en un pequeño espacio yoonkook

únó

No sé que hago exactamente viendolo, ahora ve que lo observó y no puedo desviar mi mirada, es como si le dijera que ahora tiene toda mi atención, más bien siempre la ha tenido.
Con ojos brillantes por las lágrimas retenidas me mira, no sabiendo explicar estás emociones, las dejo descansar, pero ahora no se que quiero hacer con eso.

Había Sido el único siempre en mi casa, mi abuelita me cuidaba mucho, hasta que llego ese niño molesto, con cara desorientada, carente de atención, por suerte yo tenía a mi madre...algunos momentos, la verdad es que no me faltaba nada.

Pero llegó él y todo se arruinó, tengo que compartir todo, salvó mi habitación, esa si, es toda para mí, y no puede entrar ese niño.

La mejor amiga de mi abuelita, trajo a ese niño, al parecer no le ah ido bien a su hija, había tenido cinco hijos con un hombre que la trataba mal, se ah  ido a trabajar y ah dejado a cuatro de sus hijos, y como la mejor amiga de mi abuelita no puede cuidar a todos sus nietos ah traído a este a que lo cuide mi abuelita.

No había más remedio que aceptarlo, no lo quiero cercas, estoy celoso, mi abuelita e inclusive mi mamá lo trata mejor que a mí, a él no lo castigan por nada ... bueno es que no hace nada... literalmente.

Me encontraba en mi habitación, arreglando algunas cosas, la casa era antigua y acogedora, de madera fuerte, con tono chocolate obscuro porque estaba  impregnado de los químicos para que la polilla no se la coma, la única ventana que hay en mi habitación, cuelga una cobija algo gruesa para que no entre la luz, es mejor así, me siento cobijado en la oscuridad, solo tengo un armario amplio con mis suéteres favoritos, mis tenis debajo de mi cama, que es amplia, en la pared lucen cuadros muy astetic, que lucen genial, con los tonos obscuros de la habitación.

Tengo 14 y él 12, en unos días entraremos a clases, si también irá a la escuela, mamá ayudara con los gastos de él, lo bueno, que no iremos al mismo salón de clases y si no nos tratamos mejor.

Vamos a ir acompañandonos de ida y de regreso.
- no quiero que me hables en la escuela, entendiste?- sentenció el pálido.

-Está bien min- habia Sido demasiado claro para el pequeño que yoongi no lo quería, siempre lo evitaba y le cerraba la puerta en la cara, algo que era normal en su vida, su padre nunca le había puesto atención, ni a él, ni  a sus hermanos, el más pequeño se lo había llevado su madre con ella, y a él lo había dejado junto a sus otros tres hermanos.
Lamentablemente su abuelita no podía con cuatro niños, así que a él y a su hermanita los dejo con amigo cercanos.
Había hecho su repartición cómo si de cachorritos se tratasen, agradecía tener donde dormir, aunque el rechazo de parte de muchos dolía, dolía bastante.
Lloraba siempre en las noches, se preguntaba que había hecho mal para que ninguno de sus padres se preocuparan por él, de casualidad en algún momento pensaban en él? Se imaginaba en una casa bien pintaba y arreglada, en dónde la cocina oliera rico, pues su madre lo esperaba con comida, a él y sus hermanos, se veía comiendo en compañía de todos, se imaginaba muy apenas a sus dos padres abrazandose, sonriendo alegremente juntos con ellos, después veía un patio extenso, dónde veía correr algunos cachorros, mientras todos corrían y reían hermosamente.

En su imaginación todo era perfecto, pero en la realidad todo era un estupidez, no había nada de eso, ninguna familia estable y amorosa estaba para él, en ningún espacio conocido lo había.
Y sí otra lágrima cayó, y tristemente otras más le siguieron.

La abuelita de Min, lo quería, era una linda abuelita dispuesta a quererlo, su pecho se sentía cálido al sentir toda esa atención y cariño de parte de esa familia.
El unico que le hacia el feo era el chico frente a él, del que solo conocía su cara sería y rígida, hasta orita no le había visto sonreír.