Un trato entre caballeros Myoui y reyes Im donde Im Nayeon, alfa y próxima gobernante del reino, y Myoui Mina, omega y próxima líder de el puesto familiar de caballero dirigente, quedan comprometidas sin lugar a negarse.
Entre miradas, sonrisas, af...
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¿Cómo había terminado así?
¿Cómo es que se sentía tan ligera mientras caía libremente por aquel acantilado, escuchando los lejanos gritos de Nayeon, y las risas de él?
Sentía su cuerpo irse, solamente dejándose llevar mientras miraba en la punta del acantilado como Nayeon era alejada, probablemente para que no caiga.
Mina sonrió aún así. Lo de ver la vida pasar por tus ojos al estar a punto de morir, tal vez era verdad, por que estaba recordando de todo en ese momento. Recordaba su peluche Pingu, su presentación con Hikaru, las veces que jugaba con Sana y Momo... la vez que su padre la animó a acabar con alguien para poder aprender a matar. Todo estaba pasando por sus ojos, y, a punto de llegar a lo sólido que la mataría, recordó cómo había pasado todo el meticuloso plan que armó junto a la princesa Son.
Su estómago daba un vuelco y en lo último que pensó Mina fue en ello.
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TIEMPO ANTES.
Había llegado la mañana, simple y encantadora, como lo eran antes, porque ahora estaba llena de muertes.
Aoi estaban atacando y parecían hasta dar miedo, pero nada que los caballeros de Im no pudieran vencer. Pasaban su espada por cada enemigo y defendían a su reino, mientras que cada vez eran menos los que provenían de Kang.
Nayeon estaba entre esa guerra intentando encontrar a alguien.
Espera... ¿Nayeon? ¿Qué hacía Nayeon en ese lugar cuando es de la realeza importante? ¿Por qué tenía una espada en su mano y una mirada severa que buscaba a su omega por todo lugar?
Myoui Mina.
La omega Myoui solamente había salido del castillo entre el caos, junto a la reina Gaeul para afuera subirse a una carreta enviada por el reino Im, subiendo a esta y dejando a la reina Gaeul a salvo, al cuidado y protección de Sana que se la llevó directamente al castillo para mantenerla completamente segura. Hay una cosa, es que Mina no regresó, sino que se fue de nuevo a aquel castillo con una mirada seria para acabar con todo.
Acabar con el rey Kang Seulmin.
Iba a matarlo. De escuchar murmuros, quejidos, lloriqueos, llanto y súplicas de la reina Gaeul mientras dormía, Mina no pudo soportar eso y iba a salir para atravesar el corazón del rey Kang, pero en ese momento escuchó alboroto, tuvo que hacer rápidamente una carta con la información que obtuvo y despertar a la reina Gaeul para llevarla.
Salió sigilosamente y le dijo a la reina Gaeul que se la entregara a los reyes Im, dejándola en la frontera a Sana y yéndose a buscar al rey Kang por todo lo que hizo. Se había salido un poco de control pero no tanto como para no estar conciente de lo que hacía, pero si lo suficiente como para olvidar lo que hay dentro de ella.
El rey Kang se había escondido, junto a sus tíos para mantenerse a salvo, y ella sabía dónde estaban escondidos todos ellos porque esa habitación es donde aquellos alfas hablaban de los planes alternativos inútiles. Mina corrió por los pasillos con su espada mientras buscaba, más no encontró nada en aquella habitación.
