Domingo 16/04/2023
¿Si pudieras mirar una sola cosa por el resto de tu vida, qué escogerías?
Sin pensarlo dos veces, yo escogería a las estrellas, son mis mejores amigas y mis fieles compañeras en las noches oscuras. La paz que siento al verlas es única, podría mirarlas por horas y no cansarme nunca. Su brillo propio, su luz y la infinidad de ellas que decoran el cielo nocturno.
Una vez cuando era niña, recuerdo haberle dicho a mi madre que quería ser una, la más brillante del cielo. Claro, ella me dijo que me dejará de tonterías, que eso era imposible, pero aun con diecisiete años lo sigo anhelando. Si la reencarnación es real, quiero volver como un destello de luz, lista para dar todo el brillo posible.
Eso pienso todas las noches cuando las veo, puede que sea mi momento preferido. Las noches son mi momento preferido. La luna y las estrellas son mi mayor espectáculo. Logré tener un mirador en casa, dejé de comer en la escuela para ahorrar y así poder comprar un telescopio profesional. La mejor compra de mi vida. Ver las estrellas, encontrar constelaciones, mirar los cráteres de la luna y buscar estrellas fugaces es más que un hobby.
Me gustaría que lo entendieran, que se dieran cuenta de la belleza que los rodea. A veces, tan solo me gustaría que me escucharan. No creo que esté perdiendo mi tiempo, me hace feliz, pero al parecer mi felicidad no es suficiente para ellos.
Mis padres no son fáciles de complacer.
En las reuniones familiares suelo sentarme en una silla a observarlos. Veo como se divierten en una burbuja de perfección en la que yo no parezco encajar, algo parece estar mal en mí. Si ellos son mi familia, ¿Por qué no me siento parte de ellos?
Dejé de compartirles mi vida a los catorce, cuando me di cuenta de que solo me lastimaban sus comentarios; ahora les molesta no saber nada de mí. Mis padres solo exigen calificaciones perfectas, para ellos un segundo lugar es de mediocres. Sin embargo, a pesar de obtenerlas la mayor parte del tiempo, nunca he sido felicitada por un sobresaliente o un primer puesto en el salón de clase.
Este es mi último año de secundaria, se supone que tengo que elegir una carrera y no estoy muy segura en lo que soy buena. ¿Estudiar? ¿Decepcionar? ¿Estorbar? Creo que jamás lo tendré claro.
No soy buena tomando buenas decisiones, eso mismo me dijo mi madre hace unas semanas.
Daría lo que fuera por ser suficiente solo por ser yo.
La astronomía me gusta, pero ellos piensan que no es lo suficientemente buena como una medicina o una ingeniería. Da igual lo que yo quiera, debo escoger algo que me mantenga, no importa si me hace feliz o no.
El último año escolar siempre es el más difícil, dejas atrás bastantes cosas. Muchos suelen mudarse a otra ciudad para la universidad, otros se toman un año sabático para viajar y una pequeña cantidad de chicos se queda aquí, en casa.
Mi casa tal vez sea mi habitación. Es el único sitio en el que me siento yo, a pesar de sentirme sola todo el tiempo, estoy a gusto dentro de estas cuatro paredes, es mi refugio del mundo.
La soledad me ha acompañado toda la vida, no necesito a nadie más, nunca lo hice. No tengo amigos, solo compañeros de clase. Dejaron de intentar acercarse más a mí, cuando cancelaba todos los planes por "estudiar". Era una pequeña verdad a medias.
¿Es normal que las personas me asusten? Siempre tengo la sensación de que haga lo que haga me van a juzgar, les voy a caer mal y no van a querer saber más de mí. Prefiero no arriesgarme. Ya mi cabeza me juzga lo suficiente como para que otros también lo hagan.
Escribir siempre me ha hecho sentir mejor, por eso empecé estos diarios. Me hablo a mí misma, pero al mismo tiempo me doy un abrazo, libero una carga, puedo dejar todo en estas páginas.
Me olvidé de la primera vez que empecé uno. La música, el cielo y la escritura se han vuelto mi escape. Cada vez que lleno un cuaderno de palabras, lo quemó. Así termino una etapa, abandonó esos pensamientos y puedo empezar a sentir otros.
Considero que es algo que todos deberíamos hacer. No sé expresar mis sentimientos en palabras, comunicarme no es mi mayor cualidad, pero cuando tengo lápiz y papel, puedo escribirlo todo, sin miedo a nada. Solo estoy yo y la página en blanco, lista para ser mi única confidente.
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El Lado Oscuro de la Luna
RomanceCompetir por una calificación nunca me pareció algo divertido hasta él. Odiaba la manera en la que se empeñaba por fastidiarme, la sonrisa ladina que se desprendía de sus labios cuando obtenía un mejor puntaje que yo en los exámenes, como se burlaba...