Capítulo 1

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Nueva York, Nueva York. Actualidad.

- Esta es la última caja - Kyle dejó caer una caja de cartón con mis últimas pertenencias en el piso de mi habitación en el departamento de Jacob. Mi cama, muebles y ropa ya la habíamos llevado unas semanas antes.

- Gracias - suspiré.

Había sido un día agotador. Estaba a tres días de iniciar mis clases en la NYU y tenía que adaptarme a la ciudad en ese tiempo. No estaba muy segura de si iba a lograrlo, pero... decidí que creer en mi misma era un buen punto de partida.

- Demonios - masculló Kyle en voz baja. - Voy a extrañarte. Dime cuándo te alenté a venir, porque ahora mismo parece una pésima idea.

- Tú me conseguiste la entrevista, ¿lo olvidas?

Odiaba tener que dejar a Kyle. Bueno, quizás la palabra "dejar" era un poco grande, porque ni siquiera estábamos realmente juntos. Salíamos, pero no era oficial, a pesar de que nos habíamos dicho la gran palabra, esa que hace todo más... ¿serio?

- Lo sé y estoy orgulloso de lo que lograste - él hizo una mueca. No parecía muy convencido. - Eres la mejor, Cassandra Green - me envolvió entre sus brazos y plantó un beso en mi mejilla.

Suspiré e intenté disfrutar del momento, antes de lanzar mi discurso. Me separé de él y me puse de pie.

- ¿Qué sucede? - preguntó ceñudo.

- Estoy nerviosa.

- Lo harás de maravilla - sonrió y se puso de pie también. Me alejé unos pasos porque no quería que me abrazara. - Me estás asustando, Cass.

- Kyle, yo... he estado pensando - hice une mueca y él me miró con ojos como celdillas. - Y creo que, ya sabes, estaremos tan lejos el uno del otro...

- Son solo un par de horas, no es como que estés al otro lado del país.

- Lo sé, pero de igual modo - me mordí el labio. - Yo estaré con mis clases, y tú con las tuyas. Tu familia y tus amigos están en Filadelfia y yo debo encontrar mi propio... camino.

- ¿Me estás terminando?

- Creo que lo que sea que tenemos... debe terminar - solté con la voz temblorosa.

- ¿Qué?

- Que no va a funcionar - me crucé de brazos y bajé la vista. Realmente odiaba tener que hacerlo, pero ¿Qué otra opción teníamos?

- ¿Te estás escuchando? - preguntó con la voz rasgada. - ¡Cass!

- Lo siento...

Él cerró los ojos y se volteó, llevándose las manos a la cabeza.

- Lo sientes - soltó una risa dolorosa. - ¿No crees que pudiste decirme esto antes de que...? ¿Sabes qué? Olvídalo.

- Kyle - me acerqué y lo tomé por los hombros. - Sabes lo que siento por ti, pero... He soñado con esta nueva vida por tanto tiempo.

- Y yo solo estaría interponiéndome, entiendo - rodó los ojos.

Sentí fuertes ganas de llorar, sin embargo, decidí tragarme las lágrimas. No era hora de parecer débil. Confiaba en que era la mejor decisión.

- Te lo dije - tragué saliva con fuerza. - Te dije que no podemos estar juntos.

- Eso fue al inicio del verano - gruñó. - Después de todo lo que atravesamos juntos, Cass. Después de...

- Perdón - agaché la cabeza y di un paso atrás.

- No, perdóname a mí. No quería hacerte perder tiempo. - agarró su saco y salió del cuarto dando un fuerte portazo.

Cerré los ojos y solté un suspiro muy pesado. Escuché claramente cómo Kyle encendía el motor de su carro y desaparecía al final de la calle.

Una lágrima cayó por mi mejilla y la sequé con rapidez. Era tonto pensar que después de todo, nosotros íbamos a funcionar como una pareja normal.

Ni el amor que sentía por él me iba a llevar de regreso a Filadelfia. Y era egoísta, pero... tenía que pensar en mí de una vez por todas.

Kyle iba a estar bien, o al menos eso quería pensar.

- ¿Qué ha sido todo eso? - Jacob, mi primo, estaba parado fuera del cuarto con una mirada confusa.

- No estoy segura - me tembló la voz. - ¿Una ruptura? - otra lágrima me recorrió el rostro.

- Oh, Cassie - él se acercó y me envolvió entre sus brazos. - Lo siento tanto...

- No, no importa - me sequé las lágrimas y le sonreí. - Estoy bien, es lo mejor.

- ¿Segura? - me miró con la cejas curvadas. - No pareces bien.

- ¿Qué dices? - reí. - Estoy perfectamente. Además yo terminé con él.

- ¿Y por qué lloras?

- Porque lo amo - me mordí el labio.

- Nunca voy a entender a las chicas - hizo una mueca.

- Es una larga historia - suspiré. - Además, no quiero una relación a larga distancia.

- De acuerdo - asintió con la cabeza. - No llores.

- Ya no estoy llorando...

- ¿Y por qué veo una gota caer por tu mejilla?

Kyle | 2da parteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora