P. 11. ESCUCHAR

1 0 0
                                    


Tengo que empezar a escribir, lo que me ha dicho el Señor esta mañana, y no sé si será por mi causa, pero no sé cómo empezar.

Tengo que dar vueltas, y a veces me pongo a repasar lo que ya tengo escrito, para hacer tiempo y dejar que en mi interior vuelvan a resonar las palabras del Señor.

Hoy esperaba que me explicara el significado de su palabra, que ayer domingo fue proclamada, y por la prisa que se daba el sacerdote al hablar o porque fuera su manera de ser o de hablar, yo no acabé de entender.

Hoy empezó el Señor a hablarme como ayer:

¡Escucha!

Yo escuchaba y oía el silencio, el silencio que hace un ruido especial, es el ruido que hace mi cuerpo y se oye en el silencio y también oía el ruido de algún coche al pasar.

Hoy me he levantado una hora más temprano de lo normal, así que era noche cerrada y no se oían muchos ruidos.

Y el Señor seguía diciéndome:

¿No me estás escuchando a mí al mismo tiempo que oyes el silencio y que oyes los ruidos? ¿No ves que yo soy otra cosa? ¿No ves que vivo contigo?

Es tu conciencia despierta la que te hace oír mi voz, la voz del amor.

¿Tú no ves cómo está el mundo? Yo no quiero ni mirar, aparto los ojos de algunos sitios, porque no quiero ver lo que hacen los hombres, no quiero verlo, si no lo veo no tengo nada que reprocharle, pero el mundo, la razón se ha vuelto loca. ¿No la ves?

El mundo vive sin ley, la ley y la razón, ya no tienen voz.

Los que lo dan todo por mandar, se adaptan a lo que quieren los hombres, no les importa si está bien o mal y aquel que quiere mandar, tiene que hacer leyes nuevas, que se adapten a lo que quieren los hombres, si no, no los votan para que manden, ni los eligen.

Hoy verdaderamente el que quiere mandar y que todos hablen bien de él, tiene que estar al servicio de la gente, pero no por servirlos, sino por tener poder, y el poder lo pierde y pierde a los hombres que viven según sus antojos.

Fíjate en esa ley que hicieron en un país hace poco, para contentar a un grupo cada vez más numeroso que reclama sus derechos para vivir a su antojo y según sus bajos instintos. ¡Esa ley la van a derogar en pocos días!, porque según otros ciudadanos es escandalosa y no es normal, pero han puesto hasta personal extraordinario, para que vaya más ligera la cosa y dé más tiempo a que esas personas que reclaman sus derechos, legalicen su situación.

¿Crees que un papel escrito en una mala ley puede tener validez? ¿Validez de qué? ¡Si mañana van a hacer una ley distinta, porque otras personas ven que esa ley no era buena!

¿Quién es el que tiene autoridad para cambiar y hacer tantas leyes?, cada pueblo, ciudad o nación, hacen las leyes que quieren, según convenga a la gente o al que tiene el poder.

¿Las leyes las hace la conciencia? ¿Tienen conciencia los que hacen las leyes? ¿Quién les habla en la conciencia? ¿O es la razón la que habla?

La conciencia no puede ser, porque son leyes sin amor, y la razón se ha perdido, se ha vuelto loca y cambia a cada momento.

¡Cuánto daño están haciendo!

¿Ves?, no entendías mis palabras de ayer, las Bienaventuranzas, que decían que eran dichosos, bienaventurados, que quiere decir "dicha", los pobres, los que lloran, los que pasan hambre y de los que hablan mal a causa de mi nombre.

quien puede hacer que amanescaWhere stories live. Discover now