Un rayo de sol me ciega mientras cierro los ojos con más fuerza aún. Aquí vamos otro día de mierda. Me levanto y me voy directa al baño. Miro el espejo y viendo mi reflejo me conversó a misma que va a ser un día mejor que los anteriores. Mientras me miro al espejo solo puedo ver miedos e inseguridad. En mis ojos color avellana únicamente puedo ver vacío. Suelto un largo suspiro y empiezo a arreglarme.
Termino y bajo a desayunar. Desayuno casi corriendo, ya que como siempre voy tarde. Llego corriendo casi no alcanzo el bus. Madre mía aquí vamos otra vez. Frente a mí hay un imponente edificio donde reinaban adolescentes llenos de complejos, inseguridades, dolor, hipocresía y superficialidad. Aquí estoy otra vez rodeada de gente con la que no encajo. Camino por el camino de piedra que lleva hasta la puerta de la preparatoria privada de mi ciudad.
Al poner el pie dentro se despiertan nuevamente mis fantasmas, la verdad que el último año se me estaba haciendo superdifícil. Tome otro suspiro largo, me coloco los cascos con música a todo volumen y comienzo a caminar sin mirar hacia los lados y sin prestar atención a las personas que miran y hablan de mí. Camino no muy rápido, pero con paso firme y contaste hasta llegar al aula que estaba al final del pasillo. Al entrar tomo asiento. Suena el timbre lo que significa que empiezan las clases lo que es buena señal porque significa que el tiempo avanza y me queda menos de este año caótico.
Unas horas después y tocaba el timbre de recreo. Todos salieron tan rápido que en menos de dos segundos estábamos yo y la profesora solas en el salón.
-No vas a salir, no es bueno que no te relaciones-Comentaba la profesora mientras era cruelmente ignorada por mí.
-Segura estás bien Melissa-Seguía hablando mi profesora.
-Si estoy bien no se preocupe señorita-Dije mientras me encaminaba a la puerta y me ponía los cascos.
Mientras caminaba por los grandes pasillos llenos de adolescentes cuchichiando, riendo o gritando me preguntaba cuanto tiempo más aguantaría ahí. Un mes después de empezar el curso mi vida con respecto a la escuela se había torcido. Mientras caminaba sin rumbo por el instituto me detuve en seco al ver a mi ex mejor amigo con sus nuevos amigos. Todavía me pregunto como había pasado todo aquello, la verdad preferiría no recordar lo que había pasado hace poco más de un mes. Sin que se dieran cuenta de mi presencia doble por un pasillo y desaparecí antes de que pudieran ver. Llegué nuevamente al salón y me senté a esperar el próximo turno mientras escuchaba música a todo volumen en mis cascos.
Al tocar el timbre entro la profesora de Historia era una señora delgada y alta, con el cabello oscuro y que sin dudas era muy estricta por lo que no era la favorita de muchos. Aunque a mí me caí muy bien. Cuando la profesora Denisse estaba por empezar entró el director acompañado de dos nuevos alumnos al perecer. Sus caras no las había visto antes por ahí sin duda, ni siquiera parecían de la ciudad. El director se colocó en medio del aula con el chico a la derecha y la chica a la izquierda.
-Buenos días, chicos-Dijo el director. Le devolvimos el saludo al unísono.
-Estos son sus nuevos compañeros Amaia y Adrian. Se van a incorporar al curso a partir de hoy-Dijo el director mientras los chicos saludaban con la mano.
-Bueno tomad asiento. Profesora puede usted continuar, disculpe la interrupción.-Dijo el director amablemente mientras se retiraba.
Los chicos miraron el salón, supongo que buscado un sitio donde sentarse. Comenzaron a caminar hacia los lugares vacíos. El chico se sentó en la mesa con un puesto vacío que quedaba justo enfrente a mi mesa. La chica se iba a sentar junto Débora la pelirroja del aula que tiene su teléfono en la mano tomándose fotos sin importar lo que pasaba en el aula. Cuando esta vio que se iba a sentar junto a ella miró a Ander quien vino corriendo y se sentó en el puesto que había vacío junto a la pelirroja, impidiendo que la chica se sentará ahí.
La chica ignoró este gesto y sentó en el puesto en que estaba anteriormente Ander. Mi ex amigo sonrío y chocó la mano con la pelirroja.
Después de una larga hora y media toca por fin el turno del almuerzo. Me dirijo a la cafetería, selecciono para mi almuerzo: una ensalada, una dona, una manzana y sumo de uva. Me siento en la mesa más apartada de todas y sin quererlo me pongo a pensar en todo lo que sucedió y como llegue hasta aquí. Siento la silla moverse y Amaia se sienta a mi lado.
-Hola- Me saluda y veo que se despide de su hermano con la mano y él camina hasta un grupo de chicos donde comienza a hablar.
-Hola-Respondo dándole una mordida a mi manzana.
-Desde cuando la conoces-Me pregunta mirando hacia el frente.
-¿A quién?-Miro hacia donde está mirando.
-A Débora-Responde sin dejar de mirar a Débora y Ander que se toman fotos con sus teléfonos.
-No, llego hace poco y la verdad no es mi persona favorita en el mundo-Respondí mirando mi bandeja.
-Pues ya somos dos, creo que vamos a ser muy buenas amigas- Me dice mirando a Aneley y Rubén que pasaban de la mano en frente de nosotras.
-¿La conoces?-Pregunté anonadada.
-Sí, es una larga historia que algún día te voy a contar-Amaia miraba el comedor como si lo estuviera examinando todo. Yo solo me preguntaba de donde conocía a Débora y que le había hecho como pareciera que la odiaba tanto como yo.
Termino la hora de almuerzo y nos tocaban las últimas horas de clases creó que estaba feliz de que se acabará el día sería uno menos en esta escuela. Caminé por los largos pasillos del instituto hasta llegar al gran portón pintado de rojo que estaba en la entrada. Era una escuela muy bella, en la que antes me moría por estar y ahora solamente rezaba por salir cuanto antes de allí. Me monte en el autobús y apoye mi cabeza en la ventanilla. Sin saberlo ese sería el día que marcara mi vida porque a partir de ahora absolutamente nada sería igual.
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Entre Amor Y Venganza
Teen FictionUna historia de amor y venganza con giros inesperados para todas las edades