BRUJERÍA

5 1 0
                                    

Caminé hacia la puerta de entrada a la casa, una puerta de madera negra, adornada con un vitral iluminado por dentro, el rostro de una mujer con los ojos abiertos, el cabello rodeando todo el rostro, claramente era una de ellas, o las dos. Tras la puerta contrario a lo que parecía por fuera no había luz, solo una pared, que se iluminaba con la luz de la luna que entraba por el vitral. La pared formaba parte de un corredor de izquierda a derecha que en ambos extremos daba vuelta en escuadra. Tomé el camino izquierdo, al dar la vuelta el corredor continuaba, oscuro, sin ventanas hasta llegar a una puerta a unos diez pasos, no era muy largo, otra puerta negra con otro rostro iluminado por dentro, las puertas parecían tener algún mecanismo automático ya que se abrían cuando me paraba sobre ellas, sin tocarlas.

La sala era acogedora, iluminada con lámparas que proyectaban luz amarillenta y sepia, unas modernas, otras clásicas repartidas por todo el salón, colgados de los paredes había espejos de distintos tamaños, con herrerías y marcos de distintos tipos y formas, desde cuadrados, rectangulares, circulares con formas de soles y lunas, grandes y pequeños. Del centro del mismo hacía la pared que tenía en frente había un desnivel cuadrado, al que bajabas por dos especies de gradas, que tenían otras lámparas y figuras griegas, al fondo, junto a la pared una gran chimenea de tabiques amarillos, encendida con una luz amarillenta, bastante luminosa como cuando ves los focos directamente, no era fuego, era luz, solo luz. Arriba de la chimenea rectangular un televisor, grande, plano, y más decoraciones con figuras griegas, guerreros con armaduras de distintos tamaños y esferas de cristal.

Ellas estaban de espaldas a mi, recostadas en un gran sillón que daba la vuelta al desnivel por dentro formando una "u". Notaba apenas sus melenas rizadas que se movían con tranquilidad, miraban el televisor apagado. -siéntate, te estamos esperando- dijo una de ellas, hasta ese momento no había logrado entender cuál de las dos me hablaba en qué momento, solo escuchaba sus voces, nada más. Bajé al desnivel y me senté por el lado izquierdo, en uno de los extremos del sillón. La hermosa mujer de cabello plateado se puso de pie, me miró fijamente con gesto tranquilo, comenzó a bailar y avanzó hacia mí pero al estar de frente me pasó de largo, -hemos grabado algo para ti, acércate- dijo alguna de ellas, me levanté y me acerqué para sentarme a un lado de la mujer pelirroja, el televisor se encendió.

La escena era el bosque de noche, visto desde la mitad del lago, agua levitando, la orilla, los delfines, era todo lo que había visto, ¡el televisor estaba proyectando lo que yo había visto! comencé a sudar un poco, mientras avanzaba el filme traté de mantener la calma, a pesar de que no me sentía en peligro estaba desconcertado, la mujer pelirroja me observaba sin decir nada, con una sonrisa, en la escena iba caminando por el pasillo oscuro de la casa, escuché un ruido detrás de mi, -siéntate, te estamos esperando- sonó su voz nuevamente, no quise voltear, quise esperar a ver cómo terminaba la escena en el televisor, la tv se apagó y entonces lo vi, o mejor dicho me vi, sentado en el sofá del lado izquierdo.

Me miré fijamente, -no quería asustarlo, asustarme, me puse de pie y avancé hacia él -deberías hacerlo con sutileza, no queremos asustar a nuestro invitado- me dijo la mujer pelirroja, sin abrir los labios, hablándome con la mirada entonces me pasé derecho en dirección a la puerta por la que había entrado, -hemos grabado algo para ti, acércate- dijo ella, la pelirroja, en uno de los espejos me miré, era la bruja de cabello plateado.

Cuando abrí la puerta el corredor ya no se encontraba, en su lugar había escaleras que subían en escuadra, las iluminaba la luna a través del ventanal que se veía por fuera, subí. No había forma de salir por el ventanal, estaba bastante alto, las escaleras terminaban frente del ventanal, y al final de las mismas se abría pasó otro corredor de extremo a extremo, está vez tomé el lado derecho, al final otra puerta negra sin embargo, al abrirla encontré a la bruja blanca recostada en una habitación blanca, se veían las cortinas volando con el viento, entrando por el ventanal al igual que la luna, iluminando todo con su luz pálida y azulada, la puerta se cerró tras de mí.

LA CASA DE LAS BRUJASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora