Cuando se debe que elegir entre el deber y el amor...
¿Existe alguna respuesta correcta?
Mas aún: ¿Existe alguna solución que reconforte al corazón?
Jack cumplió su palabra y a partir de ese momento dejó de aparecer en el edificio en el que vivían. Al menos eso demostraba que no había mentido al decir que en su departamento no tenía nada importante ya que lo abandonó sin mayor problema.
Los primeros días, Alceo trató de perseguir al médico en todo momento, aprovechando que sabia donde trabajaba, pero pronto se percató de que eso era realmente inútil porque efectivamente, Jack pasaba muchas horas trabajando y en cuanto terminaba su jornada, siempre encontraba el modo de desaparecer sin que el pelinaranja pudiera seguir su rastro. Por ello, era natural pensar que el albino tenía algún otro refugio que comenzó a utilizar en cuanto dejo de venir a su departamento original.
Además, tampoco es que pudiera solicitar el apoyo del resto de la policía; si acaso podía pedirles algún favor a sus amigos más cercanos, pero nada más, dado que Alceo en realidad no tenía ninguna prueba del comportamiento de su vecino y si quisiera hablar de lo que presenció, tendría que admitir primero, que había encubierto a un asesino.
De todas formas, el ojiazul tampoco puso mucho esfuerzo en buscarlo porque naturalmente no le hacía ilusión rencontrarse con el peliplateado, ya que sabía que su siguiente encuentro sin duda definiría el futuro de ambos y aunque él tenía mucha confianza en sus propias habilidades, tampoco podía ignorar que el cirujano ya había peleado con toda clase de personas peligrosas y salido triunfante.
Así pasaron un par de semanas en las que básicamente no supo nada del albino y terminó por concentrarse en el caso del asesinato de varias prostitutas. Existían pocas pistas acerca del autor, pero ya que todos los cuerpos estaban apareciendo en dos zonas específicas de la ciudad, la policía organizó que varios agentes patrullaran esas áreas de forma constante.
Ese fue el caso de Alceo, que esa noche fue designado para revisar el interior de los edificios abandonados, ya que las víctimas habían sido encontradas en esa clase de lugares, mientras sus otros compañeros recorrían las calles y callejones de esa zona; aunque, naturalmente que el pelinaranja avanzaba procurando ser lo más sigiloso posible, para no alertar al criminal que estaban buscando.
En eso estaba cuando al entrar al lobby de un hotel abandonado, lo encontró: Jack estaba parado junto al cuerpo de una mujer, sosteniendo dos hachas ensangrentadas en ambas manos. La escena fue tan malditamente familiar para Alceo que, aunque una parte de él no quiso creer en lo que veía, su instinto y enojo pudieron más, causando que antes de ser consiente, corriera hacia el médico para taclearlo con toda su fuerza, aprovechando que estaba distraído, provocando que este se estrellara de lleno y sonoramente contra una de las paredes del lugar.
-¿Qué carajos hiciste Jack?- cuestionó horrorizado el pelinaranja mientras comenzaba a examinar el cuerpo de aquella mujer, corroborando que efectivamente, tenía heridas similares a las de las otras prostitutas: lucía cortes de hacha en varias partes del cuerpo, pero sobre todo en sus senos y genitales. Además, era obvio que esta chica había muerto no hace mucho tiempo -eres un monstruo...-susurró el policía mientras ocultaba sus ojos entre sus cabellos y apretaba sus puños con coraje.
-Yes sir...- susurró Jack mientras se limpiaba un poco de la sangre que escurría de su boca por el daño recibido, al tiempo que volvía a ponerse en pie -justo eso soy, pero... ¿me creería si le digo que esto no es obra mía? No me ofenda, mi trabajo no es tan burdo- comentó el albino con algo de burla.
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Sumisión
FanfictionAmbientada en el Londres del siglo XVIII: Alceo es un valiente y joven policía que cree firmemente en proteger a los débiles pero que se ha enamorado en secreto de un doctor que conoció ¿Que sucederá cuando el joven descubra que Jack no es tan inoce...