Margus

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La salida de sus dos amigos lo había tomado desprevenido completamente, pero siempre hay que verle el lado positivo a las cosas, y Agustín fue una de ellas.

Ellos habían compartido unos besos, que simplemente habían pasado, estaban cansados y se fueron a acostar y cuando quiso ver tenía los labios de Agustín sobre lo suyos, al principio lo había sorprendido, pero cuando vio que el más bajo que separaba lo tomo de la nuca y siguió con un besito tierno, que termino con ellos dos abrazados para dormir.

Ya había pasado tiempo de eso y ahora estaban mucho más unidos, hablaban sobre un montón de cosas y sobre todo se daban muchos besos que no pasaban más que de eso, besos.

Marcos nunca fue muy lanzado ni decía las cosas que pensaba, por eso siempre lo catalogaban como alguien tímido, pero cada que veía a Agustín se le iba todo filtro, y eso había pasado hace unos minutos.

Estaba besando a Agustín en el cuarto, no había nadie y ellos estaban medios tapados cuando se le coló una de sus manos debajo de la remera del más bajo y la paso por el abdomen del contrario, no le podía pasar otra cosa por la mente, solo llenarlo a tal punto que se sienta a el mismo ahí, en su abdomen, porque bueno, Marcos sabia que lo que tenía entre las piernas no era muy pequeño.

-No sabes cuanto quiero estar acá adentro- Se le había escapado ese pensamiento, como si fuera un tobogán, paso desde su cerebro a su lengua en tres segundo, y al ver la cara sorprendida de Agustín pensó lo peor.

Pero este liego le sonrió y lo miro con esos ojos depredadores que tanto amaba y supo que estaban en la misma página.

-No te tenía así Marquitos, pero yo no te voy a impedir nada- Fue lo que le había dicho mientras acariciaba la mano que estaba en su abdomen.

Marcos fue criado a la antigua y quería hacer las cosas bien, pero estaban en gran hermano, obviamente las cosas no se iban a hacer a la antigua.

De todas formas los quería a ellos juntos afuera y eso se lo plantearía más adelante al primo, por ahora no paraba de mirar el cielo que se volvía más oscuro cada minuto, ya que habían solicitado la habitación y les dijeron que a la noche estaría, estaba nervioso y claramente tenía miedo, miedo de no ser suficiente o de hacer las cosas mal, ya que nunca había estado con un hombre, aunque siempre tuvo dudas sobre sí mismo y cuando conoció a Agustín lo confirmo, le gustaban los hombres, o bueno, le gustaba Agustín.

Se lo había planteado al más bajo y Agustín simplemente le dijo que no tuviera miedo, que él le enseñaría, entonces ahí lo tenían, viendo como el hombre que lo hace dudar hasta donde está parado lo mira con una cálida sonrisa mientras se le acerca.

-¿Ansioso, primo?- Bromeo Agus mientras se sentaba a su lado, lo suficientemente cerca como para sentir sus muslos rozarse y sus hombros tocarse ligeramente.

Marcos sonrió ante la broma, que más que una broma era su realidad, él quería esto desde hace varias semanas, para no decir que probablemente desde que lo vio por primera vez.

-Todo con uste' me pone ansioso, primo- Contesto mientras ponía una de sus manos en el muslo ajeno, sintiendo la tibia piel bajo su tacto, Agustín tenía un short que dejaba al descubierto sus lindas piernas que no dudo en acariciar de forma distraída. -Pero ¿Usted está seguro de lo que vamo' a hace'?- Agustín sonrió con ternura, aunque ya se lo haya repetido varias veces, Marcos siempre buscaba su consentimiento aunque ya lo tenga hace un tiempo.

-SI es con vos siempre estoy seguro, Marquitos- Afirmo mientras le daba un apretón a la mano que se encontraba en su muslo intentando transmitirle la tranquilidad que él sentía, cosa que logro, ya que Marcos suspiro tranquilo y se recostó en el sofá, llevándolo consigo.

Estrategia (Nachiago)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora