deseos del corazón

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Advertencia: este one shoot contiene smut/lemon breve.

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Las noches se habían vuelto su mayor disgusto desde... desde casi siempre.

Si alguna vez llegó a despertarse durante la madrugada, fue a causa del mismo sueño aterrador que provenía desde el lado más oscuro de su subconsciente. Siempre se trataba de lo mismo, siempre era él corriendo entre las ruinas, buscando un escondite, buscando los brazos de su madre, buscando quien pudiera reconfortarlo. Pero ¿dónde estaba? ¿Por qué nunca lograba alcanzarla? ¿Por qué nunca lograba huir a tiempo..? ¿Por qué nunca lograba afrontarlo?

A veces despertaba tan asustado que se enojaba consigo mismo... pero al final del día; no podía hacer más que apretar las sábanas entre sus dedos y maldecir por lo bajo.

Si tan solo fuera más fuerte... si tan solo hubiese sido más fuerte. Tal vez no se sentiría tan solo.

Llegó a un punto en el que ni siquiera quería dormir. Odiaba la puesta del sol y se odiaba a sí mismo por hacerlo.

Su abuelo, preocupado, le indicó que intentara dormirse. Incluso se ofreció a prepararle algún té que sirviese para aliviar su malestar. Eventualmente, Granola cedió a simplemente prometer que lo haría, para así no causarle más molestias a su abuelo. Él ya no estaba en edad para cargar con un niño y, por supuesto, Granola ya no era un niño.

Entró a la cama y miró la luna desde su ventana. Intentaba buscar consuelo en ella, en la tranquilidad que emanaba. Sin embargo, le fue casi imposible no recordar la presencia de la luna en ese fatídico día. Prefirió darle la espalda e intentar dormir sobre su costado.

Tras algunas horas, logró ignorar la fría sensación de ansiedad sobre su pecho lo más que pudo, y sus ojos ya somnolientos comenzaron a cerrarse lentamente.

Entonces, se encontraba ahí mismo, en su habitación solitaria y fría, recostado boca arriba. De entre la sombras, apareció una figura delicada y masculina a la vez. No lograba reconocer el rostro, los débiles rayos de la luna, que se abrían paso entre la ventana, no eran suficientes para iluminarlo. Su cuerpo se quedó inmóvil, mientras era observado por aquella figura al fondo de la habitación.

Pasados los segundos, aquel muchacho finalmente se movió; dirigiéndose hacia su cama a pasos lentos. Se detuvo a su costado, después apoyó sus manos sobre la cama y se aproximó hasta su rostro; apenas habiendo algunos centímetros de distancia entre sus labios. Ni a esa cercanía pudo divisar su rostro, pero sí podía sentir su cálida respiración contra la suya. Tragó saliva, su cuerpo se estremeció cuando sintió una mano enguantada sobre su pecho; que pronto se deslizó lenta y tortuosamente hacia abajo; acariciando sus abdominales, robándole un suspiro, para detenerse justo sobre el vientre bajo.

Gruñó con frustración, añorando por más de aquel toque. Sentía incluso la necesidad de ordenarlo, más fue totalmente sorprendido cuando unos labios cálidos repartieron besos en su mejilla; trazando un camino hacia su cuello. Una ola de calor recorrió su cuerpo con rapidez, agitando su respiración. ¿Cuánto impacto tenía aquel extraño sobre él? ¿Qué tan normal era ceder tanto y tan rápido a su influencia? Quiso acercar su mano hacia la cintura del otro. Quería tocarlo también, quería sentirlo. ¿Por qué no podía? Simplemente su mano se detuvo a escasos centímetros de su piel. Su desespero sólo crecía a causa de ello, sintiendo como los deseos de tomarlo y tumbarlo en la cama, debajo suyo, lo consumían y predominaban su mente.

Necesitaba más de aquel intruso, necesitaba su rose, su toque. Y él necesitaba entenderlo, porque parecía que solo estaba jugando, impaciéntandolo. No podía permitirlo.

Sus ojos le miraron con desespero, casi dando una orden a través de ellos. Pudo escuchar una tenue risa nasal, que lo hizo enfadar pero también lo confundió. No tener el control de la situación le molestaba más de lo que le gustaría.

Sin previo aviso, el extraño se subió a su regazo, a horcajadas, presionando sobre su creciente erección. Un nuevo suspiro frustrado se le escapó, lo cual pareció haber inspirado al otro para comenzar a acariciar nuevamente su pecho y vientre. Nuevamente quiso tocarlo, pero no podía. Era de nuevo ese algo que no le permitió ir más allá por su cuenta. ¿Se supone que solo debía quedarse quieto y obediente? Aunque lo estaba disfrutando, no quería ser solo un espectador. A consecuencia, su respiración agitada se aceleró aún más cuando un vaivén lento y tortuoso se formó sobre él, sobre su palpitante erección. Podía sentir vividamemte las manos apoyadas sobre su vientre, mientras aquellas caderas se balanceaban de adelante hacia atrás con toda la intención de provocar.

Pudo divisar cuando el otro llevó una de sus manos hacia sus propios labios, para quitarse aquel guante con ayuda de sus dientes y después lanzarlo a cualquier otra parte de su habitación. Poco después, sintió aquella mano tibia hacer contacto directo con su piel; se colocó sobre su cuello, sosteniéndolo, sin llegar a ejercer presión alguna. Todo mientras continuaba moviéndose. Casi instintivamente, Granola echó su cabeza hacia atrás; para ofrecerle más alcance, sin quitarle los ojos de encima.

Estaba sintiendo demasiada calor, tanta que se sentía sofocado. Sus ojos lujuriosos se entrecerraron, y sus labios entre abiertos dejaban salir algunos sonoros jadeos. Ansiaba llegar más lejos. Sus deseos por tocarlo habían trascendido hasta volverse necesidad: Granola necesitaba terminar lo que el intruso había comenzado con tanto esmero.

Producto de toda esa frustración, forzó sus propias manos y, sorpresivamente, pudo acariciar el rostro de aquel extraño con una, mientras que la otra sostuvo con firmeza su cadera. Pero tan pronto como las apartó; su acompañante desapareció en un parpadeo. Sus ojos se abrieron y fue cuando se dio cuenta que estaba solo otra vez.

Se sentó sobre la cama, aún sintiendo aquella calor que recorría su cuerpo y se centraba en un solo lugar. Su pecho aún subía y bajaba con dificultad, frunciendo su ceño con molestia.
Hacía tanto que no veía a ese entrometido agente en sus sueños, que se sentía casi tan perplejo como enfadado y excitado de volverlo a tener encima suyo. Al parecer, aún no logra olvidarse de él después de tantos años.

Aún recuerda cuando era un pequeño niño, cuando Merus apareció justo a tiempo para salvarlo de unos bandidos. Él parecía tan intrigado por el último ceresiano en el universo, que ir a verlo durante sus horas de descanso se había vuelto un hábito. La mayor parte de su infancia y preadolescencia giró en torno a Merus y en nada más. Deseaba su aprobación y amaba su amabilidad. Amaba de sobre manera tener a alguien que lo protegiera, que viera por él; tal y como lo había hecho su madre antes de morir. Creció con esa ilusión, con ese cariño inexplicable hacia Merus, que cuando fue lo suficientemente grande comprendió que se trataba de mucho más que sentimientos de agradecimiento y admiración. Sin embargo, cuando fue aún más grande, también entendió que Merus no era lo que él creía que era. Si él era un agente de élite, ¿dónde estuvo cuando más lo necesitaba? ¿Dónde estuvo cuando lo perdió todo? Si era un tipo tan genial, ¿por qué no lo salvó a él y a todos los demás?

En su desesperación por buscar culpables, fue a los 16 años que le dió toda la razón a Elec, y terminó por apartarse por completo de Merus, obligándose a sí mismo a olvidarlo y con él; olvidar la promesa que le hizo.

Pero al parecer ni con todo ese resentimiento y desilusión que sentía, logró sacarlo de su mente y corazón. Por las noches, aún deseaba su calor y sus caricias confortantes. Aún lo amaba, aún quería cumplir con la promesa que le hizo a los 12 años. Quería ver la puesta de sol con él y no odiarla. Quería regalarle girasoles, ir a la playa y buscarle caracoles, tal y como solía hacer.

Era frustrante que, después de tantos años sin verlo, aún fuera Merus el único que lograra disipar sus pesadillas al dormir. Y era aún más frustrante que si en algún momento cumplió su promesa de volverse su novio, únicamente fue en sueños.

***

Ésta trama la pensé para una historia que
Cubriera al menos 10 capítulos. Aunque aquí intenté agregar un pequeño fragmento, posiblemente la escriba completa en un futuro.  Espero les guste.

cortos‼️merunola  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora