Cap.1 "La escuela se siente vacía"

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Este mundo es tan aburrido, las flores se marchitan, todos tienen amigos menos yo. Prefiero estar sola que mal acompañada, realmente no entiendo porque se burlan de los demás, es mejor ser rara que ser como ellas (falsa). Los chicos podrían ser mejores amigos, pero a estos muchachos yo no les intereso como amiga, por eso no vale la pena hablarles, les crearé falsas esperanzas e ilusiones, no quiero ser una rompecorazones y que me comparen con esas perras hipócritas.
Si tan solo vivir fuera más fácil, estoy cansada de la escuela, de sobrevivir mientras sigo caminando por los pasillos, las risas y carcajadas puedo escucharlas claramente. Ellas dicen que soy una chica extraña, pero popular y solitaria.
Que sigan hablando, total yo sé que me envidian porque no pueden ser como yo y no tienen nada de especial, están muertas y son unas habladoras de mierda que solo esparcen rumores para hacer sentir mal a otros estudiantes, se alimentan de su tristeza.
Aunque diga que están muertas, a decir verdad yo también lo estoy por eso cuando miro por la ventana solo puedo ver muerte, plantas secas, insectos muertos que perdieron sus alas y cayeron en el suelo agrietado. No hay vida allá afuera ni aquí adentro en mi escuela, todos somos como almas crueles esperando morir, yo soy algo grosera, no puedo ser del todo buena, por eso siento que todos somos lo mismo.
Sonó el timbre, era hora de volver a mi salón y como todos los días prestaba atención a clases y al mismo tiempo escuchaba los nuevos rumores que mis malvadas compañeras inventaban sobre mí. La maestra escuchaba, pero no las callaba, eso me molestaba.
Ya no estábamos en primaria por eso no me tiraban papelitos ni aviones de papel con cartas estúpidas que decían cosas como: muere fea o eres horrible con letras en mayúsculas en color rojo. Recuerdo que una vez me enviaron un testamento que decía: no te hagas la linda ni te creas mejor que nosotras niña sucia y no recuerdo que más, solo me acuerdo de que eso decía al final. Diría que maduraron, pero no lo hicieron del todo ya que siguen siendo envidiosas y celosas.
A mí no me importa mi apariencia física, lo que les gusta a los demás o que me ven de lindo si no me gusta a mí lo cambio, por eso corté mi cabello largo.

A mí no me importa mi apariencia física, lo que les gusta a los demás o que me ven de lindo si no me gusta a mí lo cambio, por eso corté mi cabello largo

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Cuando lo hice todos en la escuela me miraban asombrados, no entendían que había hecho ni porque lo había hecho si mi pelo era uno de los más lindos.
Yo no soy una de esas mujeres que se cree mejor que las otras y las hace llorar, sé muy bien que soy hermosa, pero no por eso voy a ser despiadada y con mi grupo de amigas reírme de la chica gordita, de la chica plana o de la que no tenga cola, en serio no puedo ser como un helado de menta. A algunos les gustan esas chicas por su apariencia, pero cuando descubren como son por dentro se alejan o si les gusta mucho el helado de menta se quedan.
A mí no me gusta el helado de menta, quiero ser autentica, pero no he conocido chicas como yo para hacerme de amigas, por eso estoy sola y a los hombres no les gusta mucho mi actitud, prefieren a una mujer que huela a perfume caro, no a perfume de hombre. Quieren una mujer que sea fácil y sumisa, ellos no buscan amor, buscan ganar un trofeo y que sus amigos vean que gano el premio de oro que lo complace y satisface en la cama, yo soy un diamante por eso no tengo novio. Aunque a veces me gustaría tener uno que sea amable, que me cuide como lo hubiera hecho mi padre si estuviera, él me abandonó cuando era una niña, rompió mi corazón y por eso soy fría, no creo en el amor, pero si me gustaría ser amada.
Pero estos chicos no saben amar, son como mi papá cuando se quieran ir se marcharán sin decir adiós, sin dejar una carta, se van a alejar sin decir una palabra, sin decir te amo nos volveremos a ver algún día.
Si tan solo mamá me amará no me preocuparía por buscar el amor de un hombre, pero ella está ocupada, siempre está ocupada. Me siento dejada de lado y no quiero estar aquí.
Cuando terminaron las clases el cielo se volvió gris y empezó a llover, tenía ganas de llorar, lloré junto con la lluvia y me fui caminando a casa, pero cuando iba a mitad del camino recordé que olvidé mi cartuchera así que decidí volver por ella a la escuela.
En lo que corría de regreso vi un chico pelirrojo mirando hacía la nada, estaba parrado bajo la lluvia mirando el cielo, de pronto grito: ¿Por qué tuviste que morir?. Me dio lastima así que me detuve. No sabía si hablarle o seguir mi camino, en lo que me quedé pensando casi me atropella un auto, me pasó rozando, por poco me arrollaba, pero gracias a dios no paso.
El chico parece que escuchó que el auto tocó bocina así que se volteó a verme, nuestros ojos se encontraron y sentí algo, él se acercó a mí y me abrazó. Porque estaba lejos no había notado que era muy alto, seguro media 1,90 o un poco más.
Me emocioné y no sabía porque, pero por alguna extraña razón lo abracé. Era de lo más normal abrazar a un extraño bajo la lluvia, pero parece que él necesitaba un abrazo en estos momentos y yo desde hace mucho necesitaba que alguien me abrazara de ese modo y no me soltara. Me sentía reconfortada, cerré mis ojos para sentirlo, este abrazo me recordó a la última vez que papá me abrazó, fue en la noche, esa noche no sabía que se iría por la mañana temprano, me trajo tantos recuerdos, era tan cálido que podía dormir y tener un lindo sueño. Cuando dejó de abrazarme deje de abrazarlo, ese chico me miro confundido y luego miro hacía otro lado. Por abrazarnos había olvidado que tenía que ir a buscar mi cartuchera así que acomodé mi cabello, sonreí levemente y me reí un momento.
_ Gracias por el abrazo, pero tengo que irme _ le dije y me despedí diciéndole chao con la mano. Pero él me sujeto, me miró fijamente a los ojos así que pensé que se me iba a confesar o algo por el estilo ya que muchos chicos a la semana lo hacen.
_ Tú eres igualita a ella _ dijo el chico y luego bajo la mirada.
Pensé que posiblemente me parecía a la persona que había perdido, pero ya tenía que irme antes de que cierren la escuela.
_ Lo siento, pero en serio tengo que irme _ le dije y solté su mano. Él chico solo me miro triste, pero yo salí corriendo pues a las 7:30 cerraban la escuela.
Llegué toda empapada porque no había llevado paraguas, no me importaba estar toda mojada, total luego iba a secar mi ropa cuando llegará a casa.
Encontré mi cartuchera y la guardé en mi mochila, no podía dejar de pensar en la cara de ese chico, en serio se veía tan triste. ¿Me preguntó a quién me parecía yo?, será alguna hermana, prima, amiga, novia, no tengo idea.
En lo que iba bajando las escaleras sentía más la soledad, ahora la escuela si estaba totalmente vacía, pero yo lo estaba más. No tenía ganas de volver a casa, dejé caer mi mochila y subí de nuevo las escaleras, me senté en mi pupitre, puse mis manos en la mesa y me acosté.
Un salón vacío, soy la única humana porque mis compañeros y profesor son fantasmas, estoy tan sola un día gris, si tan solo pudiera ir a algún lugar donde hubiera gente como yo, seguro ese lugar está muy lejos y no creo que exista. Cerraba y abría mis ojos porque no podía dormir, tampoco era lugar para quedarse dormida, pero no quería volver a una casa vacía, daba igual quedarme en una escuela vacía un rato más. Después de todo prefería estar aquí antes que ir a mi hogar porque desde que se fue papá sentía que no pertenecía a ningún sitio, en especial a mi casa.
Fui al baño, pinté mis labios de rojo y me despinte, nunca me gusto usar labial. Cada vez que me miraba más en el espejo más triste me sentía y quería irme pues juraba que el espejo podía reflejar mi dolor.

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Espero que les haya gustado el primer capítulo de mi segundo libro, si fue así me ayudarían mucho si me regalarán una ★ y compartieran para que más personas conozcan mis libros.
Muchas gracias a todos ☆

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