07| Heridas abiertas.

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07| Heridas abiertas

Heather

El día pasó volando y antes de que nos diésemos cuenta se habían hecho las seis de la tarde.

Caminé por el pasillo con la mochila colgando de mi espalda en busca de la biblioteca. Aún no conseguía entender como era que en dos días había conseguido que ir al despacho del director y un castigo.

Mis padres me iban a matar.

Al entrar a la biblioteca, me fijé que Aksel estaba ya allí colocando libros. No había nadie más en la biblioteca salvo nosotros.

Alzó la vista mirándome sin mostrar ningún tipo de emoción.

—Hola—saludó.

—Hola—respondí, incomoda.

—He empezado ya con toda esta mierda—carraspeó la garganta—. ¿Quieres que ponga música?

Asentí.

Mientras dejaba mi mochila encima de uno de las mesas, Aksel cogió su móvil y puso una canción cualquiera en Spotify. La música envolvió toda la sala. No reconocía al artista, pero me gustaba la canción.

—¿Quieres que ponga otra cosa? —preguntó, dudoso. Supongo que debió ver mi ceño fruncido al nunca haber escuchado esa canción.

—No, esta está bien — sonreí.

Acto seguido ambos nos pusimos a trabajar. Aksel se puso a limpiar las mesas con un trapo mientras que yo colocaba los libros.

Siempre iba a la biblioteca a estudiar la semana de los exámenes. Era un sitio tranquilo en donde, aunque estuvieses rodeado de estudiantes en la misma situación que tú, al menos te tranquilizaba el mero hecho de pensar que ellos están pasando por lo mismo.

Alcé la vista entre las estanterías fijándome en Aksel. Estaba limpiando el polvo a una foto en donde salían los jugadores de rugby de eso promociones anteriores.

Es decir, su equipo.

Vi como se detenía para admirarlo. Estaba de espaldas a mi pero podía presentir que, al ver la fuerza con la que agarraba el trapo, ese cuadro había tenido un fuerte golpe hacia él.

—¿Lo echas de menos? —alcé un poco la voz para que me oyese.

No se dio la vuelta para contestarme.

—Fue uno de mis mejores años—admitió.

— ¿Por qué no te vuelves a apuntar?

Con esa pregunta sí se giró y vi su ceja alzada con una expresión que decía <<¿Enserio me estás haciendo esa pregunta?>>.

— ¿Acaso te tengo que recordar en donde he estado? ¿O quién es el capitán del equipo?

Neal.

—Puedo intentar convencer a Neal…—dudé.

—Joder Chase, ¿acaso no conoces al imbécil de tu novio?

—No es imbécil—dije.

—Llámalo como quieras pero ese malnacido no se merece vivir—masculló.

Ignoré su comentario. Me acerqué a él y al cuadro y le encontré en la foto. Estaba en medio de la foto. Estaba sonriendo. Y he de admitir que tenía una sonrisa preciosa.

A su lado se encontraba Neal, mucho más joven y con acné en la cara.

—¿No crees que no pierdes nada por intentarlo? —pregunté más calmada.

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