Do Or Die •Bangingho/Chanho• Omegaverse

four

Chan notó cuando aquel alfa comenzó a tensarse, suponía que estaba interfiriendo en su pobre secuestro.

–Hey, esclavo. –Comenzó a hablar el intruso, mientras le miraba de arriba a abajo y sonreía sarcásticamente. –Devuelve eso, podemos hacer un trato, si me lo entregas, puedo darte una parte de la recompensa y así no tendrás que servir más a este Omega desgraciado, ¿Qué dices? ¡Estoy siendo generoso porque tienes linda cara! Solo alejate de aquí y yo te buscaré una vez tenga el dinero.

Bastardo lunático, yo tengo mis propias ambiciones, mi hermano no será liberado con una pequeña cantidad de dinero, debo asesinarlo con mis propias manos.

Chan fingió estar de acuerdo mientras tomaba el bulto temblando entre sus brazos y se acercaba al guardia. –Ten.

El alfa soltó una fuerte risa mientras se agachaba para tomar a Minho envuelto en un saco, pero mientras lo hacía, chan tomó su mano y la doblo por sobre su cabeza, inmovilizándolo y burlándose por haber sido tan ingenuo –¿No que los guardias están bien entrenados?

Con un brazo trató de alejar a minho, pero el guardia comenzó a moverse fuertemente y se soltó de chan, por lo que esté le golpeó en el estómago para alejarlo del sollozante bulto a su lado.

Tomó el cuerpo de minho mientras retrocedía, lo dejó cuidadosamente en una silla y acarició su cabeza para tratar de tranquilizarlo.

-Creo que ya comprendo, así que tu también viniste aquí porque el amo Junhyuk lo ordenó, ¿Cuando lo vas a asesi-

Chan volteó rápidamente a callarlo, no permitiría que un donadie intentara arruinar sus planes de esa manera.

Esta vez fue directo a su rostro, tratando de noquearlo de una vez por todas, no midió su fuerza y notó que la cabeza del guardia había quedado en una posición extraña.

Suspiró y soltó el cuerpo sin decir ninguna palabra hasta que llegó a minho, lo liberó de aquel saco que continuaba aprisionándolo, dejandole por fin respirar.

–Principe no tema, estoy aquí –Chan le abrazó y le confortó mientras lo ayudaba a levantarse para alejarle de aquella habitación. –¿A dónde le llevo para que se sienta cómodo?

–N-no me dejes –Minho se aferró a su camisa mientras escondía su cabeza en su pecho, su aroma a miedo comenzaba a sofocar al alfa.

–Está bien... vamos a mí habitación, no creo que estas personas adivinen que estará con los esclavos.

No obtuvo respuesta, en cambio solo sintió que el omega se aferraba más a su pecho.

Trató de caminar separando un poco al contrario de su cuerpo, mas éste comenzaba a respirar de manera errática.

—¿Qué sucede príncipe?

Obtuvo un jadeo como respuesta y fue abrazado con fuerza.

De pronto notó algo muy extraño. El Omega tenía su nariz pegada en su cuello, aspirando su aroma y soltaba ligeros quejidos. Había comenzado a temblar.

—E-está bien, príncipe, puedo dejarle aspirar mi aroma, pero salgamos de aquí de una vez.

Al ver que el Omega no parecía estar oyéndole, lo tomó entre sus brazos y caminó. Minho aún no emitía palabra.

El alfa tocó su frente con preocupación, pero notó que no había signos de fiebre. ¿Qué le sucedía al príncipe?

Lo llevó a la habitación de los esclavos y lo recostó en su cama, soltándose del agarre del menor, mas se mantuvo junto a él esperando por sí algo más sucedía.

Le vio tratar de cobrar aliento varias veces, pero no lograba comprender nada, incluso estaba hablando entre sueños.

¿Esto tenía algo que ver con su pasado?

Tal vez debía ir por ayuda, quizás alguien sabía qué le sucedía al príncipe.

Minho le detuvo al notar sus intenciones de marcharse.

No me dejes solo...

Pensó.

Pero recordó que ahora aquel alfa también estaba al tanto de su desgracia y se contuvo. —Y-ya puedes retirarte.

—¿Qué? No lo dejaré solo después de presenciar eso, cualquiera podría...

Minho apretó los labios con pánico.

—N-no tienes derecho a hablar de ello, no puedes decirlo. ¿Crees que porque soy ciego m-muchos han venido y me han...?

—¿Príncipe? No quería decir eso...solo temo por su seguridad, no quisiera que alguien tan puro como usted sea maltratado...

—Déjame solo.

—Pero...

Minho se mantuvo firme hasta que el alfa se marchó y ya no le escuchó a su lado. Fue entonces cuando se dejó caer en el suelo y sollozó.

¿Ese guardia habría sido enviado por kokka o por...?

Negó con la cabeza.

Aquel hombre había sido enviado lejos y era parte del pasado, ahora se encontraba en el palacio a salvo, en su hogar.

Se abrazó a sí mismo y cerró los ojos, deseando que eso fuera cierto.

[...]

—Sólo han pasado un par de días, es normal que no lo haya hecho aún. —bufó exasperado.

—Pero el príncipe parece tenerte mucha confianza. ¿Acaso eres brujo?

—Claro que no. Es porque ustedes no saben tratar con él. Son unos brutos de mierda. —soltó cabreado.

—Solo apresúrate, el maestro junhyuk odia esperar. Sabes lo que puede ocurrirle a tu hermano.

—Ya lo sé maldita sea, y dile que siga esperando porque en ni en dos días, ni en tres, ni en quince podré hacer que un príncipe de diecinueve años confíe plenamente en mí y me cuente lo que él necesita saber.

—Y luego asesinarlo. —agregó.

—Y luego asesinarlo. —repitió.

Chan rodó los ojos y le hizo una seña para que se marchara. Aún estaba pensando en que la había cagado, el omega parecía muy dispuesto a confiar en él, pero tuvo que escuchar todo aquello que contó kokka.

Maldito cretino.

No sabía si estaba con el tal junhyuk o si era un enemigo, tal vez él también quería deshacerse del omega, pero no permitirá que otra persona lo toque.

Él debía ser quien lo asesinara, era hacerlo o morir, y no estaba dispuesto a dejar a su pequeño hermanito a la deriva con el enfermo de junhyuk.

Ahora el omega se comportaba de forma arisca y no sabía cuánto le tomaría volver a tener su confianza.

Sí, todo era culpa de kokka.

Debería preguntarle que pasa por su cabeza como para hacer eso a cada persona que llega al palacio.

¿Por qué tantos deseos de humillar al Omega? ¿Había algo más ahí escondido que él no lograba ver? ¿Tendrá que ver con lo que quiere saber junhyuk?

Tenía tantas preguntas y cero respuestas, pero todo a su tiempo.

Sabía que podía lograrlo. Félix no podía esperar demasiado tampoco.

No era su problema todo lo que ocurría en aquel palacio de todos modos.

Menos lo que ocurría con el Omega.

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holaaa