Capítulo 04

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Habla Alexis:

Unos días antes...

Desde que le pedí a Aranda Lori que me trajera a Devsena Montellie ¿cuántas cartas han ido y venido?

Mis invitaciones fueron rechazadas por la Vizcondesa Montellie.

¡Qué osadía!

Primera vez en dos vidas donde soy tratada como simplemente chusma, esta princesa siempre fue escuchada y seguida. Mi orgullo ha sido dañado.

Devsena Montellie ha hecho algo que nadie logró; consiguió mi perseverancia. He de agarrar las riendas de este encuentro.

Las nubes en mi mente fueron dispersadas por el llamado de Aranda hacia mi persona.

- Mi princesa, su Majestad, el emperador, la llama -soltó Aranda con tranquilidad.

Mis ojos que antes se encontraban desenfocados ahora miraban la figura sombría de Aranda. El cuarto estaba en completa oscuridad, la única luz proviene de la gran ventana que se encontraba detrás, era como ver un cadáver viviente con unos agudos cristales que no mostraban vida alguna.

Bebí un poco del té negro que ya se encontraba frío. -Ayúdame a adornarme- ordené.

Desde que fui a ver a mi padre después de despertar, me ha llamado, con frecuencia, su excusa: "Pasar tiempo familiar".

Nunca ha llamado a Leonard...

Eso me ofendió, Leonard es nuestra carne y sangre, pero, dado las circunstancias, tengo que tragarme mis amargos sentimientos.

Arreglarme no tomó mucho tiempo, y la eficiencia de Aranda la hace una pieza fundamental para el futuro.

Llegué rápido para el encuentro con el Emperador, me citó en el mausoleo del jardín central.

El mausoleo del jardín central...

Un monumento levantado para el tercer emperador, un hombre que reformó las leyes y nos llevó a la victoria en la guerra contra Tapian, un reino vecino que ahora es parte del imperio desde hace mil años.

A mi padre le encanta tomar té aquí, le recuerda a mamá, ya que este era su lugar favorito de todo el Palacio.

- Princesa- me llama Aranda en voz baja, sacándome de mis pensamientos.

Parpadeó varias veces, retomando la compostura. Frente a mí, yacía sentado mi padre, observándome sin ninguna expresión.

Hago una reverencia y digo: -Saludó a su majestad.

El Emperador levantó una mano deteniendo mi saludo. Levanté mi cabeza viéndolo fijamente, tuvo que haber notado mi confusión, ya que se levantó de la silla, caminó hacia la otra que estaba al frente agarrando el espaldar, e hizo una señal para qué me sentará.

Todos mis músculos se tensaron, aprieto mis labios hasta quedar una línea fina. Mi corazón dio un brinco, mi boca tenía un sabor amargo.

Me provoca gritarle que no sea amable conmigo, no en este momento, no ahora; no puedo tolerar su amabilidad hacia mí.

Tengo impotencia, quiero golpear al emperador y descargar todo lo que siento. Tengo que resistir, la violencia no llevará a nada.

Camino hacia mi padre y la silla que me ofrece, cada paso más fuerte que el otro, mis pies se sentían rígidos como si llevara cadenas.

Tome asiento, mi padre arrimo la silla para luego volver a su puesto. Hizo un ademán con la mano y los sirvientes comenzaron a servir el té.

-Hoy la princesa no luce bien -soltó mi padre.

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⏰ Última actualización: Sep 25 ⏰

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