de suerte no lo es, ¿verdad?- sonrió, y esa imagen trajo un pequeño calor al rostro del ceresiano.
-No, pero soy alguien a quien no le gusta lo inesperado.
Merus siempre lograba llegar de imprevisto y, con ello, provocarle sentimientos desconocidos. Ciertamente, si quisiera podría estar a su lado en abrir y cerrar de ojos pero por alguna razón siempre prefería acercarse desde algún lado y dejar que Oatmeal le avisara de su llegada en su lugar. Tan... espontáneo y predecible a la vez.
Con Merus casi al frente, una ventisca helada los envolvió, haciendo que Granola se estremeciera y el agente apenas y temblara un poco. ¿Acaso él también tenía frío? ¿No se supone que los ángeles no sienten frío o algo así? Aunque Merus ya no era un ángel...
-Tú... deberías cubrirte.
-No pensé que el clima fuese tan gélido. He patrullado este planeta varias veces en el pasado pero... el clíma no era nada comparado con hoy- se encogió de hombros, comenzando a temblar un poco-. Parece que usted escogió un mal día para venir.
-Habla por ti. No debiste hacer una de tus visitas inesperadas- Merus le sonrió culpable pero divertido, haciendo molestar a Granola-. Eres un idiota.
Se quitó su característica bufanda blanca y la envolvió alrededor del cuello del agente, llegando a cubrir incluso su nariz y boca. Cuando apartó su mirada de lo que hacía, pudo encontrar rápidamente los ojos atentos de Merus que le miraban con ligera sorpresa. Tan solo eso bastó para ponerlo un poco nervioso, apartando la vista hacia cualquier otro lado y sonrojándose más que antes.
-Uh... Si tienes más frío puedo ir a mi nave y revisar si tengo un abrigo extra- balbuceó, haciendo algunos ademanes con las manos- O, bueno, sino puedes esperar entonces...
Bajó el cierre de su abrigo y tomó al agente de los hombros para girarlo, así poder abrazarlo desde atrás. Si iba a hacer algo tan vergonzoso, no iba a ir tan lejos como para tenerlo frente a frente y tal cercanía. Envolvió a Merus con su propia gabardina, la cual era lo suficientemente grande como para cubrirlo aunque sea un poco.
-¿Mejor..?
Merus pudo sentir un súbito calor recorrer su rostro, aunque permanecía tranquilo como de costumbre. En cambio, el corazón de Granola latía tan rápido que temía que el otro lo escuchara y más a tal cercanía. Cerró sus ojos con ceño fruncido para poder sobrellevar la timidez.
-Si vas a hacer esto cada que tenga frío entonces tal vez podamos tener una cita en este lugar- murmuró, experimentando una calidez en su pecho que le hacía creer que ya no necesitaba cubrirse, pero que quería hacerlo.
-Cállate antes de que me arrepienta- Merus se rió quedito en respuesta.
Tal vez no fue tan mala idea ir a ese lugar usando ese ridículo abrigo.
Aaa a a que vergüenza kajaka bueno ahí quedó el primer os espero les haya gustado chao