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Después del encuentro entre ellos dos, el tiempo pasaba rápidamente mientras Xiao y Aether continuaban viéndose con regularidad

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Después del encuentro entre ellos dos, el tiempo pasaba rápidamente mientras Xiao y Aether continuaban viéndose con regularidad. La pista de hielo se convirtió en su lugar especial, donde compartían risas y conversaciones profundas. Aether se abría cada vez más a Xiao, revelando detalles sobre su vida y sus sueños, y Xiao, a pesar de su naturaleza reservada, comenzó a confiar en el otro de una manera que nunca había imaginado.

Pero el rubio encontraba cada vez más difícil ocultar su creciente atracción hacia él. No solo admiraba su destreza en la pista de hielo, sino que también se sentía atraído por su misteriosa y cautivadora personalidad. Cada vez que lo tocaba para corregir una posición o compartían una risa juntos, su corazón latía con fuerza, y no podía evitar la sonrisa risueña que se formaba en su rostro.

A medida que pasaban más tiempo juntos, Aether comenzó a notar los pequeños detalles que hacían que el más bajo fuera especial para él. La forma en que su cabello oscuro se movía ligeramente con el viento, la seriedad en sus ojos cuando se enfocaba en algo que le apasionaba, la forma en que su risa resonaba en el aire. Cada uno de estos detalles se sumaba al amor que sentía por el patinador.

La verdad es que el de cabello negro también era una pequeña distracción de sus problemas en casa. Lumine casi no le dirigía la palabra y cuando intentó preguntarle qué le pasaba solo respondió con un, "Estoy bien", para luego encerrarse en su habitación y dejar a Aether en un mar de dudas.

Hasta que un día, Lumine le habló más de cuatro palabras que en sí, era un logro.

—Hoy saldré con mis amigas, no me esperes despierto.

Y cerró la puerta dando un pequeño portazo.

Aether se dejó caer exhausto sobre el mullido sofá de su apartamento. Con el campeonato regional de patinaje sobre hielo a solo una semana de distancia, sentía la presión aumentar con cada latido de su corazón. El reloj marcaba las últimas horas de la tarde, pero para él, la jornada apenas comenzaba.

Sabía que tenía que esforzarse más, entrenar más duro. Su mente estaba inmersa en la rutina intensiva que se avecinaba: largas horas en la pista de hielo, repitiendo piruetas y movimientos con precisión milimétrica. La competencia era feroz y él quería estar en su mejor forma.

La semana anterior había sido agotadora, pero necesitaba superarse a sí mismo. El deseo de brillar en la competición impulsaba su determinación. Se levantó del sofá con decisión, dejando escapar un suspiro mientras se dirigía a la cocina en busca de algo de energía rápida antes de volver a entrenar.

Cogió una manzana de la nevera y la devoró rápidamente, aprovechando cualquier momento para reponer fuerzas. Mientras masticaba, repasaba mentalmente su rutina de entrenamiento para esa noche. Saltos, piruetas, equilibrio... Todo debía ser perfecto.

Regresó al salón, mirando con determinación su equipo de patinaje. Los patines descansaban en una esquina, ansiosos por ser usados, mientras que su bolso deportivo estaba listo para acompañarlo a la pista una vez más.

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⏰ Última actualización: Dec 10, 2023 ⏰

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