Sumisión

Consumación

Eran cerca de las seis de la tarde cuando Jack entraba con calma al departamento de Alceo. Aquello ya era algo bastante rutinario así que nada más entrar se quitó la capa, el saco y el sombrero que traía puestos, acomodándolos posteriormente en el perchero al lado de la puerta. En eso estaba cuando desde la habitación, salió el dueño del lugar  para recibirlo por lo que el médico lo saludó tranquilamente sin detenerse -Good afternoon Sir-

-Hola Jack, hoy salí temprano del trabajo y me vine directo para áca porque pensé que te encontraría aquí ya que hoy no fuiste a trabajar...- comentó el policía algo preocupado. Se notaba que no tenía tanto tiempo que él había llegado ya que aún iba vestido con su camisa y pantalón de su uniforme, además de unos tirantes color beige.

-Sir, un caballero siempre tiene asuntos que resolver, aún en sus días libres- comentó el albino entrando al departamento con calma, pasando por un lado del joven para luego caminar rumbo a la sala mientras vestía un sencillo pantalón de vestir azul marino, una camisa blanca, un chaleco gris claro y una corbata vino. El pelinaranja lo siguió para luego recargarse con los brazos cruzados sobre una pared mientras veía como el cirujano tomaba asiento en el sillón individual presente en la habitación, el lugar favorito de Jack en el departamento y del cual ya se había adueñado completamente.

-By the way- comentó el peliplateado mientras tomaba un viejo libro suyo de poemas que había dejado sobre la pequeña mesa ubicada entre el sillón y el sofá -aprovecho para comentarle que ya me confirmaron que deberé trabajar en las fiestas decembrinas así que no podré acompañarlo en su viaje, Sir- mencionó el médico mientras abría el libro cerca de la mitad utilizando un separador.

-Es una lástima...ya te presentaré a mi familia en la siguiente oportunidad- dijo el ojiazul suspirando -pero Jack, no creas que esto hará que me olvide de lo otro... últimamente estas desapareciendo mucho y actuando muy misterioso – comento el más alto causando que el albino volteara a verlo con una ligera sonrisa engreída antes de contestar.

-Bueno Sir, yo siempre he sido así... ¿qué no ha dicho usted que ese es parte de mi encanto? - cuestionó inocentemente el cirujano causando que el otro se sonrojara.

-Jack... ¡argh! como detesto que siempre sepas que decir para evadirme – se quejó el policía para luego sentarse en el sofá, en el lado más alejado del otro -supongo que ya me lo dirás cuando tú quieras... igual que todo lo demás- concluyó mientras recargaba su rostro sobre su mano derecha.

Esa escena hizo sonreír con ternura al peliplateado. Es cierto que Alceo normalmente era muy calmado y maduro, pero él sabía que, si existía algo que llevaba al joven a demostrar su verdadera edad, era el hecho de tener curiosidad sobre algo que él no quería contarle. No obstante, también sabía que el pelinaranaja siempre se guardaba su frustración y efectivamente, después no volvía a preguntar por ningún tema del cual él ya se hubiera negado a responder previamente... aunque bueno, hoy podría hacer una excepción con aquel chiquillo encantador...

-No se preocupe Sir... – dijo el médico cerrando el libro y dejándolo a un lado para luego ponerse de pie y acercarse al otro - solo fui a dejarle un paquete a una conocida para que me lo cuidara... además, ese era el último pendiente que me faltaba para concluir todos los asuntos que me tenían tan ocupado últimamente- concluyó comenzando a acariciar suavemente la mejilla del ojiazul con su mano derecha.

El policía se refregó contra la mano del albino con una pequeña sonrisa -me encanta cuando confías en mí... ¿alguna vez me vas a presentar a esa amiga, corazón? - preguntó mirando a los ojos a su amante, sin embargo, su comentario hizo que el otro detuviera abruptamente sus caricias para después echarse a reír a carcajadas, lo cual realmente sorprendió al menor. Había visto reír al cirujano varias veces, pero pocas veces lo hacía de esta manera.