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El frío ya entraba por la ventana. Se quejó internamente por el aire gélido que rozaba contra su piel.

La brisa no paró y no tuvo más remedio que levantarse con queja y cerrar la ventana.

Se frotó los ojos intentando despertarse un poco más. No se preguntó ni el día ni la hora que era. Ni siquiera el por qué estaba en su habitación.

Su barriga rugía con fuerza, ¿desde cuándo no comía? Ni se acordaba.

Se dejó caer en su cama. Su cuerpo no respondía y le dolía cuando hacía algún leve movimiento.

Sin embargo, un ruido le despertó en cuestión de segundos. La puerta de su habitación se abrió rápidamente, golpeando contra la pared. ¿Por qué ese énfasis de abrirla?

—¡Aether!, ¿Todavía no te has vestido?

—¿Qué hora es acaso?

—Son las 5 de la tarde.

Abrió sus ojos de par en par. Mierda, se iba a perder el campeonato más importante de su vida.

Corrió hacia el baño y se metió de lleno. Aether se vistió rápidamente con su traje, agarró los patines y fue directo a la cocina. Lo primero que encontró fue un bollo que se metió entero en la boca.

—¡Vamos, rápido Ther!, ¡Toma la mochila!

Agradeció de tener a su hermana.

—¡Pfacias! (Gracias) —habló con la boca llena.

La rubia contempló a su hermano. El traje le quedaba perfecto. Se sintió orgullosa de su trabajo. Observó su pelo mojado.

—Te vas a resfriar.

—¡Da igual! Vamos, vamos—con resentimiento no hizo mucho caso a sus cabellos húmedos.

Se subieron en el coche a la velocidad de la luz y pusieron rumbo a la pista de patinaje.

Él miraba hacia la ventana, observando a la gente que pasaba caminando por las calles, envidiándolas

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Él miraba hacia la ventana, observando a la gente que pasaba caminando por las calles, envidiándolas. Tenía muy poco tiempo libre ya sea por los entrenamientos o por ser streamer. Todo era muy agobiante, ¿estaba haciendo lo correcto? Suspiró lentamente. Al menos hoy era uno de los pocos días que podía tener un rato libre, aunque no del todo, había quedado con su entrenadora para ver a los patinadores novatos que iban a pasar a un nuevo campeonato que iba a celebrarse dentro de unos pocos meses.

Estudiar las habilidades de sus oponentes le daba ventaja y podría considerarse su truco especial.

Sinceramente el de cabellos oscuros no tenía ganas, de hecho gracias a un tweet del propio Venti sabría que iba a estar en la ciudad que se hospedaba durante varios días y quería verlo de lejos en el aeropuerto, pero sabía que ni siquiera Venti lo podría reconocer. Podría mover un par de hilos y a lo mejor incluso tomar cinco preciados minutos de su tiempo. Tenía esperanzas, sin embargo era muy poco probable.

Hasta la cima 𖤐 𓈒࣪  ᭡ ˖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora