7. Por ser Mujer.

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Para Salma los siguientes días fueron estresantes como el infierno, puesto ahora no solo lidiaba con la mala actitud de su padre, sino también con la de su hermano mayor; como si eso no fuese suficiente en la escuela todos se le quedaban viendo a causa de su amiga y su notable panza. Quedemos claros, Salma nunca dejó a Juliet por su cuenta, puesto sabía lo asustada que estaba y como le dolía el cuerpo, más sin embargo sentía una carga muy pesada y como poco a poco era cada vez más invisible en su casa y el como deseaba serlo de verdad, Salma a veces solo quería poder dormir sin estar preocupada por lo que dijeran de ella, por lo que sus padres opinaran o simplemente poder dormir como antes, antes de tener que cuidar de su amiga por las noches, a veces deseaba poder dormir como antes, cuando era una niña.

¿Curioso, verdad?

Como el trato empieza a cambiar a partir de que empiezas a crecer, o a decir verdad, desde como dejas de estar pequeño a empezar a desarrollarte como persona, empezar a tener una propia mentalidad, una manera de hacer las cosas, es como si, desde que empiezas a crecer, ya no eres la princesa de la casa o como en algunos casos, dejas de ser el niño de mamá teniendo que asumir otras responsabilidades y roles en la casa.

Roles en casa.

Aunque en el peor de los casos, siendo el rol de la mujer el que más se ve resaltado se una forma terrible debido a la versión tan machista y arcaica en la que se tiene vista, en el mayor de los casos.
Que si tiene que realizar las labores domésticas, que si debe cocinar, o en el peor de los casos, llegando a medir su personalidad apuntando que sí o no hacer; cuando esos son principios básicos para empezar a ser autosuficiente en la sociedad, suele ser encapsulado en una sola categoría, a un género en específico.
Limpiar, lavar, cocinar y no decir mucho parece ser lo primordial para ser mujer, la feminidad e incluso los colores se le asemejan demasiado.
Es un fastidio.

La situación de Salma no está muy lejos de ello, sumando el rol de su hermano como "el nuevo hombre de la casa" podemos situarnos en una situación injusta donde a uno se le beneficia más que al otro, y no, que haya pasado tiempo no quiere decir que una buena porcentaje de personas siga viviendo esta realidad.

Le entristecía el ver como los padres de Juliet cambiaban su trato a ella, por lo general solían ser muy amorosos con ella y sus demás hermanos, cosa que a veces sin querer le hacía sentir celosa, dado a que en algún momento ella quiso que su familia fuera así, que trataran a todos por igual y realmente le lastimaba que por más que tratara de hacerles entender como se sentía le cortaran la conversación cambiando de tema o fingieran que ella no estuviera hablando del tema.
A veces sentía que no tenía voz suficiente como para expresarse y como algo cortaba las ganas de hablar con ellos, la parte que más le dolía era su abuela, sus palabras dolían más que las de cualquiera, porque sentía que ya no era la niña que todos querían, aunque no fue una infancia muy mimada, le prestaban más atención que ahora.

Era molesto y le daba impotencia.
Era como si un monstruo horrible hubiera aparecido y se hubiera llevado a su pequeña princesa para nunca más volver.

-"Maldita sea, sigo siendo su hija, ¿Qué hice para que me tratarán tan diferente?.... ¿Crecer?.."-

Era lo que se preguntaba aquella chica la cual solo se abrazaba así misma en su cuarto.
Hace no mucho vió el peor lado de su hermano al dejar que los padres de Juliet la trataran de la muerda y se la hubieran llevado de tal manera.
Tiraron de su cabello, le gritaron, la cachetearon...la juzgaron tanto que la pobre chica lloró rogando que no se la llevarán porque sabía que se pondrían peor en casa sin nadie que la ayudara; Salma pese a todo la defendió pero, ¿Saben que ganó? Que le agarraran el brazo de forma brusca por ser una malcriada y que no se metiera en donde no le importa, mientras que su hermano mayor le había hablado a sus suegros con vocabulario de camionero, tuvo la peor disciplina posible y no movió ningún dedo por su novia y lo único que obtuvo fue un "pequeño espacio" para que se calmara.
Miguelito estaba en su cuarto sin querer que su hermano volviera arropado de pies a cabeza mientras estaba abrazando a su peluche de perrito, le fascinaban los perritos, especialmente los peluditos.

Para ese momento alguien entró y acarició con cuidado la cabeza del menor por encima de la sábana.

-..Vamos, sé que no quieres dormir acá.-
Dijo Salma en un tono cálido mientras su hermanito se destapaba la cabeza y al verla sin pensarlo tomó su cobija, almohada y peluche para seguirla, si ambos tenían algo en común era que a veces solo querían desaparecer de aquella casa sin más para vivir una vida más tranquila.
Salma era su lugar seguro, su cuarto le daba calma.
La negligencia de sus padres era mucha, tuvo su primer celular. Amuy corta edad porque no lo podían cuidar, recordaba como Jorge siempre salía con sus amigos y solo tenía a Salma y sus muñecas para jugar, muchos se burlarían pero Miguelito era feliz de pasarla con ella porque lo hacía feliz.
Salma era la mejor hermana del mundo, probablemente una chica que absorbió responsabilidades a muy corta edad pero sabía que ella nunca sería como sus padres, ella nunca se desquitaría con él.

Lo que la hacía sentir feliz es que no sufría sola, tenía a su hermano y a una chica increíble que nunca la juzgaría, si supiera que la entiende más de lo que ella cree se sentiría triste por ella, porque así es Salma.
Siempre poniendo a los demás sobre ella.

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