prologo

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Era de noche en la ciudad de nueva York, la mayoría de la gente durmiendo pacíficamente en todos los lugares, todos excepto un chico pero no cualquier chico, era una tortuga con  hermosos  ojos azules brillantes en una estación de metro abandonada.

Toda su familia estaba durmiendo excepto el, estaba acostado boca arriba mirando el techo con una expresión de estrés.
No podía dormir, simplemente no podía por más que lo intentaba ni tampoco hacer otras cosas sin que su familia se despertara.
Se levantó lentamente y salió de su cuarto tratando de no hacer ruido, paso por la sala y se detuvo justo en frente de los torniquetes que llevaban a las alcantarillas. Se quedó pensando si salía o no indeciso, todavía no tenían permitido salir porque era peligroso pero estaba ansioso, así que saltó los torniquetes y camino por el túnel.

Cuando llegó a la primera tapa de alcantarilla dudo por un segundo si hacerlo o no, eran  mas de las 3 de la mañana  y su padre no se despertaría hasta las 5 a tomar el té.
Cerrando los ojos y tomando una respiración profunda abrió la tapa y salió.

Lo primero que vio fue un callejón abandonado, sorprendido pero a la vez cauteloso camino hasta la carretera y vio la ciudad en la que habitaba, era hermosa no había duda así que tuvo una idea para que nadie lo viera, no había nadie pero más vale prevenir que lamentar.

Ya en una azotea de un edificio de apartamentos  se recargo en la orilla y respiro más profundo el aire de la ciudad contemplandola, todo estaba bien no sabía porque su padre advertía que el mundo de la superficie era muy peligroso si no había nada de peligro.

Veinte minutos después decidio que  ya había estado mucho tiempo afuera, apenas iba a bajar cuando se detuvo alarmado, se sintió observado, volteo a todos lados pero no había  nada. Dio un suspiro de alivio y se volteo para irse pero terminó estampandose con algo o alguien al parecer, cayó al suelo con un quejido de dolor y levanto la mirada y lo que vio lo paralizó.

Era un hombre con capucha y sombrero, pálido dándole una sonrisa "amable" llena de colmillos pero lo que lo asustó más fueron sus ojos carmin ardiendo en una sed  de sangre.

El chico retrocedió lentamente arastrandoce mientras que el hombre solo sonrió más.

"Que hace aquí una criatura tan hermosa como tu pequeño? " pregunto acercándose al chico.

"Nada señor, de hecho ya me iba así que no lo molestare" se las arregló para que su voz no temblará, levantándose y siguió retrocediendo hasta que topo con una pared del otro edificio mientras que el hombre/cosa se acercaba.
Estaba acorralado y los dos lo sabían.

"Ya te vas? Pero si nos acabamos de conocer y no me has dicho tu nombre pequeño" dijo estirando su mano al chico.

"Mi familia esta preocupada ya debo irme, lo siento" dándole una sonrisa incómoda se fue alejando del otro lado.

Cuando se dio la vuelta se topó con el pecho del hombre quien le agarro de la cintura para que no escapara.

"Pero Leonardo, no te quedaras a cenar? " pregunto con burla.

El nombrado abrió mucho los ojos y se paralizó, este hombre sabia su nombre y era alarmante por no decir aterrador.

El hombre lo vio y se río bajo lo que envió escalofríos a la calumna vertebral de leo.

"No te irás a ninguna parte, nos vamos a divertir mucho pequeño " dijo con laciva mientras undio su cara en el cuello del chico aspirandolo y dándole una lámina lenta y perezosa el su vena carótida causando que leo se estremeciera y un suspiro saliera.

Quería apartarlo, enserio quería hacerlo pero su cuerpo no le respondía  y por más que lo intentara no podía, estaba  a merced del tipo y se sintió impotente al no poder hacer nada.

El hombre estaba dejando besos y lamidas en el cuello del chico, todo iba bien  ( si por bien se refería a que estaba siendo abusado en contra de su voluntad sin poder hacer nada, pues si, todo bien) hasta que derrepente el tipo lo mordió, sus colmillos perforando la piel dulce y suave del niño.

Leo grito de dolor, un dolor que nunca había sentido, fue horrible sentía que iba a morir (y así iba a ser pero..) quería que se detuviera pero no podía, este mounstro lo estaba drenando y no parecía que se detendría pronto y no podía hacer nada.

Lo que pareció una eternidad para el chico, ya estaba mareado y los puntos negros perforaban su visión, también su respiración era muy lenta, su corazón casi no latía.
El hombre se retiró y miro al chico moribundo, estaba indeciso si matarlo o no.
Una sonrisa malvada creció por su boca afilada, había tomado su decisión ( que rápido :v) dejó que el caparazón del chico se recargara en su pecho, se mordió su muñeca y la puso en la boca semiabierta del niño. Este chico iba a ser un vampiro muy poderoso y peligroso de eso era seguro.

Este peleó con la poca o nada fuerza que le quedaba pero no fue capaz y terminó aceptando.

En su estado semi inconsciente leo probó lo que sea que le estaban dando, al principio sabia horrible era algo amargo y fuerte no lo quería , iba a retirar su boca cuando fue abrumado por otro sabor, uno delicioso no como el otro, este fue dulce, muy dulce tanto que quería más así que chupo con ansía casi desesperado para obtener más de ese rico manjar.

Tan ensimismado estaba en su tarea que no sintió que el hombre le acariciaba la cabeza susurrandole que tomará lo que necesitaba.
De repente un dolor insoportable lo abrumo, fue peor que la mordida tanto que soltó la mano para acurrucarse sobre si mismo.

Cuando estaba apuntó de desmallarse escucho al hombre reírse y desearle suerte antes de irse, leo no tuvo tiempo de comprender muy bien lo que dijo concentrándose en el dolor, lo último que pensó fue que su vida cambiaría para siempre, no sabía si para bien o para mal, de todas formas no tenía tiempo para pensar eso ya que la obscuridad cubrió su visión y no supo nada más.

Estaba jodido.

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                                    Continuará
   

Bien ese fue el prólogo.
Espero y les haya gustado.

Teenage Mutant Ninja Turtles  (Continuando y en Revision) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora