Píldoras Rojas.

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En la tarde que mi dealer me dió unas nuevas píldoras para "relajarme", me advirtió que eran muy fuertes y que lo más recomendable era que las tomara en compañía de alguien sobrio para que cuidara de mí. Al comienzo creí que estaba bromeando y era una excusa para cobrar una muy alta cantidad de dinero, así que solo lo pasé por alto.

Victoria era quién me cuidaría esa noche, siendo que tomé las pastillas a las once y empezaron a hacerme efecto en la madrugada.  No sé cómo explicar las sensaciones que tengo ahora, no siento ninguna de mis extremidades y todo da vueltas en mi cabeza, nada es parecido a las drogas que había probado hasta ahora.

De la nada tengo la necesidad de acabar con cada una de las miradas que me observan, están por todos lados, se están burlando de mí, puedo oír sus voces y sus risas. Todos ellos están murmurando que soy una basura, en especial el tipo de traje que me juzga desde un rincón, estoy seguro que tiene algo en mi contra.

Mi desesperación es tal que he decidido arrancarle las entrañas, la sangre de mis manos hará juego con el rojo de su corbata.

Ya son las seis de la mañana, lo mejor será que lleve su cuerpo afuera, es por eso que lo he metido en mi maleta, pero ahora solo necesito que Victoria me ayude a limpiar la escena...

¡Espera un minuto, ¿ Y Victoria?!

Pensé mientras volteaba hacia mi cama y veía sobre ella la caja de pastillas sin ser abierta.

Ojos Negros: Relatos Cortos De Terror Y MisterioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora