Una Sorpresa

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Un pequeño bebé de cuatro años, de pelo Rubio y ojos cafés, estaba sentado en el extraño lugar nuevo, incapaz de entender por qué estaba allí.

Llevaba allí unos días. Al llegar, había llorado muchas veces, extrañaba a su familia, o a quien creía que era su familia. Recordó a la amable mujer de cabello castaño que solía cantarle canciones de cuna para dormir, y al hombre perezoso y divertido que le leia cuentos antes de dormir y le enseñaba a usar el orinal.

Sin embargo, sobre todo, extrañaba a la niña de cabello rosado que solia jugar con él mientras los dos adultos trabajaban. La chica que solía cambiar su apariencia para divertirlo. La chica que estaba ahí para él cuando despertaba con pesadillas, la chica que era su protectora, su guardiana.

Odiaba este extraño lugar nuevo. se sentía tan desconocido, y el lugar estaba lleno de niños, ya sea mayores que él o más jóvenes.

Casi ninguno tenía su edad.

El lugar estaba dirigido por una mujer agradable con cabello castaño similar a la madre que había conocido durante dos años de su vida, pero en lugar de ojos marrones similares, sus ojos eran de un color azul claro. Era muy simpática y al niño no le disgustaba, pero le faltaba el verdadero amor que una madre puede dar. Debido a que había tantos niños, dificilmente podía pasar tiempo individual con ellos o darles amor individual.

Debido a esta falta de amor, el pequeño
T/ N Henry Hart no pudo vivir la vida feliz que alguna vez tuvo. La vida que tenía antes de que Cornelius Fudge lo arrancó del alcance de su familia adoptiva y lo envió a este lugar.

Había pasado un año desde que el pequeño T/N se había unido al orfanato, y casi había olvidado a su amada familia adoptiva.

Él era... un niño extraño por decir lo menos.

Desde que dejó a su familia adoptiva, había entrado en una etapa de infelicidad inusual para un niño de esa edad.

La mujer de ojos azules, Annie, como la habla llegado a conocer, siempre expresaría su preocupación. T/N No socializaba con los otros niños, casi nunca hablaba y casi nunca sonreía.

Sus médicos le habían dicho a Annie que el niño también carecía del sentido de la imaginación, algo con lo que un niño debería estar entusiasmado a esa edad.

Lo más impresionante de este niño prácticamente sin emociones fue su intelecto. Ahora tenía cinco años y ya estaba leyendo libros de capítulos completos, además de multiplicar números del 1 al 15. También era un artista talentoso. Y podía dibujar mejor que cualquier adulto que Annie hubiera conocido.

De hecho, era un niño misterioso, un hallazgo raro. En todos los años de Annie alrededor de los niños, nunca había conocido a un niño tan... adulto.

Y luego, llegó el día, el día en que la niña más misteriosa de ese orfanato hizo algo que la sorprendió.

Un día, un nuevo niño había sido registrado para unirse al orfanato, uno que apenas podía levantar la cabeza. Su madre había muerto de parto y su padre era desconocido.

Tenía un pequeño mechón de cabello rubio en la cabeza y ojos verdes brillantes.

El día de su llegada, los niños pequeños de 3 a 8 años se acurrucaron a su alrededor, chillando y comentando lo linda que era.
T/N, como de costumbre, se quedó en su rincón, leyendo.

Annie decidió llamarlo y saludar a su nueva hermana.

Lo hizo de mala gana, miró a la recién nacida con una cara aburrida  y procedió a regresar a su rincón y continuar leyendo.

𝑻𝒉𝒆 𝑪𝒉𝒂𝒎𝒃𝒆𝒓 𝒐𝒇 𝑺𝒆𝒄𝒓𝒆𝒕𝒔 | 𝐌'𝐑𝐞𝐚𝐝𝐞𝐫 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora