¡Te hecharé de menos Ana Frank!

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«Siete meses después»

Lindo lunes, hermoso día, el cielo se encontraba despejado, el astro mayor resplandecía como nunca y la brisa era helada, ya era invierno. Luego de un largo y duro año internada en el hospital de salud mental, me habían dado de alta y por fin podía irme a casa junto a mi hermano.

Lastimosamente Jin no había sido quién fue a buscarme al centro, aunque no me molestó ver la espléndida  sonrisa de Khaleesi quién me recibió al salir por las puertas de cristal, en nada, la tuve abrazada a mí arrebatándome el pequeño bolso que llevaba conmigo.

– ¿Lista?

Asentí, irradiando una fuerza de voluntad en mí misma que desconocía. Estaba acobardada de enfrentarme una vez más al mundo, no quería mostrar los pocos ánimos que llevaba. Por una parte estaba realmente feliz por salir de aquel lugar, pero por otro pensaba que en cualquier momento podría ocurrir una catástrofe conmigo fuera; sin embargo deseaba aparentar estar bien y no preocupar más a mí familia, que ya solamente no era Seokjin. Jungkook y Khaleesi se convirtieron en piezas claves de mi tablero de ajedrez, no sé que hubiese ocurrido si la castaña no me hubiera salvado aquel día en el colegio, les debo mi vida a ambos.

El Mercedes Benz del mayor de los hermanos Jeon nos esperaba aparcado frente a nosotras, por un momento pensé que sería Jungkook quién me llevaría a casa. Grande fue el asombro cuando me encontré a Yeonjun en el asiento del piloto, no me miró y tampoco sabía si ya me había visto, sus lentes oscuros no me dejaron apreciar sus bonitos ojos cafés.

Sentí el apretujo de la mano de su novia en mi antebrazo, me regaló una pequeña sonrisa apenada antes de abrir la puerta de los asientos traseros para mí. Me senté detrás de él, la tensión se podía palpar en el ambiente. Me tragué todos mis miedos y la maraña de sentimientos absurdos que sentía dentro de mí, para animarme a saludarle.

– Hola – en un pequeño susurro salió la palabra.

– Hola burra – no sonó molesto, más bien sorprendido por mí timidez.

Khaleesi volvió a sonreír, ésta vez en grande al escucharnos, algo me decía que deseaba que fuéramos los mismos tontos amigos de antes. Tomó la mano de su chico que descansaba sobre su muslo y entonces sentí el motor del auto rugir.

– ¡Esperen, esperen!

Conocía esa voz y solo le podía pertenecer a Taehyung, el loquito de la amplia sonrisa.

– ¿Qué? – ladré en su dirección cuando estuvo frente a la ventanilla del auto.

– ¡Ay no te enojes! – refunfuñó.

Me encantaba verlo todo enfuruñado, lejos de caerme mal, el chico me agradaba mucho. Era un buen muchacho, seguía sin saber sobre su pasado y el por qué se encontraba internado, pero habíamos charlado bastante, tal vez en ocasiones lo molestaba pero le había tomado cariño, era con el único que hablaba allí dentro.

– Se te quedaba ésto – meneó el cuaderno donde escribía las letras de las canciones frente a mi cara.

Lo pensé un momento, no obstante ya sabía lo que sucedería con aquello.

– Te lo regalo.

Su cara se llenó de sorpresa al escucharme, estaba chiflada, lo sé, allí había escrito cosas íntimas también pero quería separarme de ello. Tal vez no podía borrar mi pasado, pero sí podía intentar olvidarlo.

– ¿En serio? – asentí muriéndome de risa en mi interior al verlo tan perplejo – Luego cuando se muera lo publicaré y me haré millonario – habló consigo mismo.

IMPERFECTOS // JEON JUNGKOOK; BTS (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora