Capitulo 3🖤

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▪️Buenas noches cariño.

▪️Hija te amo.

▪️ Siempre voy a cuidar de ti.

▪️ Tranquila cariño, solo fue un mal sueño.

▪️Tu eres lo más valioso en mi vida.

▪️Ten cuidado amor!

▪️HIJA YA ESTOY EN CASA!

▪️ Eres tan hermosa, me recuerdas tanto a tu madre.













Cada vez que visitaba la tumba de su amado padre, la asaltaban recuerdos con él. En tan solo dos años su vida había cambiado tanto...

Una joven chica, de unos diecisiete años salia del cementerio de la villa. Su amado padre había fallecido dos primaveras atrás, dejándola al cuidado, o mejor dicho... Al servicio, de su malvada madrastra. Karin, se había vuelto a casar unos meses después de la muerte de Sasuke, vivía con su nuevo marido, en la casa que una vez fue del pelinegro, y la pequeña Sakura, era la sirvienta de ambos.

Karin siempre envidio a la chica, por su belleza, por su cabello, su tono de piel, su delicadeza tan femenina, su risa coqueta pero inocente que siempre atraía la atención de todos, su don natural para hacer amigos, su inteligencia y perspicacia heredada de su padre, su determinación y su bondad. La pelirroja en realidad envidiaba todo de Sakura. Hace tiempo desquitaba su frustración con la chica, golpeándola, pero ahora con tenerla de criada, le bastaba...

Karin era muy orgullosa, porque su nuevo esposo era sumamente rico. Se la daba de gran señora y no quería tener tratos con ninguna otra mujer en la villa. Iba todos los días al baile, al teatro o de paseo, y se burlaba de Sakura constantemente.

Sakura se levantaba todos los días a las cuatro de la madrugada, y se apresuraba a limpiar la casa a fondo, y a preparar la comida de Karin y su esposo. Al principio la pasó muy mal, porque no estaba habituada a trabajar como una criada, pero transcurridos los primeros meses, se fortaleció y el ejercicio le dió una salud perfecta. Cuando había terminado el trabajo en el hogar, tomaba el libro favorito de su padre y salía de la casa, la cual hace mucho había dejado de ser su hogar.

Iba al lugar en donde la villa colindaba con la nada... Se quedó parada justo en ese lugar... Un paso más, y estaría en el desierto. Observó el panorama un segundo, y regresó sobre sus pisadas, unos cincuenta pasos hasta encontrarse con una colina, la cual subió. Sobre esta colina se podía apreciar a la villa entera, por largas horas solo se dedicaba a ver, los miles de kilómetros y más kilómetros de arena.

Nunca fue un cuento... Todo es real...

Fueron las últimas palabras de su padre. Eso explicaba todo, Cómo esa villa era capaz de mantenerse en pie, es decir, era imposible que siendo el mundo entero un completo desierto, en esta villa el agua fluyera tan despreocupadamente y la tierra fuera exageradamente fértil. Y que pasó con las otras personas en el resto del mundo?... Magia... Una maldición más bien...

En el lugar donde Sakura se encontraba, había un pequeño árbol frondoso, con muchas hojas verdes, la pelirrosa estaba bajo este árbol. De la nada, un fuerte viento sacudió al árbol, y despeinó a la chica. Sakura observó el lugar de dónde venía la furia del viento, venía del bosque... Que estaba al otro lado de la villa, lo ignoró, y volvió su vista al vasto mar de arena que tenía a su villa prisionera...

Repentinamente pensó en el árbol de cerezo que estaba en el centro de la villa, y luego giró su rostro 90 grados... Viendo sobre su hombro, al lugar de donde la brisa salvaje había venido, mismo lugar donde... Se encontraba, ese gigantesco Castillo, que se podía apreciar desde cualquier parte de la villa, ubicado muy lejos, en lo más profundo del oscuro bosque...

Sakura por un momento pensó en la bestia, en lo triste de su destino, todo lo que pasó... Y también en las personas de la villa, en la forma en que ellos expresaban él odio y repugnancia que sentían hacía el Shukaku. Cómo si el hubiera tenido la culpa por las acciones de temari.

Una ráfaga de viento más fuerte que la anterior la alcanzó... Un llanto! Fue lo que el viento arrastró a ella. Era el dolor de Gaara, su soledad, el deseo de estar con alguien no de forma sexual...

Solo quería la compañía de alguien, cosa que él nunca admitiría, el Shukaku hace tiempo había decidido ser el villano de esta historia, como todos creían. O al menos así sería su pensar...

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Sakura
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Algo muy fuerte me atraía hacia ese lugar, era un magnetismo que no podía explicar, mi corazón se sentía oprimido y deseoso de llegar pronto, tome atajos que no sabía que existían, solo sabía que hay estaban, era como si alguien me indicará el camino hacia el castillo. En tres horas, el causante de mi inquietud estaba frente a mi... El castillo del Shukaku.

Este lugar era imponente! Y gigantesco, simplemente hermoso! El color plateado y blanco resaltaban más que nada en la construcción.

Si yo viviera aquí, sembraría flores por doquier—

Cuando estuve a unos metros de la reja del palacio, esta se abrió sola "Esto debe ser obra de la magia del hada" Seguí mi camino al interior de este lugar, expectante a todo. Deambule alrededor del Castillo por un lapso largo "En otro tiempo este sin lugar a dudas fue un jardín espléndido" pensé

Tenía mucho miedo de estar aquí, tenía muy presente y claro, que la bestia no tenía la culpa de lo que le había sucedido, pero, también tenía presente que hacía ciento veinte años desde que fue transformado en una bestia. Ciento veinte años en los que los habitantes del pueblo lo habían tratado como un animal, y a eso sumándole la soledad... No sabía en que se había convertido, pero aún así algo en lo más profundo de mi corazón me decía que estar aquí era lo correcto, y también me hacía feliz, de una forma que aún no comprendía.

—¡GAARA!

Mi padre en sus relatos había dicho que ese era su nombre, suspiré y me arme de coraje "Lo que Karin me había dicho todos estos años es cierto... Estoy loca"

GAARAGrité lo más alto que mis pulmones y garganta me dejaron.

𝕾𝖍𝖚𝖐𝖆𝖐𝖚: 𝕯𝖚𝖊ñ𝖔 𝖉𝖊𝖑 𝖈𝖊𝖗𝖊𝖟𝖔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora