Has venido más seguido a verme por no decir que casi que vives aquí, me has ayudado con mis inventos. Te gusta la ciencia y eso me gusta a mi. Pero....como te conozco siempre he sabido que me ocultas cosas. Tus murmullos a mitad de la noche, tus constantes desapariciones. Pero siempre respondes que no debo preocuparme.
Apesar de todo, Lilith sigue siendo tu novia y yo tu amante. Pero eso es ponerme un título muy grande. Siento que ni eso somos. Solo vienes y haces lo que haces. Me das alas con tus acarameladas palabras y mismas alas has de cortae al dejarme abandonado en un rincón como un muñeco olvidado.
Mi chico pagano, tampoco te puedo exigir, no le puedo exigir al hombre del que no se su verdadero nombre, ni su edad, ni tus intenciones. Eres muy reservado o yo muy abierto.
Me encontraba haciendo una de mis prácticas más comunes: alimentando palomas en el parque. Como de costumbre brillabas por tu ausencia. El cuerpo me comenzó a fallar cuando pasabas con Lilith y otro hombre vestido con traje a juego con su cabello blanco.
Me duele el pecho, me duele tanto que siento que muero. Me quedé quieto, no porque quisiera si no porque no me pude levantar de la banca. Desperté en el hospital, escuché vagamente como un hombre se peleaba con el personal médico, busque con mucho esfuerzo de donde provenía la voz masculina.
- ¡Vallan y traigan al mejor doctor de este hospital! - se encontraba justo a mi izquierda le tomé la manga del saco para que notara que lo escuchaba y que debía guardar la calma - ¡Nikola! - exclamó aliviado - ¡Estas vivo! -
Me contó que me desmaye en el parque, alguien que trabaja para la empresa de Edision pasó por ahí; me reconoció y me llevó al hospital. Thomas llegó inmediatamente cuando se enteró y se puso a gritarle a todo el mundo para que me ayudarán.
Los médicos del lugar tenían la boca bien abierta y los ojos como plato ya que no daban el porque de mi martirio.
- Estoy bien solo necesito descansar - pero rápidamente recibí la negativa por parte de Thomas-
Llegaste al sexto día de mi estadía en ese blanco lugar. Trajiste contigo a el hombre con el que te vi en el parque. Se presentó como Hades.
- ¿Qué has hecho para terminar así? - jugabas con tus manos y tu pierna temblaba de arriba a abajo con nerviosismo; te tranquilizaste un poco cuando Hades puso su mano en tu hombro. Lo miraste de reojo y el salió de la habitación -
Te acercaste a mi para decirme al oído.
- ¿Me dejarías tocar tu alma para siempre? Oh, Niko. Si tuvieras una vida eterna.... -
- Nikola Tesla
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