Capítulo 3

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Habían pasado ya dos semanas desde que hablé con William en persona, aunque cinco días después de eso me escribió para decirme que la charla que tuvo con su padre no había salido de la mejor manera. Intenté ayudarle un poco, proponiendo cosas que podría hacer para tratar que su padre lo comprendiese un poco, pero simplemente me dijo que no me preocupase más por el tema, que ya lo había ayudado bastante. Desde entonces no hemos vuelto a hablar.

Mentiría si dijese que no me preocupa, no soy su amiga, solo una compañera de clase con la que apenas ha pasado una tarde, pero sus problemas no son para ignorar. Entiendo lo que es hacer algo que no te gusta simplemente porque así debería de ser, porque así se pensó para tí y tu futuro. Si todos nos convertimos en adultos desmotivados, ¿qué nos queda en este mundo?. Aún así, respeté su decisión y he seguido con mi vida como siempre. Bueno, hasta hoy, lunes 6 de abril, un día que inevitablemente cambió mi vida por completo. 

Unas horas antes, a primera hora del instituto

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Unas horas antes, a primera hora del instituto...

¿A qué clase de demonio se le ocurre poner biología un lunes a primera hora? La asignatura me gusta, pero a mis neuronas les cuesta espabilar a las 8 de la mañana, aunque no solo a mí, sino a más de la mitad del instituto. Esto debería ser considerado maltrato infantil. Ni el profesor de biología debería plantearse dar clase, es más, él tampoco quiere estar aquí, seguro tendrá cara de amargado como siempre-

- ¡Lauren! - una voz a lo lejos del pasillo me sacó de mis pensamientos mañaneros. Al girarme y buscar entre la multitud pude distinguir a William intentando pasar mientras saludaba a (sin exagerar), cada persona que se le pasaba por delante. La vida de alguien popular, supongo.

Me moví para no ser un estorbo quedandome parada en medio del pasillo mientras esperaba a William, quien en poco más de un minuto llegó hasta donde estaba.

- Lo siento, al parecer muchas personas tienen la energía para mantener una conversación decente a las 8 de la mañana.- dijo mientras se paraba al frente de mí.

- Ya, no sé cómo lo hacen. Deberías sentirte afortunado de estar hablando conmigo ahora mismo, hasta las 10 de la mañana yo no soy persona.-

Mi comentario causó que se riese un poco, cosa que me contagió. Estaba bastante bien empezar así el día.

(Spoiler: Se olvidó de la clase que tiene a primera, estas palabras no durarán mucho en su pensamiento)

Se quedó mirándome a los ojos con una sonrisa después de reírse, pero pude descifrar un atisbo de duda en los suyos, hasta que carraspeó levemente y cortó el contacto visual.

- Bueno, no te quiero molestar mucho a primera hora así que me gustaría proponerte algo.- dijo, parecía un poco nervioso o ansioso, la verdad que no pude entenderlo muy bien, de todas formas, asentí para que continuase - La verdad es que nunca he tenido el coraje de preguntarte pero ya que me has ayudado creo que es lo menos que podría hacer. El caso es que me gustaría presentarte a mis amigos y, si te sientes cómoda, que te unas al grupo.- terminó con una sonrisa mientras me miraba fijamente con esos ojos tan azules.

Lauren.exe has stopped working.

Su propuesta me pilló por sorpresa, probablemente se notó en mi cara más de lo que me gustaría. No es que no quiera, prácticamente siempre he estado sola en el instituto pero no es algo que me haya molestado en lo absoluto, aunque hacer amigos tampoco estaría tan mal, ¿no?. 

Aunque pensándolo, quizás haya una razón por la que los demás se alejan de mí y yo no me he dado cuenta, de ser así, ¿vale la pena correr el riesgo e intentarlo? No quiero encariñarme y luego no saber dejarlo ir.

Sobre todo no quiero que sea por mi culpa.

William notó mi debate interno y se apresuró a hablar.

- Tranquila, claramente es decisión tuya y solo tuya. Solo es por si te apetece, no te sientas obligada. Siempre vamos al aula de arte en los recreos, quizás un día el destino te guiará hasta allí y nos encuentres.- dijo, guiñando un ojo al final.

- Gracias William, me lo pensaré.- lo miré con una pequeña sonrisa - Ahora tengo que ir a clase o el profesor me matará.- mentí un poco, por cinco minutos no me pasaría nada.

Nos despedimos y cada uno fue a su respectiva clase. Decir que las tres horas siguientes fueron productivas sería mentira, no pude parar de pensar en todos los casos posibles que su amabilidad podría desencadenar. Pocos de ellos salían bien.

No recuerdo bien cuándo fue que me empecé a quedar sola, solo pasó y yo dejé que pasase. Tener la oportunidad de acercarme a personas que probablemente me alegren los días quizás es más de lo que alguien como yo puede merecerse.

¿Cómo una pregunta tan inocente y amable puede hacer que sienta un conflicto interno tan grande?

¿Cómo una pregunta tan inocente y amable puede hacer que sienta un conflicto interno tan grande?

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