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Habías estado trabajando en la ADA durante unos 2 años, conociendo bien a todos tus compañeros de trabajo, especialmente a los dos con los que te habías acercado más, Kunikida Doppo y Dazai Osamu, los dos con los que te habías asociado en tu tiempo aquí.
Un día libre del trabajo, tu compañero de trabajo Kunikida te llamó,
"Y/N, ¿podrías hacerme un favor?" Kunikida habló cortésmente por teléfono.
"Por supuesto, ¿qué pasa?" Le preguntaste, instándole a continuar.
"Dazai no ha vuelto a trabajar, dijo ayer que iba a ir a algún bar, por favor revisa su dormitorio y ponle sobrio para que vuelva a trabajar". Habló, la desesperación oculta de encontrar a su compañero de trabajo apenas disfrazado.
"Lo haré, Kunikida, no te preocupes". Te has tranquilizado. "Gracias, Y/N", te agradeció antes de colgar.
Empezaste a vestirte para caminar desde tu dormitorio hasta el de tu amigo, que estaba a un corto paseo de la tuya.
Cuando llegaste a su puerta, estabas a punto de llamar, antes de que te dieras cuenta de que su puerta ya estaba abierta.
Inmediatamente imaginaste lo peor, alcanzando el arma que guardaste oculta en tu bolsillo para defenderte. Respiraste profundamente antes de abrir lentamente la puerta y escanear tranquilamente el apartamento.
Había una habitación llena de botellas de alcohol vacías y medio vacías, y tu amigo acostado justo en el centro de todo mientras veías su cuerpo subir y caer de respiraciones lentas, asegurándote que estaba vivo.
Suspiraste antes de caminar hacia el hombre que habías supuesto que estaba dormido por la ingesta de alcohol. Cuando lo alcanzaste, te sentaste detrás de él y te inclinaste sobre él para despertarlo, con una mano ya colocada para despertarlo.
Pero luego viste que estaba perfectamente despierto, pero claramente todavía estaba muy borracho. Su cara estaba roja y sus ojos borrosos mientras abrazaba firmemente una botella casi vacía.
Poco a poco te miró y se movió ligeramente hacia ti. Mientras entrecerraba los ojos para ver tu cara por el mareo, viste que le ensanchar los ojos.
Entonces y había una expresión que nunca habías visto en la cara de tu amigo.
Parecía sorprendido, conmovido y aliviado. Tanta emoción en un hombre que apenas habías visto ser verdaderamente auténtico.
