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Mi cumpleaños números 13, creo que ese fue el día en que deje de tratar nuestra relación como algo de dar y recibir, ese día ella me regaló un oso de peluche, fue lo más hermoso que alguien me había dado a esa edad, en un lugar donde muchas personas eran amables conmigo pero nunca por completo aprecio ella con su regalo en las manos mientras me daba un abrazo, uno de los más sinceros que eh recibido en años, en ese momento pensé:
-Ya no es una cuestión de dar y recibir, ella me ya me dió mucho, ahora solo me queda devolver todo- empezé a hacer mis trabajos, a tratarla con más sinceridad y Fuy por primera vez a su casa, cabe decir que su casa está lejísimos, y solo se puede llegar caminando, fue una hora y media de camino, ¿Que más sincera puedo ser?. Pensé -solo es una vez-, ya no era una compañera, era mi mejor amiga la persona en la que confíe, pasamos muchas cosas juntas, gracias a ella conocí a muchos amigos sinceros, mis calificaciones empezaron a mejorar y todo fue mejor, sus problemas se arreglaron, su papá ya no golpeaba a su mamá y fue dejando de fumar, ya no estaba sola y lo sabía.

Empezamos 2do año siendo dos personas extrañas, cada una en su propio rincón y terminamos siendo mejores amigas una al lado de la otra.

Para tercer año de secundaria, Valeria ya era mi mejor amiga, yo aún me mantenía un poco alejada, pero ocurrieron una serie de eventos que me cambiaron, para ese entonces yo tenía una pareja con la cual llevaba 9 meses saliendo, hasta que terminamos a principios del 3er año de secundaria, pero eso no es todo, mi hermano tenía muchos conflictos con mis padres y mis padres discutían tan constantemente que estuvieron apunto de divorciarse, todo por qué yo encontré unos mensajes de una infidelidad por  parte de mi padre, mi vida se había transformado en un caos, me sentía sola, un día estaba tan deprimida que me puse a llorar en los pasillos de la escuela, mucha gente venía y decía cosas lindas, Valeria no, ella no dijo nada, solo se sentó aún lado mío, cómo si dijera "yo estoy aquí", no se fue hasta que deje de llorar.

Un día ya no pude soportar más la presión y decidí acabar con mi vida, pero entonces recordé a Valeria sentada aún lado mío, y pensé -yo no estoy sola, por lo que no la puedo dejar sola-, en ese momento la considere mi unica razón, la persona más especial de mi vida, y la trate como tal, ya no quería solo regresar su amabilidad, quería darle todo lo bueno del mundo y quería que ella fuera feliz, aún si no me daba nada a cambio.

lagunasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora