Capítulo 4

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Me había despertado, no sé qué hora era pero me quedé con los ojos abiertos pensando. Estoy seguro que eran alrededor de las 5pm porque René y yo nos acostamos muy tarde viendo películas.

Recordé la vez que René me contó porqué no podía dejar a su mamá. No se me olvidaría nunca.

Él tenía alrededor de 6 años, y ya pensaba de una manera muy madura para un niño de su edad, después de todo había llevado muchos golpes de la vida.

Ya era costumbre que su padre los golpeara a él y a su madre por lo menos cuatro veces a la semana, y también le tocaba observar como su padre violaba a su madre delante de él o cuando la ofrecía por drogas a sus "amigos". La verdad oír eso me causó tanta rabia que me dieron ganas de vomitar por la repulsión que sentí en esos momentos.

Un día su papá golpeó tanto a René que cayó inconsciente, y su mamá intentó defenderlo por primera vez en la vida, pues siempre se quedaba sin hacer nada por el miedo.

René me cuenta que su madre estuvo toda la noche con él atendiéndolo, curándole las heridas y pidiéndole que no se muriera.

Y fue allí donde lo abrazó y le susurró llorando: "Por favor, hijito, no me abandones, no te vayas, no soportaría estar sin ti".

Él nunca olvidaría esas palabras, quedaron grabadas fuertemente en su mente y corazón. Por eso, prometió solemnemente jamás abandonar a su madre sin importar que significara su muerte.

Meses después, su padre tuvo una sobredosis y se sintió feliz de que estuviera muerto. Pero se cuestionaba si era "bueno" sentirse feliz por la muerte de alguien, y más aún si se trataba de su padre. Pero no quiso pensar más en eso y decidió creer en que habría un nuevo comienzo para él y su madre, pero ella no tardó ni dos meses para conseguir otro marido, uno de los amigos drogadictos de su padre, el que hoy conocemos como Richard.

René, con mucha razón se enfadó con su madre al ver la acción que ella había tomado, pero ella le explicó que era para subsistir, ya que necesitaban un sostén económico en la familia.

¿Pero en serio tenía que ser otro drogadicto más?

Definitivamente esta señora carece de sentido común.

Sentí los movimientos de René el cual se estaba despertando y dió un largo bostezo.

—Buenos días. —Saludó adormecido.

—Buenos días. —Bostecé.

—¿Qué haremos hoy? —Preguntó frotándose los ojos.

—No sé, es fin de semana así que si quieres podríamos salir.

—¿Para dónde?

—A comer Sushi, ¿te gustaría?

—Si vas a brindarme, con mucho gusto. —Respondió jocoso.

—Lambucio. —Le di un golpecito en la cabeza.

Ambos nos levantamos de la cama y nos aceamos.

Cuando ya estábamos listos, salimos de la casa y nos fuimos caminando hasta el restaurant que no quedaba tan lejos.

En el camino, nos encontramos con varios compañeros de clases, y todos, absolutamente todos lo saludaban, y yo bueno, evitaba sus miradas como siempre. Es lo que conlleva ser tan introvertido y asocial, jeje

Seguimos caminando en silencio, observando las calles y el atardecer.

El cielo vestido de rosa y púrpura, con pequeños destellos del sol que ya se estaba ocultando.

—Es hermoso. —Rompió el silencio.

—Lo es. —Afirmé.

—Si algún día muero, quiero que sepas que siempre estaré en los atardeceres, para iluminarte con mi cálida luz.

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⏰ Última actualización: May 30, 2023 ⏰

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