Mi perdición (parte 1)

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¿Es este el cielo?

Al menos para mí, sí

¿Es este el infierno?

Quizás. Pero si lo tengo a mi lado, nada más me importa


Y allí esta Jack, ese peliplateado con pinta de ángel que siempre fue mi mayor sueño (y que ahora sé es la pesadilla de muchos otros), agitando su cadera sobre mí, montándome a un ritmo constante que me vuelve loco y con una sonrisa desquiciada por el placer, alegrándose por verme indefenso y a su merced.

Veo mi miembro salir de su húmeda entrada y gruño de placer antes de sentir como se vuelve a empalar. Él es tan caliente por dentro, tan dulce... mucho mejor lo que jamás imagine...

-Ahhh Sir... tan grande.... tan profundo...- gime mientras me aprieta tan deliciosamente. Es casi como si quisiera exprimirme la vida (y si eso quisiera, yo se la entregaría feliz).


La imagen frente a Alceo era tan erótica que no pudo evitar romper la venda con la que el albino le había sujetado sus manos (aún si se lastimo en el proceso) para después tomarlo por la cintura y cambiar de lugares, poniéndolo debajo de él y comenzando a embestirlo con todas sus fuerzas. Necesitaba desesperadamente profanar y marcar a ese hombre como suyo, así que comenzó a morder con fuerza toda la pálida piel que tenía a su alcance, mientras gruñía como bestia en celo.

-Yes Sir... siga así... ¡Yes, justo ahí! - Gritaba Jack desesperado perdiendo el control mientras clavaba sus uñas en los fornidos hombros de Alceo. Del mismo modo que no pudo evitar abrazar con sus piernas las caderas de su amante, causando que cada embestida provocara una fuerte estimulación en su propio miembro debido al roce de ambos vientres. Aquel hombre era un verdadero toro y el peliplateado no podía evitar que su mente se desvaneciera en medio de todo el placer que él le proporcionaba.

Un par de embestidas más y Jack se vino tan fuerte que manchó de semen el pecho de ambos, mientras que Alceo, al sentir como el mayor apretaba su interior debido al orgasmo, también alcanzó la cumbre del éxtasis y terminó llenando el interior del albino con su semilla caliente.

En ese momento, tras el placer de un orgasmo tan intenso, Jack no pudo evitar comenzar a quedarse dormido con una sonrisa, cosa que el menor noto, por lo que salió con cuidado de su cuerpo para luego acomodarse a su lado suavemente, recargando la cabeza del ese hermoso hombre sobre su hombro mientas acariciaba su cabello y observaba su tranquilo rostro al dormir... sí tan solo ese peliplateado fuera la mitad de lo angelical que lucía dormido... mirándolo así no pudo evitar recordar cómo habían comenzado ese retorcida relación entre ellos...

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Alceo Olympus era un joven inocente de ascendencia griega que creció en un pequeño pueblo de Inglaterra pero que siempre soñó con viajar a Londres para convertirse en policía. Él soñaba con proteger a los débiles y no había mejor lugar para lograrlo que la ciudad que se estaba convirtiendo en el centro del mundo en medio de aquella revolución industrial.

Por ello, se esforzó desde muy joven para mejorar su estado físico y no fue sorpresa para nadie cuando al cumplir la mayoría de edad, fue aceptado en la academia policíaca de la capital; por lo que se despidió de su familia y se fue a vivir a Londres para cumplir su tan anhelado sueño.

Apartarse de su familia y estar solo en aquella enorme ciudad, fue algo muy difícil al principio, pero pronto encontró algo que se convirtió en un fuerte incentivo para él (aunque no pudiera admitirlo abiertamente): Resultó que en el mismo edificio donde Alceo rentaba un pequeño departamento para vivir (y el cual se encontraba en una zona de la ciudad no muy buena), también se encontraba viviendo un elegante cirujano llamado Jack Ripper. Y no solo eso, de hecho, era su vecino del piso de abajo, por lo que no era raro que se encontraran.

SumisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora