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Todas las imágenes qué salgan en la historia no son mías, derechos al autor de las imágenes (si fueran mías lo diría en algún momento) ¡Sin nada más que decir comencemos!
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Anteriormente:
Al parecer, él y Bakugou se parecen más de lo quisiera parecerse.

Ahora entiende por qué se puso así al hablar de sus padres.

Por lo que se ve, cada uno sufre de maneras diferentes pero por las mismas razones...

-¿Como sabes tú eso? - Preguntó Shoto, mirando con algo de curiosidad al pecoso, el cual suspiró, recordando como una vez llegó Bakugou a su casa, cuando eran más pequeños, no demasiado, ara solo unos tres años, cuando tenían 13.

Él estaba tranquilo, acabando sus deberes, mientras que su madre estaba cocinando. No sabe por qué, pero vio como esta, de repente, fue a mirar por la ventana, cosa que lo dejo algo desconcertado, pero no le dio demasiada importancia.

Hasta que, su madre, con cara de preocupación y algo asustada, fue a abrir la puerta, él en ese momento sí que se asustó, levantándose del sofá para ir hacia la puerta junto con la mujer.

-¡Katsuki! - Inko agarró al peli rubio, el cual estaba casi inconsciente. Este estaba horrible, estaba mojado por la lluvia, con un golpe en la cabeza, el cual sangraba, manchando casi todo su rostro, estaba temblando frenéticamente, pero, lo que sorprendió al pecoso fue que, no estaba llorando.

Quién sabe cuánto tiempo había estado bajo la lluvia, o cuan fuerte fue el golpe, él rubio no lloraba, ni por tristeza de que sus padres le hayan hecho esto, ni por dolor.

-¡Dios Katsuki! ¡No te duermas cariño, ahora vendrá una ambulancia! - Recuerda con amargura como el cenizo miraba el suelo, esos ojos rubíes parecían muertos, parecía que no tenían alma. En ese momento, supo que algo en la familia del rubio andaba mal, muy mal.

Luego llegó la ambulancia, está se llevó al rubio al hospital. Su madre estaba muy enojada, salió de la casa, para ir a la de su amiga de toda la vida, le dio igual la lluvia, le dio igual ir descalza, le dió igual todo.

Izuku, aún cuando le dieron la orden de quedarse en casa, salió con su madre, era un niño curioso, y ahora lo estaba y mucho.

-¿Inko? - Recuerda perfectamente como la monarca de la casa salió como si nada, eso le hizo arder la sangre a la peli verde.

-Mitsuki, ¿Eres consciente de donde está tu hijo ahora mismo? - Preguntó, con rabia en su voz, mientras que veía a la contraria dirigir la mirada a la ambulancia.

-Pfff, debe estar allí, es débil, es normal que no pueda aguantar nada - Inko, al escuchar eso, le dio un bofetón a la contraria.

-No se como pude ser tu amiga, no te reconozco, me das asco - Después de eso, agarró a su hijo en brazos, mientras que veía a la contraria en el suelo, agarrándose la mejilla en shock.

-Quizas no tenga tu"fuerza" como tú dices, ¿Pero sabe que si tengo? El título de madre y el amor de mi hijo - Con esas palabras, se retiró, sabiendo que le acababa de hacer un agujero en el corazón a la rubia, pero se lo merecía, no iba a doblegarse.

Tristemente, no pudo sacar a Katsuki de ese maldito hogar, siempre que intentaba acercarse al contrario este solo le decía que estaba bien, y que no necesitaba ayuda.

Saber que alguien estaba sufriendo y no poder hacer nada, era la peor sensación del mundo...

-Eso será mejor que te lo explique él, no me parece justo que yo te lo explique...- Era lo mejor, prefería que cuando Bakugou esté preparado, que se lo explicase al Todoroki, además de que tampoco sabía si Shoto debería saberlo, al menos de parte de él.

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