¡Angel Yaba al rescate!

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Todos los días miraba como su mejor amigo sollozaba mirando a Enji, quien igual lloraba por no ver a Banda.
Shuntarō y Suguru habían creado una gran barrera entre ellos, no se hablaban, no se miraban, pero se deseaban, más no había nada que los alentará a intentarlo, Ann y Kuina también estaban devastadas, sus amigos no eran felices y ellas tampoco, por lo que dejaron de hablarse y sólo se dedicaban a estar con ellos consolandolos.

Banda se dió cuenta que destruyó dos parejas y en lo único que pensaba, era en Enji, quiera golpearse y morir ya por su egoísmo.

Pero Yaba ya no soportaba más aquello, cada vez habían menos corazones, en esta semana habían desaparecido un total de treinta y cinco, no le quedaba mucho tiempo y no podía hacerlo muy bien ahora que Banda no cooperaba, el deseo de morir crecía, por esa razón los corazones desaparecían a gran velocidad, no sabía que hacer, Cupido parecía tampoco querer cooperar, no le quedaba de otra más que pedir ayuda a el gran Zeus, dios del Olimpo.

Mordiendo su labio inferior tomó a Banda de las manos y le dijo, le prometió, que le buscaría una solución, obligándole a dejar aquel agujero, volaron hasta la entrada del Olimpo, al estar lejos, tardaron casi un día entero en llegar, habían desaparecido en ese trayecto un total de tres corazones, ver a su mejor amigo con pocos corazones le sentaba tan mal.

Cuando llegaron al Olimpo pudo escuchar música, como era de esperarse, a los dioses les encantaba las fiestas, rodando los ojos se encaminó hasta poder encontrarlo, fue completamente difícil, pero logró verlo de lejos coquetear con varias diosas, intentó acercarse junto a Banda, quien seguía desanimado, al verlo bien supo que no debía acercarlo a Zeus, él odia ver tanta tristeza junta, por lo que tuvo que buscar a su única amiga del Olimpo, Filofrosine, diosa de la amabilidad y bondad, aunque ella prefería que la llamaran Kotoko, dice que es un lindo nombre que encontró en la tierra, la vió sentada tomando un jugo bastante alejada.

— ¡Kotoko, Kotoko! —.

— ¡Yaba! Hace tanto que no te veo, querido ¿Qué te trae al Olimpo? —.

Sonrió encantada de ver a su ángel, quien se sonrojó enseguida, haciendo que su corazón se acelere exageradamente, mordió su labio inferior y vió a su amigo.

— Yo, bueno, él es mi mejor amigo, Banda y Cupido dijo que él debe morir y que no hay solución para el problema que lo trajo, pero yo creo que sí y por eso, debo hablar con Zeus él, él sabe de eso y... —.

— Alto, alto ¿Cupido les dijo que no hay solución para juntar una pareja, verdad? —.

Yaba, frunció el ceño y asintió.

— Maldito ¡Claro que la hay! Sólo que para hacerlo puedes ganar un castigo, como es el perder las alas, es bajar a la superficie y hacerlo tú mismo ¡Y Cupido odia que hagan eso! —.

Banda en ese momento abrió sus ojos completamente, miró detenidamente a Filosofrosine y sintió su sangre hervir ¿Cupido le mintió?

Banda en ese momento abrió sus ojos completamente, miró detenidamente a Filosofrosine y sintió su sangre hervir ¿Cupido le mintió?

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— ¡Sabías que había una solución y me la ocultaste, maldito infeliz! —.

— Ca-calma, Banda, yo sólo- —.

— ¡Tu sólo nada, eres un puto egoísta! ¡Además de que gracias a tí no pude flechar a Suguru, querías dejarme morir! ¡¿Por qué me harías eso?! —.

— ¡Ir a la superficie significa sacrificar tus alas y con eso, volverte un vil mortal! ¿No es mejor morir como lo que fuiste a sufrir las calamidades, el orgullo, los prejuicios del mundo humano? —.

— ¡Prefiero mil veces ser un ser inferior como los humanos a ser un ser tan despreciable y egoísta como tú! —.

Cupido abrió sus ojos completamente sorprendido, bajó su mirada sin saber que hacer.

— Tienes veinticuatro horas para juntar a Shuntarō y Suguru, te daré sólo un arco y una flecha, si para las doce no cumples tu trabajo, morirás —.

Suspiró dando el arco y flecha a Banda, quién frunció el ceño mientras tomabas las cosas.

— Esa es la regla, por eso decidí no decirlo, morirás al instante —.

Banda miró a su mejor amigo, quien también observó a Kotoko, que los había acompañado, la muchacha suspiró triste y le regaló un beso en su frente, tanto a Banda como a Yaba.

— Esto hará que puedan transformarse frente a los humanos sin necesidad de hacer un hechizo y tener que volar al cielo, sólo deben desear ser transformados, les deseo suerte —.

Yaba tomó las manos de la diosa, no la volvería a ver, ya que una vez toque la tierra, Dios lo convertirá en un ángel caído; no volvería a ver a su amor, pero todo sea por su mejor amigo, quien nuevamente se sintió triste de saber que separaría una pareja.

𐐪 𝐂𝐮𝐩𝐢𝐝𝐨 𝐞𝐧 𝐀𝐩𝐮𝐫𝐨𝐬 ɞ 𝑵𝒊𝒓𝒂𝑺𝒉𝒊𝒚𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora