Capítulo IV: Mateo

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Cuando tenía 12 años, en primero de secundaria, había un chico en mi salón, su


nombre era Jesús, un día en clase de matemáticas, teníamos que hacer parejas


para trabajar unos problemas, yo no le hablaba a la mayoría de los de mi salón,


ese día mi amiga no había ido a la escuela, hice pareja con Jesús, quedamos de ir


a su casa a planear como resolver lo del trabajo. Al llegar a su casa, su familia me


recibió muy bien, muy amables me invitaron a quedarme a comer; terminamos el


trabajo ya un poco tarde, por donde vivía asaltaban mucho, así que decidí


quedarme en casa de Jesús, me sentí muy incómodo, no lo conocía, pero su


familia no me dejo ir tan noche a mi casa, le hable a mis padres, dijeron que


estaba bien, al día siguiente por la mañana le agradecí a él y a su familia por el


hospedaje y me fui a mi casa.

Cuando llegue a casa, no estaban mis padres, solo mi hermano menor, me


dijo que habían ido a comprar unas cosas al centro, desayunamos, me duche,


lleve a mi hermano a la escuela y de ahí me fui a la secundaria, cuando iba


entrando, detrás mío venia Jesús, me hablo y yo voltee, nos saludamos,


terminamos de aclarar unas cosas del trabajo. La primera materia que teníamos


era geografía, decidimos sentarnos juntos, mi amiga se sorprendió de que él se


juntara con nosotros, pero después le dio igual.

Nos hicimos muy buenos amigos, se convirtió en mi mejor amigo; mi amiga


se cambió de escuela cuando pasamos a tercero, solo quedamos él y yo, pero


empecé a hacerme a la idea de que no iba a funcionar lo de ser amigos por mucho


tiempo, me empecé a enamorar de él, yo me sentía raro, sabía que no era normal


sentir algo por otro hombre, mis padres siempre me decían que la homosexualidad


estaba mal, tuve el valor de decirles a mis padres lo que sentía, se molestaron un


poco, pero después me dijeron que se sentían bien porque confié en ellos, por


unos meses me llevaron a terapias para quitarme la "homosexualidad".

Un día Jesús me preguntó "¿Por qué te ves tan raro?" yo le conteste que


estaba loco, no me creyó y me dijo que sabía que estaba pasando conmigo,


llevaba rato siguiéndome, no tuve de otra que confesarle toda la verdad, pensé


que lo tomaría a mal, pero no fue así, paso lo que menos me había esperado, me


había correspondido, no entendía que pasaba, pero acepte el camino, no le


contamos a nadie de lo nuestro, a la vista de sus padres y de los míos, éramos


mejores amigos.

Empecé a revelarme con mis padres, dejé de ir a las terapias, peleaba con


mi padre alcohólico todas las noches, yo lloraba después de cada pelea. Nunca


me atreví a decirles lo de Jesús, ni a mi hermano, pero yo sabía que él ya


sospechaba algo, pero nunca se acercó a mí a confirmarlo.

Cuando cumplí cuatro meses con Jesús, quería hacerle algo especial, así


que había juntado para rentar una habitación de hotel, compré rosas, una botella


de champagne, ese día sería la primera vez de ambos, nunca habíamos tenido


relaciones, sería el regalo perfecto para los dos. Saliendo de la escuela lo llevaría


allá, él no sospechaba nada; llegamos, me preguntó "¿Por qué estamos en un


hotel?" le dije que sería nuestro momento, que se dejara llevar; entramos a la


habitación, la cama estaba llena de pétalos de rosas, una botella en un buró,


chocolates y velas, todo estaba listo, se puso muy feliz, nos comenzamos a besar


y a quietar prenda por prenda hasta quedar completamente desnudos, hicimos el


amor.

Ya era final de curso, estábamos a punto de entrar a la preparatoria, sabía


que queríamos escuelas diferentes, pero eso no sería excusa para separarnos,


hicimos la promesa de estar siempre juntos. El último día de escuela fuimos con


sus padres y se confesó todo, lo tomaron bien, lo único que no les gusto es que no


les tuvo la suficiente confianza para decírselo antes, ahora solo quedaba decírselo


a mis padres, pero nunca me atreví.

Mis padres decidieron no apoyarme en la preparatoria, todo por no ser


como ellos querían, así que tuve que buscar trabajo y así comencé la vida laboral


a los 15 años. Mis padres siempre quisieron que me casara en una playa, que les


diera nietos, lamento que no fuera así.

Un día mi hermano a los 16 años me dijo que él quería adoptar cuando


fuera mayor, desde ese momento supe que él era diferente, siempre lo apoyé en


toda decisión que tomara, era su único apoyo en la casa; yo le dije que el sería el


hombre más feliz del mundo, y que sus sueños se harían realidad, él siempre seria


lo que él quisiera ser, me dijo que tomaría mi consejo.

Le conté a mi novio lo que me había dicho mi hermano, me dijo que era


momento de contarle a él lo que teníamos, yo le dije que ya sabía y que él me


quiere tal y como soy. Durante las siguientes semanas pasaba la mayoría de las


noches pensando en cómo decirle a mis padres que tengo novio y que él es el


amor de mi vida.

Hoy es 08 de octubre del 2020, y mañana le voy a contar a mis padres mi


realidad con mi "mejor amigo", sí mi hermano encuentra la carta debajo de mi


almohada, es porque mañana será el día que todo cambio para él y para mis


padres.

El día que todo cambió Donde viven las historias. Descúbrelo ahora